—Bueno eso ha sido la última maleta. —habla mi mamá cerrando la maletera del carro de Liam, mi queridísimo y fastidioso primo de 20 años.
—Bueno ha llegado la hora de despedirme ¿no creen? —dice ahora mi padre mirándonos a mi hermano Jared y a mí con cierta tristeza. Creo que nunca nos habían dejado ir tan lejos sin ellos y por tanto tiempo.
—Bueno adiós papá, adiós mamá, se les quiere, pero ya quiero llegar al apartamento del idiota este —se despide mi hermano menor con cierto desdén señalando por último a Liam. —Apúrense por favor, Gracias y adiós.
—De verdad que ese niño es un caso serio —dice mi padre mientras los demás solo nos limitamos a asentir con la cabeza. —Bueno mi niña, hasta luego, te amo mucho recuérdalo siempre y por favor cuídate.
—Hasta luego papá —intento no llorar porque se perfectamente que luego lo harán ellos y se hará todo un lío, le doy un fuerte abrazo, quizás no lo veré hasta dentro de un año. —Mamá —me acerco a ella y también le abrazo muy fuerte, ella sí que no pudo contenerse más y empezaba a llorar a mares.
—Jenny, cariño, te me cuidas mucho mi amor —se seca las lágrimas y vuelve a abrazarme y me da un beso en el cabello.
No me gusta las despedidas, siempre han sido muy difíciles para mí porque, aunque a veces no me lleve de maravilla con mis padres somos unidos.
Y para que entiendan porque mi madre esta ahora llorando en los brazos de mi papa, les explico.
Hace unos meses decidí que sería una buena idea cambiar de ambiente, no me sentía bien ya en la escuela donde estaba estudiando el año pasado, lo hable con mis padres y aunque ellos al principio no estaban muy de acuerdo al pasar los meses cuando ya faltaba poco para terminar las clases mi primo se ofreció a hacerse cargo de nosotros, porque si, mi hermano también quería alejarse un poco de esa ciudad. Mi primo quien ya va a una universidad de esa ciudad consiguió que nos aceptaran en una escuela pública, no estaba mal la había buscado en Google Maps inmediatamente me entere y era bastante aceptable, incluso podría llegar a decir que es mucho mejor que en la que estudiaba antes.
Y es así como llegamos a este momento donde ya nos toca partir a la nueva ciudad, son más o menos cuatro horas de viaje que me tocará aguantar con estos niños, porque sí, aunque mi primo tiene 20 años físicamente, mentalmente tiene 10.
¿Qué pasara con nuestros padres? Bueno ellos están ya establecidos con sus respectivos trabajos así que se quedarán en la ciudad y de vez en cuando nos irán a visitar.
—Por favor háganle caso a Liam, él es un buen chico y en muy responsable. —se termina de despedir mi madre. ¿Responsable? Lo dice de un chico que se le olvidó apagar el calentador de su antiguo (por favor recalquemos el "antiguo") apartamento cuando se fue de fiesta con sus amigos a la playa y fundió los ductos del edificio.
—Está bien, está bien lo que tú digas mamá. —no dije más porque sabía que iba a regañarme por responderle y no quise terminar de despedirme de ellos de esa forma.
Me monté finalmente en la camioneta en el asiento de copiloto y por el espejo retrovisor pude ver la típica escena de película cliché, mis papas abrazados despidiéndose. Liam una vez salimos de la calle puso su playlist a todo volumen.
Deseenme suerte, o mejor, deséensela a estos dos porque no creo que alguno no salga herido de este viaje, y mucho menos a las 8 de la mañana.
[...]
Cuatro horas de un infierno en ruedas. En resumidas cuentas, mi hermano estaba modo suicida ya que Liam lo molesto todo el viaje con "su música asquerosa" según Jared y la verdad la música no me molestaba en lo más mínimo ya que era mi banda favorita Twenty one pilots, pero el simple hecho de tener a Jared resoplando, quejándose y pateando mi asiento ya me daban ganas de dejarlo botado a medio camino para que tuviera que llegar solito y a pie. Fastidioso.
Por fin luego de todo ese tormento llegamos al edificio donde vive Liam y lo primero que hago al entrar al apartamento es tirarme en el mueble que está en la sala para descansar un poco. Joder en mi vida vuelvo a viajar en un carro con Liam y Jared juntos, primero muerta.
Empezaba a desconectarme del mundo cuando escuche una voz un poco familiar.
—Llegaste hermano —saluda Carson el mejor amigo gorrón de Liam desde que tengo uso de razón.
—Sii y con dos inquilinos nuevos.
—Ya veo. —dirige su mirada al malhumorado de Jared y ni se molesta en saludar. Que bien lo conoce y luego me mira a mí —Jeanette, hola hola, tiempo si verte ¿eh?
—Carson, hola hola, lo mismo digo que te ves raro —mentía ¿okey? Todavía me costaba hablar con normalidad frente de él después de lo que paso.
—Wow, gracias estás grande y preciosa ¿Qué edad es que tienes? —dijo guiñándome el ojo juguetonamente.
Cualquiera pensaría que en verdad está intentando flirtear conmigo, pero lo conozco, solo lo hace para halagarme o lo hacía de broma, de cualquiera forma no me lo tomaba en serio.
—Gracias, tengo 17 pero pronto cumplo los 18 así que llámame. —le guiño siguiéndole el juego.
—Me voy a vomitar, adiós. —qué raro Jared siendo antipático.
—Muy lindo nuestro reencuentro y todo, pero mis cosas no se acomodarán solas, así que está aquí se va a su nuevo cuarto —digo —Ah y no me extrañen.
Ahora sí, hay que acomodar y comprar algunas cosas para darle un poco de sentido a este cuarto, aunque no está tan mal, de hecho es más grande que mi cuarto de mi antigua casa, uh y tiene baño propio. Siento que estoy en el cielo.
Pongo la maleta en la cama y empiezo a meter mi ropa ordenadamente en el armario que obvio también es más grande que el que tenía antes. Gracias dios por escuchar mis suplicas.
Terminé de acomodar mi ropa, mi cama y bueno, falta el resto de mis cosas que aún siguen en la camioneta de Liam.