Cada persona tiene su propio refugio, uno construye su paraíso; un lugar para seguir huyendo dentro de su propio cuento de hadas. Buscando las formas de huir del sufrir que los golpea con la fría realidad.
Un paraíso instantáneo podemos crecer con gran fulgor, encontrándonos a nosotros mismos. Un lugar perfecto que nos podría generar una aterradora felicidad.
Una felicidad inquietante en la que tal vez busques huir. Notar que no es normal sentirte seguro en aquel paraíso lleno de falsedad, aquella que tanto anhelabas manejar.
Causa de tu profunda irrealidad te quedaste encerrado en una habitación a oscuras.
Observas cómo aquello que te gustaba realizar con tanta emoción se hizo trizas con una simple gota de lluvia que ahora tanto odias y maldices.
Una pequeña cosa que llego a destruir tu paraíso majestuoso, idolatrado que te llenaba de placer, pero que se encontraba rodeado de falsedad.
Aquel lugar que una vez te provoco tranquilidad; ese momento donde tu sentir llegó a un grado de desprecio por aquello que una vez llegaste amar con gran fulgor y ahora es tu mayor perdición.