Los cuestionarios de Caley
Hace un momento les conté a mis amigos, o compañeros, acerca del interés de conocer la verdad sobre la leyenda.
Ellos piensan que todo esto es un juego para mí, algo pasajero, pero no. En realidad la duda está latente.
—Venga, chicos— hablé, cansado—. No es broma, en verdad quiero saber sobre esta leyenda, no se rían.
Aunque, por lo visto, jamás estuvieron enterados que yo hablaba en serio.
—¿Caley, en serio quieres saber del viejo tule?– Caley era mi segundo nombre.
—Claro, ¿por qué no? Supongo que ya es parte de nuestra historia –pensé en voz alta.
— Pero ¡Caley, por Dios! ¿Qué te interesa saber? Al final y al cabo nunca nos asesinan a nosotros. – Concluyó riendo Eleazar —Es más ni los conocemos.
—Pero... ¿Quién dijo que nos asesinan? ¡Eso! Eso es lo que me interesa saber— y muchas cosas más.
Y así mi interés aumentó.
Pues cada día era una nueva pregunta que llegaba a mi mente.
¿De dónde apareció el terreno?
¿Por qué el árbol jamás se pudo derrumbar?
¿Una maldición?
¿De dónde salían esas personas?
¿Por qué no los conocíamos?
Las dudas llegaban a mí como una lluvia de ideas. Decidí hacer una entrevista a todo el mundo. Bueno... A todo el pueblo, creo que técnicamente era imposible hacerle una entrevista a todo el mundo, ¿o no?
—Hoy comenzaré con los de mi escuela, mañana conocidos, vecinos y familiares y así hasta llegar con desconocidos— doy pequeños golpes a mi barbilla con la pluma con la que llevo un control de esta nueva aventura, en realidad creo que nos conocemos entre los pueblerinos de aquí—. Esto será muy cansado— admito.
Y aunque sé que, en efecto, esto será de esa manera, lo haré. Mis ganas de descubrir la verdad son muy, muy altas.
—Preguntas listas. –Taché esa tarea de mi libreta que mi mamá con mi tía Eunice me habían regalado en navidad, al menos se salieron de lo común (calcetas)—Ir a la escuela y preguntar a todos... Manos a la obra, Lean. —Me dije a mí mismo, agarrando mi mochila y abriendo la puerta de mi casa— ¡Mamá, ya estoy listo! –Grité desde el patio y moviendo mi mano de un lado a otro en modo de saludo a mi madre que me esperaba desde el coche.
Ella era rubia, ojos que —aunque nadie nos creía cada que le contábamos— estos tenían dos colores; café claro y azules. De acuerdo a la luz que hubiera en ese instante. Ella es ese tipo de persona delgada que aunque tiene sus años parece más joven. Iba de traje color crema con un bolso negro grande, como la bolsa de Mary Poppins, y lentes negro a juego. Lista para el trabajo.
—Sí, mi cielo, ¿listo? ¿Trajiste todas tus cosas?
—Sí, mamá, –respondo, subiéndome al coche y sonriéndole.
—¿Y tu comida? ¿La tomaste? La dejé en la barra.
—Sí la vi, muchas gracias y toma, para ti. –Le ofrecí un topper verde con azul con varias comidas dentro, pues ella era empresaria y nunca se sabía a qué hora regresaría a casa.
Dándome una mirada de agradecimiento, arrancó el auto y nos fuimos a la escuela.
—Adiós, mamá. Te amo, te veo al rato en la casa. –Me despedí, dándole un beso y un abrazo. Jamás fui de los que le da pena demostrar cariño con la gente que amo enfrente de los demas, de hecho opino que el demostrar cariño por uno mismo es atractivo, sobre todo en las niñas. Y es una forma mía de agradecer por todo.
Cuando el timbre del recreo sonó, yo tenía un propósito: preguntar. Así que saqué mi libreta, una pluma y me dispuse a hacerlo.
—Bueno... gracias. –No me fue muy bien. Unos me ignoraban, otros no sabían de qué hablaba, mirándome con una cara de disgusto y algunos más me decían lo mismo.
"Cada cierto tiempo aparecen cuerpos y nadie sabe de quiénes se tratan, yo creo que hay que llamar a un brujo o algo así".
"La maldición".
"Muy raro, pero interesante".
Al salir de la escuela aún sin muchos ánimos decidí seguir con mi lista de preguntas y personas, y mis esperanzas murieron, casi.
Con mi familia y gente de mayor edad me fue mejor. O eso quería pensar.
“Dicen que antes ahí había una tumba, y esa es del mismísimo Cristóbal Colón y entonces, fue como su venganza por lo que pasó"
"Si, dicen que, en ese terreno hasta el fondo hay una casona y ahí, ¡vive el asesino!"
"Claro, cuando yo era más chiquita salí a correr y me encontré a Alan, un señor muy guapo, ¡estoy segura de que es él, hay algo muy extraño en su forma de mirar”.
Lo último que dijo la señora Beatriz, una vecina mía, me causo intriga, aunque está muy fuera de contexto. Creo que es otro tipo de curiosidad.
¿Y si los trato de juntar? Seguro serían una hermosa pareja, aunque... No. Mejor no, pobre señor Alan.
No diré nada más de como me fue con otra gente, mejor leeanlo.
“No me interesa".
"Sí, he escuchado de los suicidios, muy raro"
"Shh, calla, niño. De eso no se cuenta".
Si les interesa saber lo que pienso en estos momentos es que son cosas muy extravagantes. Cómo fan de Harry Potter, no pude evitar encontrar similitudes en la última frase como cuando querían mencionar al señor tenebroso, pero no lo hacían por su nombre.
La semana fue muy pesada, ya de por sí, me encontraba en segundo de preparatoria y los trabajamos y exámenes finales me tenían atosigado, esto aún más. Pero no creo arrepentirme de esto.
Pero toda esta investigación hizo que tomara una decisión.
No llegaba a absolutamente nada con nadie, tenía que averiguar todo por mí mismo.