El eco de las últimas palabras del profesor Ludwig aún resonaba en el aula. Los estudiantes, sumidos en un silencio reflexivo, digerían la gravedad de su discurso. —El día en que Ragnarok cayó fue un desastre internacional —había dicho con voz grave—. Millones de personas murieron en segundos. Se le llamó: Gran Reinicio o Día 0. Esto solo nos muestra lo frágiles e insignificantes que somos comparados con el universo. Han pasado casi mil años y aún pagamos por los errores de nuestros antepasados.
Noah, con una expresión de curiosidad y preocupación, levantó la mano. —¿Nadie advirtió nunca sobre la llegada del asteroide? —preguntó con tono escéptico.
El profesor Ludwig lo miró a los ojos. —Según nuestros documentos sí, fuimos advertidos. Lo sabemos por el simple hecho de que existan las Arcas. Nos preparamos para esto, con tiempo y de manera exhaustiva, además de que tenemos registros de misiones de colonización a la Luna y Marte.
Noah asintió, aún intrigado, y preguntó qué había pasado con aquellos colonos. —Nunca lo supimos —respondió el profesor con resignación—. Aunque tiempo después deberíamos haber sido capaces de comunicarnos, no hay registro de que lo hayamos logrado. Así que asumimos lo peor.
Aiden, impaciente, comenzó a guardar sus cosas en su mochila. —¿Ya podemos irnos? —preguntó, a la vez que levantaba la mano para hacerse notar más.
—Sí. Hemos terminado —respondió el profesor Ludwig con una sonrisa comprensiva—. Recuerden chicos, pronto será el examen. Estudien.
Elizabeth asintió con seriedad y tomó una nota mental de lo dicho. —Sí profesor —dijo con determinación.
La salida de los estudiantes fue interrumpida cuando la puerta del aula se abrió con un movimiento suave pero firme. Un hombre alto, con traje oscuro y una larga melena roja, entró con una presencia que demandaba atención. Todos los ojos se dirigieron hacia él mientras caminaba con autoridad hacia el frente del aula.
—Hola director Green. ¿Qué se le ofrece? —preguntó el profesor Ludwig, sorprendido.
—Hola Nicolás. Estaba pasando por las aulas. Solo para asegurarme de que irían al Pentagram de este año —respondió el director Green con tono formal.
Elizabeth se iluminó al ver a su padre. —Hola papá —dijo con alegría contenida.
—Liz, aquí soy director —le recordó él con un suspiro.
Aiden intervino, su voz denotaba una ligera impaciencia. —Señor Héctor, por favor, nadie se perdería el pentagrama.
—Pentagram, no pentagrama y el de este año es muy importante —corrigió el director Green con énfasis—. Venía a hablarles sobre eso. Como siempre, la escuela dispone de un transporte para llevarlos. Esta vez la ceremonia de las Llamas Eternas tendrá su sede en Solaris.
Los estudiantes comenzaron a murmurar entre ellos, claramente emocionados por la noticia. —Los nombres de las cinco Arcas y su función especializada también irán a examen. Espero las sepan —dijo el profesor Ludwig con tono de recordatorio.
—No pierde oportunidad profe —comentó Aiden con una sonrisa burlona.
—Ja ja ja. No pasa nada. Si vemos los nombres hasta en la sopa —rio Noah.
Elizabeth recitó con confianza: —Solaris, Aegis, Aurora, Terra y Helios.
—Solaris, la ciudad del Sol. Aegis, la fortaleza militar. Aurora, el oasis verde. Terra, el centro de la vida. Y, por último, pero no por eso menos importante está Helios, la capital cultural y académica. —complementó Noah.
—Sí, ahí estamos ahora, muy bien, todo se lo saben. Ahora, ya nos vamos que tengo muchas ganas de ver a mi madre —dijo Aiden, apenas se levantó de su asiento.
—Han sido unos cinco años muy largos, ¡eh! —comentó Noah con un tono de empatía.
—Demasiado. Mi padre está como loco también. Lleva meses preparando el encuentro —respondió Aiden, con una alegría desbordante.
—Venga váyanse. Los que quieran venir en el transporte de la escuela, el tren sale a las cinco. —indicó el director Green, mientras apuntaba hacia la puerta.
Todos los niños salieron disparados fuera apenas recogieron sus cosas, excepto Elizabeth, quien se tomó su tiempo para hacerlo, abrazó a su padre y salió junto a él.
—Pentagram: 'La reunión de las cinco estrellas'. Es el evento más importante de nuestro tiempo, único momento donde las Arcas se reúnen. Durante todo un mes somos una sola ciudad: Arcadia, y este es muy especial —dijo el director Green con un tono solemne.
—¿Por qué tanto énfasis en el de este año? —preguntó Elizabeth con curiosidad.
—Ya lo verás. El anuncio oficial se hará allá. Tu mamá abrió un poco el pico, y la noticia es muy fuerte —respondió él con una mirada misteriosa.
—¿Así que un gran secreto? ¡Eh!, suena interesante —dijo Elizabeth con una sonrisa intrigada.
A lo lejos, vieron a Noah archivando unos libros digitales de la biblioteca en su HoloBand, un dispositivo similar a un brazalete, pero con la capacidad de guardar información y realizar llamadas holográficas.
—¡Noah! ¿Qué haces aquí todavía?, deberías ir a casa y prepararte para salir —gritó Elizabeth con entusiasmo.
—¿Por qué tanto apuro? No es como si el evento fuera un solo día. Tenemos todo un mes para ir —respondió Noah, encogiéndose de hombros con una sonrisa despreocupada.
—Durará todo un mes, pero solo hay una inauguración. Además, te perderás el gran anuncio que se hará ese día —advirtió el director Green, levantó un dedo para enfatizar la importancia del evento.
—Según papá, es un gran secreto —dijo Elizabeth, mientras jugaba con una mecha de su cabello rojo y con un tono de voz misterioso.
—Mmm. Así que gran secreto, ¿eh? Ahora puede que esté un poco más intrigado. Nos vemos luego Liz —dijo Noah, levantó una ceja y con su interés disparado por la posibilidad de alguna novedad, y se retiró al momento.
El director Green observó a Noah alejarse, su expresión mostraba confusión y preocupación. —No creo entender lo que pasa en la cabeza de ese chico, y eso que lo conozco de toda la vida —comentó.