El joven Mew queda huérfano y debe ir a vivir con unos tíos que jamás ha visto antes a una remota isla llamada Playa Esmeralda. Allí, en compañía de nuevos e interesantes amigos descubrirá lo fuerte que pueden ser los lazos de sangre a la hora de enfrentar adversidades y experimentará de primera mano porqué la isla es conocida también con el extraño nombre de la isla de los espíritus.
Esta novela corta es mi humilde homenaje a esas formidables escritoras que me han hecho suspirar y soñar desde muy joven: L. M. Montgomery, con su inmortal “Anne, la de tejados verdes” y “Emily, lejos de casa” , y L. M. Alcott con su inolvidable “Mujercitas”. Para ellas mi reconocimiento y eterno agradecimiento.