Capítulo 2 — La operación

Asociación X — Ubicación desconocida

—Hola, muchachos. Los he llamado para hablar de un asunto que nos favorecerá a todos —dijo Hyun Jin, el líder de la Asociación X, con tono firme y presencia imponente.

—Muy bien —respondió Darkna, su aliada más cercana—. Espero que valga la pena.

Los demás miembros del equipo asintieron en silencio. Nadie hablaba, pero todos querían respuestas.

Hyun Jin se puso de pie.

—Pónganse cómodos. Les contaré el trabajo que realizaremos esta vez —dijo, cruzando los brazos—. Vamos a robar el laboratorio del señor Kim Heun. Allí están desarrollando un mutágeno experimentalque no solo cura cualquier enfermedad… también podría darnos el don de la vida eterna.

Se produjo un silencio incómodo.

—No somos humanos comunes… y esto puede cambiar todo para siempre —añadió con una sombra de ambición en la voz.

Mientras Hyun Jin explicaba el plan, los integrantes de la Asociación X ya se dirigían al lugar: el laboratorio secreto donde todo había comenzado.

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🧬 ¿Qué es el mutágeno?

El mutágeno es un compuesto biotecnológico de alta peligrosidad, creado para regenerar células dañadas y curar cualquier enfermedad en el cuerpo humano.

Sin embargo, si se usa en dosis elevadas o inestables, provoca una mutación descontrolada en el organismo, deformando el cuerpo y alterando la mente. Es un arma médica… o un veneno.

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Laboratorio Heun — Instalaciones privadas

—¡Oye, doctor! Tráeme rápido el frasco del experimento que hicimos —ordenó Kim Heun, con una sonrisa maliciosa.

El doctor Aldrick caminó lentamente hacia la mesa metálica.

—Señor, espero que haya tomado la decisión correcta —dijo con voz nerviosa—. Si es así… iniciemos con el sujeto de prueba. Le aplicaré la dosis.

Mientras preparaban todo, los ayudantes del laboratorio se movían con rapidez. En una habitación contigua, Park Heun yacía dormido, sedado por las pastillas que su padre le había administrado durante semanas.

—Ya está todo listo —dijo Kim Heun—. Iniciemos el procedimiento.

Minutos después…

—Por fin —susurró el doctor Aldrick—. Terminamos. Su hijo logró aguantar la dosis. Era mortal.

Kim Heun lo observó con satisfacción.

—Perfecto. Ya tenemos nuestro conejo de indias… extraeremos habilidades de él. Muchas, quizás únicas.

Luego, se dirigió a todos los presentes:

—A partir de ahora, nadie dirá una palabra. Park Heun jamás debe saber lo que hicimos con él. Ni una sola pista. ¿Entendido?

—Entendido —respondió Aldrick con tono grave—. Ya hemos dado el primer paso. ¿Qué sigue, señor Heun?

—Pasemos con lo siguiente. ¡Asistente!

—¿Sí, señor? —preguntó Jun Lee, entrando.

—Lleva a mi hijo a descansar.

—Como usted ordene.

Jun Lee tomó en brazos al joven Park y salió del cuarto en silencio.

Treinta minutos más tarde, una explosión sacudió el laboratorio. Varios sujetos encapuchados comenzaron a invadir las instalaciones, decididos a encontrar el mutágeno… y destruir a cualquiera que se interpusiera.

“No somos humanos comunes… y este compuesto puede cambiarnos para siempre.”