Arcadia

Capítulo 6: Al filo del abismo

Las luces de la recepción de Génesis bañaban la sala con un resplandor artificialmente cálido, intentaban humanizar un espacio que se sentía ajeno. La atmósfera se tensaba con una hostilidad palpable, como si el aire mismo estuviera saturado de misterios sin resolver. Aiden, Noah y Lucius avanzaron, con este último liderando el paso con una seguridad que desafiaba el ambiente.

La mujer detrás del mostrador, de mediana edad y con una expresión de sorpresa, los observaba con ojos curiosos. Su cabello castaño estaba recogido con un moño apretado, y su uniforme blanco impecable resaltaba su figura esbelta. Parecía estar fuera de lugar en aquel entorno seco y estéril.

Lucius se adelantó con su mirada fija en la recepcionista, una isla de humanidad en un mar de rostros inexpresivos. Esta le devolvió la mirada con una mezcla de sorpresa y curiosidad por su presencia, pues al portar en su pecho las insignias de su rango, lo identificó inmediatamente, aunque fuese la primera vez que lo viera. Aquel hombre alto y musculoso, de cabello blanco que se le acercaba, imponía respeto con su mera presencia; su cuerpo bien entrenado no reflejaba la edad de su rostro.

Noah, al lado de Aiden, estaba más tenso, investigando con la mirada toda la sala, tomando nota de cada detalle y buscando pistas o señales de algo que estuviera fuera de lugar, pues Génesis no era una empresa cualquiera; sus actividades estaban envueltas en un halo de misterio y rumores oscuros.

Con tan solo unos segundos en el lugar ya pudo notar algo, una sensación, un sentimiento de incomodidad. Sintió una inquietud creciente, una mala impresión que no pudo sacudirse. Los gestos y sonrisas de los trabajadores parecían calculados minuciosamente, programados para imitar la vida, pero sin lograr capturar su esencia.

A excepción de la recepcionista, nadie más les prestó atención, ni siquiera les dirigieron la mirada, no pareció que los estuvieran evitando, en cambio, era casi como si las demás personas en la recepción ni siquiera hubieran notado su existencia.

La recepcionista finalmente rompió el silencio, su voz suave pero firme se dirigió a Lucius, quien asumía que estaba al frente de los dos chicos que lo acompañaban.

—Bienvenidos a Génesis. ¿En qué puedo ayudarles? —preguntó con una sonrisa tensa.

—Estamos aquí para ver al director de la instalación. Nos gustaría hablar con él sobre una posible colaboración —respondió Lucius con firmeza.

—¿Colaboración? ¿Con qué propósito? —levantó una ceja la recepcionista.

—Creemos que sus últimos logros podrían sernos beneficiosos; sus recientes artículos publicados plantean preguntas muy curiosas acerca de lo que se puede considerar ser un humano —intervino Noah, con tono casual pero penetrante.

La recepcionista asintió, pero su mirada seguía siendo cautelosa. Noah sabía que no iba a ser fácil, Génesis no era conocida por su transparencia. Sin embargo, estaban decididos a llegar al fondo de la verdad, incluso si eso significaba adentrarse más en las profundidades de este misterioso lugar.

—Por supuesto, notificaré al doctor Dávalos. Por favor, sigan a mi colega, él los guiará —señaló hacia un pasillo lateral.

Un hombre alto y delgado se acercó, su sonrisa era amable, pero sus ojos no alcanzaban a reflejar ninguna emoción. Noah observó como el hombre los saludaba, su cabeza se inclinaba en un ángulo demasiado preciso.

—Lo notas, ¿verdad? Es como si estuvieran actuando, la gente, los empleados, todo el lugar es extraño. Hay algo aquí que está muy mal —comentó Noah susurrándole a Aiden.

—Sí, yo también lo siento... ¿crees que sean androides? —murmuró Aiden, mirando alrededor.

—No creo, esto se siente diferente —respondió Noah en voz baja mientras negaba con la cabeza.

Debían seguir al trabajador por un pasillo oscuro, que se iluminaba con cada movimiento detectado. Apenas entraron al pasillo, Noah tuvo la impresión de que varias miradas se posaban en su espalda. No pudo evitar sentir que cada paso los llevaba más profundo en este misterioso lugar y la sensación de ser observado se hizo cada vez más pesada.

Se quedó rezagado unos segundos para girarse y sorprenderse con lo que vio. Todos aquellos que antes no les prestaron atención se reunieron en la entrada del pasillo, observándolos con una sonrisa siniestra en el rostro y unos ojos profundamente negros que parecían ver a través de ellos. Tragando en seco y con un escalofrío que le recorrió el cuerpo se giró y continuó con el grupo.

—Pase lo que pase, manténganse cerca de mí —aseguró Lucius con confianza.

La confianza del general en sus capacidades le hacía sentir que no estaba siendo amenazado, a pesar de sentir que era observado. Su declaración hizo que Noah se calmara y continuara su paso por aquel pasillo que ya comenzaba a apagar las luces más cercanas a la recepción, haciendo aquellas sonrisas aún más escalofriantes.

—Este lugar me pone los pelos de punta —susurró Aiden a Noah.

—No eres el único —respondió Noah en voz baja.

Al final del pasillo, una puerta se abrió, revelando una oficina moderna y minimalista. El hombre que los recibió, de mediana edad con piel bronceada y cabello oscuro, con una barba cuidadosamente arreglada y una mirada, que a diferencia de la de los demás, parecía genuinamente viva. El general dando el pecho a la situación fue el primero en poner pie en la oficina.

—Bienvenido a Génesis, general. Es su visita un placer inesperado. Tengo entendido que Aegis tiene interés en nuestra investigación y busca una colaboración —extendió la mano hacia Lucius el Dr. Dávalos.

—Sí. Creo que sería beneficioso para nosotros contar con su apoyo —respondió Lucius mientras le devolvía el saludo.

—Pues justo estaba trabajando en la teoría de algo nuevo que creo que le interesará —dijo Dávalos, regresando a su escritorio.

En el momento en que Noah y Aiden entraron en la oficina del Dr. Dávalos, este último levantó la vista de sus papeles y, por un instante, su mirada se detuvo en Noah. Hubo un breve destello de reconocimiento, quizás una pausa apenas perceptible, antes de que Dávalos recobrara su compostura y les diera la bienvenida con una sonrisa profesional.




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