Aquí Estoy

Capítulo 8

Cita

"Una mañana, una mañana linda, el corazón como una flor a mí se entregará"

Así comenzó mi mañana, pues hoy era miércoles, eso significaba que iba a ver unos ojos bonitos.

Me paré, y bajé a desayunar.

—Buenos días, mamá.

—Buenos días, cielo. ¿Cómo dormiste?

—Bien, aunque con un poco de frío, creo que necesito cambiar las sábanas polares ya.

—Las lavé ayer, justo para empezar a usarlas— sonrió—. Tu papá tuvo que salir de emergencia, se quedará una semana en Londres— me dice antes de tomar su taza con café.

—Ya decía yo que era mucha magia tenerlo en casa varios días, —suspiro y levanto mi mirada—¿A desayunar?— sugiero sonriendo de boca abierta, justo en ese momento mi tripa tronó.

Después de desayunar, subí a mi habitación para poder bañarme y arreglarme. Hasta hace un minuto donde todo era paz y silencio que se vio interrumpido por un mensaje de texto.

Lea :)

Hola! Vera...

Hola Lea ¿Cómo estás?

Bien, oye...

Dime. ¿Todo bien?

Sí, claro, solo que hoy
y mañana tendré casa
sola, ;), digo...

Ah... Que bueno. Oye ¿Crees que
mañana podamos hablar?

¿Solo hablar? ;)

Sí, solo eso.

Ash, pues ya que.
Te espero a las tres de
la tarde.

Sí, está bien, gracias.

Adiós.

Nos vemos mañana,
bonito día.

Guardo mi celular y agarro mi suéter blanco, listo para encontrarme en la plaza con Zayda.

«Until I Found You»

Sonaba a través de mis auriculares. Mientras iba caminando vi un puesto de flores, decidí que sería una buena idea comprarle algunas.

—Hola, ojos bonitos —saludo, mientras que sus mejillas se tornan rosas.

—Hola, Lean— sonríe levantando su mano— ¿Hoy que haremos?

—Tengo varias cosas apuntadas, pero antes que nada, toma— le otorgo el pequeño ramo de flores que combinan a la perfección con su diadema amarilla y como es una muchacha que siempre va combinada trae un top amarillo con estampado de girasoles.

—¡Muchas gracias! Son mis flores favoritas— suspiro aliviado, al principio pensé en la posibilidad de que fuera alérgica a ellas hasta que ví su ropa y su expresión.

Podría comprarte todo un puesto de flores si veré esa sonrisa todos los días.

—Me alegra que te gusten. Ahora que la princesa tiene sus flores, dime ¿Te gustaría ir a los juegos? ¿Comer? ¿O a comprar?— Pregunto.

Parece sorprendida, yo solo espero si respuesta.

—¿A comprar? Muchas gracias, pero no, mejor vamos a los juegos, ven— dice tomando mi muñeca mientras ríe.

—¿Qué te parece tan gracioso? —Me quedo viéndola fijamente—. Entiendo, lo siento, Zayda. No me dí a entender; haremos esas tres cosas, pero ¿Qué te gustaría hacer primero?— Explico.

—¿Estás bromeando, no?

—¿Mi cara dice que lo esté haciendo, ojos bonitos?

—No..., pero ¿Por qué?

Sonrió, deleitandome con su belleza natural.

—Las mujeres de verdad, merecen las cosas de verdad. ¿Qué es eso de un mensaje de texto? ¿O de un “te invito a salir, pero tú eliges el lugar”? No, señorita. Soy un caballero.

—¿Mujeres de verdad?— Rie—, ¿eso qué quiere decir?

—Las mujeres son las que tienen todas las letras de la palabra en mayúsculas, las que luchan por sus sueños y no te abandonan en los tuyos por más descabellados que sean. Son aquellas que saben ser fieles a ellas y a los demás. Una diferencia abismal con una niña, no comprenden la vida y solo piensan en ellas mismas—. Miro a Zayda, sus ojos parecen querer cristalizarse—. Bueno, ¿quieres ir primero a los juegos, verdad?

—Lean...

—Nada. Vamos a los juegos, ven—. Le ofrezco mi mano.

—Gracias—, sonrie tomando mi mano. Su suave tacto me hace cosquillas y me siento mejor.

Zayda no me puedes causar nada, aún.

Ya en el área de juegos, se queda viendo todos con fascinación, como si nunca hubiera visto alguna.

—¿Vamos a la casa de terror?

—No, qué miedo— confieso, siempre me ha dado terror ver lo que se encuentra dentro.

—Andale, Lean... Por faaa,— dice jalandome de la mano como una niña pequeña—, yo te cuido.

Sus palabras logran darme una seguridad que yo debería de darle a ella, asi que acepto sin mas.

Salgo enojado y ella feliz como una lombriz, lo cual, me hace enojarme más.

Siempre me espantaban a mí, nunca se dirigieron a ella, ¿tanta era su belleza como para hipnotizarlos o algo así?

Una hora y media después de subirnos a todos los juegos, puedo decir que mi favorito fue el de los carros chocones. Solo que por quedarme viéndola, casi choco con alguien, pero es que hay algo dentro de ella que me hace querer observarla, conocerla.

Como si no fuera parte de este mundo, como si fuera... Diferente, única.

Terminamos cansados, y con hambre, entonces decidimos que era hora de comer.

—¿Qué te gustaría de comer?

—Hay muchas cosas, y todas se ven buenas. ¡No lo sé!— Puso un puchero mientras sus dos manos tocaban sus mejillas, se ve tierna.

Ahora que nuestras miradas conectaron y puedo sentirme feliz por hacerla feliz a ella, quería tener miles de citas más.

‹Cita elegante, con baile, antifaces, vestidos largos, trajes›

—Me gustaría probar muchas cosas, —dijo mientras observaba los puestos. Señaló un puesto de pizza, hamburguesas, sushi y burritos, comida mexicana, más bien antojitos.

—Bueno, puedo pedir yo una hamburguesa y tú sushi y nos los compartimos, ¿qué te parece?

El hambre que teníamos se fue en tan solo diez minutos. Ahora habíamos recargado pilas.

—Tú por allá, y yo por acá— habíamos quedado en que yo elegiría cosas para ella y ella cosas para mí.




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