Arcadia

Capítulo 10: El último baile

Los sonidos sordos de los golpes sobre el cuerpo de Noah resonaban en el gimnasio, donde el olor a cuero y sudor se mezclaban con el ambiente para dar la sensación de estar en un campo de batalla. Cada golpe marcaba el ritmo constante de su intenso entrenamiento. Su respiración era pesada, sus movimientos un poco descoordinados, mientras su entrenador esquivaba y bloqueaba con facilidad los puños que se lanzaban con menos precisión de lo habitual.

—¡Concéntrate! —gritó el entrenador, un hombre de mediana edad con músculos definidos por años de disciplina. —Estás distraído, ¡Noah!

Noah intentó redoblar su esfuerzo, y bajó en un instante al suelo para intentar sorprender al entrenador lanzándole una patada directa a la cabeza. Sin embargo, su mente estaba en otro lugar, reviviendo los eventos recientes; la explosión, el asesinato del prisionero y el juicio de su amigo pesaban aún en él y lo hacían dudar.

En esas condiciones, su entrenador vio sin muchos problemas el ataque y pudo esquivarlo y contraatacarlo con una patada baja que hizo que Noah cayera de espaldas en el colchón.

—¡Ve, toma un descanso y trae tu cabeza aquí cuando regreses! —Le dijo el entrenador antes de tirarle una toalla encima para que se secara el sudor.

Noah, con un suspiro frustrado, aceptó la orden y bajó la guardia, señal de que había terminado.

—Lo siento, —murmuró Noah, su voz temblaba mientras se pasaba la toalla por el cabello, sintiendo el peso de los eventos pasados. —Tengo... mucho en qué pensar ahora mismo.

El entrenador asintió con comprensión, dejando escapar un suspiro de entendimiento. —Lo sé, todos tenemos esos días, chico. Tómate un respiro.

Justo cuando Noah comenzaba a encontrar su ritmo, el zumbido insistente de su comunicador cortó el aire, marcando el fin de su entrenamiento y el inicio de una conversación preocupante. Noah lo miró y vio el nombre de Aiden parpadeando en la pantalla. Con el corazón acelerado, un mal augurio pesando sobre la llamada, respondió.

—¿Aiden? ¿Qué sucede?

—Uff. Noah. — la voz de Aiden se quebró, cargada de un cansancio que iba más allá de lo físico—. ¿Por dónde empiezo a explicar el caos de hoy?

(Aiden le cuenta a Noah todo lo sucedido en su casa con Lucius).

—Mierda, qué cabrón. ¿Qué vas a hacer? —preguntó Noah, su voz teñida de preocupación.

—Lo único que puedo hacer ahora mismo. Si voy a prisión, todos dicen que es muy poco probable que salga vivo. No puedo dejar que mi padre sufra ese dolor otra vez. No importa lo que pase, sobreviviré. —La determinación de Aiden era evidente incluso a través de la comunicación.

—Entonces me harás compañía. —declaró Noah con una seguridad inesperada.

—¿Qué? ¿Qué dices? —La sorpresa de Aiden era innegable.

—Que ya había decidido elegir Aegis durante la especialidad. —Noah dejó caer la noticia como si fuera algo natural.

—Pero, pero ¿qué...? ¿Por qué? Estaba casi seguro de que elegirías Solaris y buscarías la forma de sacarnos fuera otra vez, y más ahora que la investigación de mi madre se ha perdido. —La confusión de Aiden se mezclaba con un atisbo de ilusión.

—Si hiciera eso, otros saldrían por mí, y eso no puede pasar. Yo tengo que ser el primero en poner un pie fuera. Además, algo me dice que la investigación de tu madre no se perdió del todo. Es muy probable que haya dejado una copia de seguridad en Aegis, aunque debe tener un atraso de dos años. —explicó Noah, con una voz tranquila.

—¡Claro! Aegis y Solaris se reunieron hace dos años. —Aiden comenzaba a entender.

—Exacto. —confirmó Noah.

Dejando escapar un suspiro de alegría. —Me alegrará mucho contar contigo. —La gratitud de Aiden era genuina.

—¿Ya le dijiste a Liz lo que pasó? —Noah cambió de tema, su tono era ahora más suave.

—Aún no he hablado con ella. No sé cómo. —La voz de Aiden se quebró lo suficiente para que Noah lo notara.

—Sabes, para ser alguien que dice conocer el cómo funcionan las mujeres, a veces me desesperas. —Noah no pudo evitar una risa ligera.

—Es que me gustaría hablar con ella en persona, pero no creo que sea buena idea que la vean conmigo en público. —La preocupación de Aiden era clara.

—Cierto, no deberías mostrar tu rostro mucho por las calles. —Noah reflexionó por un momento antes de que una idea brillante cruzara su mente. —¡Eso es! Ja ja ja Ya sé cómo hacerlo. Tú ten listo tu mejor traje para la noche y déjame lo demás a mí. —La emoción en su voz era contagiosa.

Noah recogió todas sus cosas con una rapidez que no le era característica y salió del gimnasio. Se detuvo un momento ante su entrenador, quien alzó una ceja ante la súbita energía que irradiaba el joven.

—Me voy un poco antes, hay algo que necesito hacer ya. —señaló Noah, su voz vibraba con una emoción que no podía ocultar.

El entrenador, acostumbrado a la rutina y la disciplina, no pudo evitar poner una sonrisa al ver el cambio en Noah.

—Vaya, algo te ha devuelto la chispa, Noah. —El entrenador observó el cambio en su pupilo y recordando los días en que esa misma determinación había sido una constante—. Adelante, no te detendré. Suerte con lo que sea que tengas en pensado.

Noah asintió con gratitud y salió disparado a toda velocidad, iba corriendo por la calle con una sonrisa en el rostro intentando no chocar al resto de peatones. El tranvía llegó como un regalo del cielo, y se subió con su mente ya en la casa de Elizabeth. Al llegar, el reloj marcaba las cuatro de la tarde, y el sol bañaba la fachada con una luz cálida que parecía presagiar buenas noticias.

Al tocar la puerta, fue recibido por el Director Green, cuya expresión era una mezcla de preocupación y expectativa.

—Hola Noah, te esperaba. Elizabeth está arriba, encerrada en su cuarto. Le dije que vendrías.

—Sí, sí, lo sé, pero antes me gustaría hablar algo con usted. —Noah se pasó una mano por el cabello, buscando las palabras adecuadas. —Es una petición un tanto egoísta y apresurada, pero es justo lo necesario para hacer que Elizabeth vaya al baile.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.