Arcadia

Capítulo 2: La sombra en la ciudad del Sol

El tren volador, una maravilla de la ingeniería que desafiaba la gravedad, se deslizó hacia su plataforma con una elegancia silenciosa, sus luces antigravitatorias parpadeando en un baile hipnótico mientras descendía. Apenas toca el suelo, los chicos se adelantan, casi corriendo entre la multitud, bajo la supervisión a distancia de Julius, quien los sigue a su propio ritmo. Al cabo de unos minutos, llegan a una plaza donde la multitud está concentrada, rodeada de pantallas flotantes, hologramas enormes y cientos de drones patrullando la zona.

—¡Vamos, chicos! Ya casi empieza. Estoy deseando verla —dijo Aiden, su voz vibrante de emoción y ansiedad.

—Es tu madre la que va a dar el discurso inicial este año, ¿cierto? —le pregunta Noah, dándole una palmada en la espalda.

—¿Y por qué más crees que estaría tan ansioso? Ja ja ja —responde Elizabeth con una sonrisa.

—Finalmente los alcancé. Atentos, que ya empieza —dice Julius, recuperando el aliento.

La multitud se congregó con ilusión mientras Violet, la visionaria madre de Aiden y líder del desarrollo tecnológico de Solaris, avanzaba hacia el podio, su aura de confianza era perceptible incluso a distancia. Su presencia imponente y su mirada llena de sabiduría capturan la atención de todos.

—Ciudadanos de Arcadia, bienvenidos al Pentagram, el festival que celebra nuestra resiliencia y unidad bajo el manto estelar que nos ha cobijado desde el alba de nuestra nueva era. Hoy es un día muy especial porque nos preparamos para dar un paso audaz hacia el futuro. Finalmente les traigo el resultado de miles de horas de trabajo duro y dedicación —anuncia Violet con una voz que inspira seguridad.

La multitud escuchaba en un silencio reverente, cada palabra de Violet resonando con claridad en el aire cargado de expectación.

—Gracias a nuestros incansables esfuerzos y al avance de la ciencia, tengo el honor de anunciar que la radiación actual de Gaia ha bajado a niveles tolerables por nuestros nuevos trajes de protección. Esto significa que, por primera vez desde el Ragnarok, podremos llevar a cabo misiones de exploración —su voz se va entonando con más fuerza y determinación—. Por primera vez en casi mil años, la humanidad podrá poner un pie en tierra. Por primera vez en casi mil años, ya no será un sueño. La humanidad avanzará, conquistará y triunfará.

La multitud aplaude mientras la emoción se extiende. Violet levanta un dedo al aire, haciendo que todos se callen otra vez en expectativa de más noticias.

—Sé que son grandes noticias, pero eso no es todo. Nuestros sensores han captado indicios de vida en el planeta. No estamos solos en esta nueva era. La vida, persistente como siempre, ha encontrado una manera de continuar su curso. Flora y fauna adaptándose a la radiación de este mundo que nos espera.

La noticia desata una ola de asombro y esperanza que se esparció por todo el lugar dando un aire nuevo y refrescante que se mostraba en los rostros ilusionados de todos los presentes.

—En el futuro próximo, seleccionaremos a los valientes exploradores que se aventurarán más allá de nuestras Arcas. Juntos, aprenderemos más sobre Gaia y trabajaremos para hacer de este mundo un hogar una vez más. Nosotros, prevaleceremos.

La multitud estalla en aplausos y Violet sonríe con orgullo y esperanza, consciente de que este es un nuevo comienzo. La multitud aún celebra el inspirador discurso de Violet, hasta que de repente, un panel de control detrás del podio estalló en una combinación de chispas y llamas, señal de un mal funcionamiento que presagiaba un peligro inminente. Violet, ajena a la amenaza, siguió interactuando con los ciudadanos.

—Esa es mi madre —dice Aiden con una sonrisa orgullosa.

Como si fuera por un sexto sentido, Violet nota la mirada de su familia y no puede evitar estallar en lágrimas de felicidad. Se lleva las manos a la boca, sorprendida, y luego les hace señas para que se acerquen, con una sonrisa nostálgica en su rostro.

—Sí que lo es. Sigue siendo tan inspiradora como siempre —comentó Julius, su mirada reflejaba admiración y un toque de añoranza.

—¿Qué esperamos? ¡El futuro nos llama! —exclamó Elizabeth, su entusiasmo era contagioso mientras tomaba de la mano a sus amigos, arrastrándolos en una carrera emocionada hacia el podio.

Un dron de mantenimiento, que había estado realizando reparaciones rutinarias en la infraestructura de la plaza, choca accidentalmente con una de las pantallas flotantes, causando un cortocircuito que provoca una reacción en cadena. La pantalla, ahora es una mezcla de flamas y centellas, se desplomó hacia el podio donde Violet estaba de pie, el calor abrasador y el olor a quemado llenaron el aire, anunciaban la tragedia.

—¡Cuidado! —gritó Noah, su voz llena de urgencia y terror ante el peligro.

Pero es demasiado tarde. El impacto contra el podio fue con una fuerza devastadora, y una nube de humo y escombros se eleva en el aire. Cuando la multitud se recupera del shock inicial y el humo se disipa, queda claro que Violet ha sido víctima de un terrible accidente.

—¡¿Qué acaba de pasar?! —Elizabeth exclamó, llevándose las manos al rostro, su voz temblorosa reflejando la conmoción que la invadía.

Julius, con su experiencia militar, observa la escena con una sospecha creciente. Algo no encaja. La seguridad de estos eventos siempre ha sido impecable. ¿Cómo pudo haber ocurrido tal accidente?

—Esto... esto no puede ser un accidente —murmuró Julius, su voz temblaba con una mezcla de ira y dolor, mientras sus ojos reflejaban una tormenta de emociones.

La plaza aún está conmocionada por lo sucedido, cuando una serie de explosiones súbitas desata el caos. Aiden, con el corazón en la boca, se abre paso entre la multitud en pánico hacia la fuente del caos.

—¡Mamá! —la voz de Aiden se quebró en un grito desgarrador, un llamado lleno de desesperación y miedo, mientras corría hacia el podio, su corazón latiendo al ritmo del pánico que lo consumía.




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