¿Por qué siquiera pensó que Parker lo llevaría con dignidad o un mínimo de paciencia?. Porque así lo necesitaba, claro. Pero no fue eso lo que su pupilo le dio. Para nada. De hecho, don aquí estaré tenía un mes entero “sin estar” y Tony no estaba seguro de si quería partirle la boca de un puñetazo o de un beso.
—Señor, el GPS del señor Parker al fin se detuvo.
Tony alza con pesadez la vista y la traspasa desde su teléfono a la pantalla, que iluminaba en soledad su despacho a oscuras.
—¿Y está en la escuela?
—Así es, señor.
—¿Está solo?
—Podría conectarme a los controles de Karen y revisar la cámara y el micrófono si lo desea, señor.
A ella tampoco había quien la aguantara por esos días. Las ganas de gritar un insulto muy malsonante lo llenan, la vieja y arraigada llamada del alcohol lo azota y tiene que aferrarse con uñas y dientes a su determinación para no sucumbir al llamado.
Quizá hubiera pasado más de un año, pero Tony aún tenía que pelear contra esa maldita salida a todo problema. Y desde que Peter cumplió los jodidos 18 años, todo eran problemas. Por consiguiente, Tony se encontraba batallando contra ese impulso más veces de las deseadas.
Tenía muy en claro que todos pensaban que estaba postergando lo inevitable solo para tocarles los huevos, pero a diferencia de lo que pudieran creer, Tony no disfrutaba teniendo mil frentes de batalla abiertos en simultáneo. Rhodes le tenía muerta la creatividad de tanto que lo hacía trabajar en los planos y contra jodidos planos de los nuevos jets que pretendía diseñar, Pepper estaba a dos minutos de hacer que se le cayera el pelo con tanto jodido asunto de la compañía y Parker a un parpadeo de que se le olviden las putas condiciones que él mismo le impuso y le demuestre por qué maldita mierda no tenía que meterse con un hombre adulto en abstinencia. Hasta F.R.I.D.A.Y. parecía interesada en sacar lo peor de él, usando esos tonitos pasivo/agresivos con él.
Claro que ella podía conectarse a Karen y asegurarse de si Peter estaba o no solo sin preguntar. No necesitaba pedir permiso para esas cosas. En general, violaba la seguridad y la privacidad de casi todo el mundo con tal de responder una de sus preguntas. ¿Hay tráfico? ¿Se anuncia lluvia para mañana? ¿Qué nota obtuvo Peter en su examen de ingreso? Ella sabía bien como pretendía que resuelva esas dudas y jamás se ponía pomposa y le preguntaba: ¿Está seguro que desea que violemos el sistema del MIT para obtener los resultados? La respuesta era sencilla: Sí. Fin.
Pero no, ahora le “preguntaba” si quería seguir violando la intimidad de Peter, dado que ya había dado el primer paso en esa dirección cuando le pidió que lo localice. Cuando le informó que no le cogía el teléfono y que no le respondía los mensajes, Tony cogió su propio celular, harto de ella y su maldita función independiente que pronto iba a cortar, y puso a correr la búsqueda satelital del traje. Sin forma de evadir una orden directa, F.R.I.D.A.Y. había enlazado su búsqueda remota al servidor central y, por eso, en la pantalla brillaba el mapa de Queens, con un punto rojo que se había quedado estático sobre el tejado.
—Busca las cámaras de seguridad de la zona —ofrece conteniendo su genio—. Si está ocupado, de esa forma no me inmiscuiré en su intimidad.
—Bien pensado, señor.
Se tragó decirle que debía estar ella atenta a esas cosas. Sabía que la IA, vaya Dios a saber cómo, quería a Peter. Tony estaba casi seguro que en cualquier momento iba a tener que sentarse a ver los sistemas de F.R.I.D.A.Y. y chequear que todo siguiera estando bajo su control. No quería crear un jodido Ultron II solo porque se había vuelto a encariñar con otra IA. Ya tenía años teniéndola, no le apetecía desmantelarla, pero si se le salía de control…
—Conectado, señor.
Bueno, esta solo. Sentado con las piernas recogidas sobre el techo, mirando al cielo. Tenía la máscara puesta y una chamarra holgada para el frío.
Una sonrisa triste tira de sus labios. Desea de todo corazón hacer las cosas bien y bueno, si Peter hubiera entendido el concepto de paciencia, la cosa hubiera ido mucho mejor, pero, otra vez, no parecía que le quedaran más opciones.
—Cancela la agenda para mañana y toda la semana que le sigue. Estaré ocupado. Si llama Rhodes dile que se vaya a la mierda, a Pepper le dices que recuerdo que la hice CEO de la empresa porque no quería volver a tener nada que ver con el papeleo y a Happy dile que le llamaré cuando esté libre.
—Con gusto, señor. Pediré el servicio para dos esta semana.
Tony, cogiendo las llaves del auto y poniéndose una saco, solo se rio. Maldita arpía.
—Pronto tendré que cambiarte con Karen, si vas a estar tan a favor de él.
—Yo solo trabajo para su causa, señor.
Bien lo sabía él, pero le gustaría que todos entendieran que “la causa” no era algo de poner y sacar. Ya suficientemente difícil fue para él enterarse de ese maldito hecho. Ayudaría un poco que todos dejaran de ver su jodido rostro y creyeran que porque se veía bien, no libraba una maldita batalla interna con un cuerpo que se revelaba a la “nueva vida” a la que intentaba someterlo.