15 de abril del 2021
Vida
Los sueños se apoderan de mi ser, dejando libres pensamientos que llegan a provocar la tristeza de mi propia existencia; haciendo una duda de mi real esencia. Provoca la ineficiencia del ser que he terminado siendo, creando una simpleza patética conformándome pues cada sueño que tengo es una sonrisa al vacío.
Un recuerdo inexistente que en cada noche se volvía mi lugar seguro siendo interrumpido por pensamientos negativos que se roban el poco descanso y alegría que en mi vida se podían llegar a encontrar.
Una estancia en mis pensamientos buscando las emociones que quiero trasmitir en la realidad, observando cómo se ven reflejadas en la instancia de mi descanso, escondiéndose de los intérpretes obsesionados en hallarle un significado para la vida.
Una vida que se escapa muy lentamente, pero los minutos que pasan hasta en este momento van caminando con gran rapidez. Cada parpadeo se vuelve un recuerdo, uno distorsionado acompañado de desconfianza de su existencia. Mirando al pasado observo tu rostro, noto tus labios, busco tus brazos y me fijo en tu carácter, aquel carácter que tanto daño me hace.
Ven a liberar esos recuerdos que te atormentan con el pasar del tiempo. No te preocupes por mí, yo te ayudo a formar otros, tal vez mi presencia sea mínima para tu vida, pero tu plena existencia es todo en la mía.
Buscando enseñarte lo que es amor verdadero, un sentimiento en que llegamos a concordar los dos en tener miedo. Un sitio de la vida donde se cruzan las consecuencias de enamorarnos de nuevo.
Una vida contigo llegue a soñar, una existencia preparada y combinada jure que llegaríamos a entablar, unidos por los lazos del destino nunca nos íbamos a separar.
Claro está que en esta vida nuestra historia complicada iba ser de contar. Dando vueltas en círculos jalando de más aquel hilo con posibilidades de reinventar. En esta vida o las otras quinientas que juramos de nuevo volvernos a encontrar.