Su respiración era agitada y constante, sus pulmones ardían como si en cualquier momento pudieran estallar, sus piernas se movían casi por inercia y su visión se oscurecía con cada paso que daba. Lo único en lo que podía pensar era en huir ya que era completamente incapaz de asimilar lo que había ocurrido.
El árbol estaba envuelto en llamas las cuales destruían todo a su paso y parecían nunca extinguirse, en el cielo estrellado yacía una silueta con alas de grandes dimensiones que se dirigía al norte con suma rapidez y se asimilaba a un águila acechando a su presa, a su paso dejaba una brillante estela que ardía en dorado y escarlata.
La noche se tornó de rojo sangre. Parecía que se acercaba el fin de la humanidad y de todas las cosas que conocemos.
Era extraño saber lo acertado que era aquella predicción, pues uno de los mayores males se había liberado.
Todo por su culpa.
Editado: 18.01.2021