Aquí Estoy

Capítulo 13

No y no

7:51

A nueve minutos de tener la cita con Flor, sigo en la camioneta de mis padres. Hace un minuto le mandé mensaje para decirle que había llegado.

Todavía no baja. Por un momento creí que no saldría y solo me iba a dejar plantado, aún no sé si hubiera preferido eso.

Pero no. Tres minutos después salió. Trae puesto un vestido de algún color, la describiría si mi mente no estuviera en otra cosa y en alguien más.

Bro

Amigo, no quiero salir con ella.

Pues no la vayas a buscar.

Ya llegué.

Idiota. Pues
compórtate como yo.

No soy así.

Si, si ya lo sé.
Pero si no va a pensar que
quieres algo más.

Ah claro, déjame en visto bro.

Hablar con Eleazar a veces era desesperante, aun por mensaje. Aunque estaba considerando lo que me había dicho.

—¿No me vas a abrir la puerta?– pregunta Flor, parada en frente de la puerta del lado del copiloto.

Justo cuando estaba a punto de bajarme a abrirle recordé el “consejo” de Eleazar.

Rodé los ojos y contesté: —. No. Y ya súbete –, admito que tuve que voltear hacia otro lado para que no viera lo nervioso por mi forma de contestar.

Ella no contestó nada, solo se subió y durante todo el trayecto de su casa al restaurante no hablamos nada, lo cual le agradecía no quería contestarle a todo con groserías.

Al llegar, Flor había hecho la reservación así que nos dirigieron a nuestra mesa, pedimos la cena. Que en realidad es lo único bueno que puedo rescatar hasta ahora.

—Lean, ¿no hablas o qué?– Después de minutos sin si quiera voltear a verla alzo la mirada y trago mi último bocado.

—¿Ehh? Ah, si, sí hablo— respiro y esto en definitiva no se siente como aquella vez con Zayda. —Honestamente no me interesas. Me gusta alguien más y desde que la conozco no tengo ojos para nadie más, lo siento. Si te acepté la salida fue porque no me diste tiempo para negarme. No eres ni mi tipo, así que...—notificación nueva— Permíteme.

Primo

Oyee, ¿tienes algo que
ver con el vestido?
Ven a mi casa, ahora.
Y hablo en serio, Lean.

Dios mío, señor, ayudame.

—Lo siento, Flor. Me tengo que ir—. Me levanto de la silla tan rápido como una estrella fugaz, tomo mi chaqueta y salgo de ahí. Me meto al coche sin pensar en nada más y me voy directamente a la casa de mi primo.

Aunque era de mi edad, siempre se comportó más maduro que todos así que era como nuestro tío y daba miedo enojado.

—¡Maldición!— grito cuando recuerdo que sigo sin tener el número de Zayda y yo aquí queriendo mandarle un mensaje.

Al llegar toco el timbre una y otra vez, hasta que mi primo aparece en la puerta, no se ve tan enojado así que me relajo y sonrío.

—Hola, pasa— dice, abriéndome la puerta de su casa. Esta igual que la última vez que vine, sus paredes son blancas con figuras geométricas dibujadas con pintura azul marino—. Mira— suspira, sentándose en su sillón del mismo color que las figuras que adornan sus paredes— Esto se vincula a una noticia de hace bastante tiempo, habla de un cadáver del bosque del pueblo. Lean Caley Echeverri, ¿de dónde mierda sacaste esto?

El miedo, pero al mismo tiempo felicidad —y claro, nervios— inundaban mi cuerpo, porque ¡Bien! Ya tenía más cosas de la leyenda, pero..., ¿mi primo me creería y apoyaría?

—Yo... Lo encontré en el bosque. Estoy buscando la verdad detrás de todos los mitos. –confieso sacando todo el aire que tenía retenido en mis pulmones sin darme cuenta.

—¿Por qué?— Cuestiona sin creerlo, o tal vez sí.

—No lo sé, y hablo en serio. Un día quise describirlo sin más.

—¿Alguien más está involucrado, Lean?

—No— miento.




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