Arcan y La llegada de los ángeles

Capítulo 6: "El poder dorado, el báculo, y el templo de Ritoy"

Capítulo 6

El poder dorado, el báculo, y el templo de Ritoy

 

–Sin poder mirar su rostro, oía como me gritaba dándome la estricta orden de alejarme del libro. Parecía ser muy importante ya que estaba decido a alejarme de él. Agachado, estaba a tan solo estirar la mano para tomar el libro pero no estaba seguro ante la idea de tomarlo y escapar, después de todo… es solo un libro, sin embargo, había algo en él que me atraía. Tal vez sea por su lomo y bordes dorados o la extraña gema que verde que yacía en su portada, además de su intenso brillo. Determinado a tomarlo, para desafiar a aquel quien me ordenaba alejarme, estiré mi mano para tomar el libro pero de repente, sentí como fui empujado con mucha fuerza del segundo piso hasta el primer piso, haciendo un hoyo al impactar en la madera. Jamás creí que una persona pudiese tener tal fuerza, no recuerdo haber sido empujado de esa manera ni siquiera en la academia. Al intentar levantarme, sentí como me sujetaban por el cuello y las extremidades, al girar mí vista, las muñecas de mis brazos eran sujetadas con mucha presión por un extraño lazo dorado quienes las mantenían pegadas al suelo. Lo más extraño de todo era que los lazos brillaban de la misma forma que aquel hombre.

–¿Qué… rayos… es esto? – Pregunté, lentamente mientras los lazos sujetaban mi cuello.

–Con fuerza, intenté liberarme rompiendo una de los lazos dorados de mi muñeca, para poder así liberar mí otra muñeca. Sin embargo, mis esfuerzos eran inútiles porque más sogas aparecieron en su lugar sujetando mis brazos. Al estar inmóvil en el suelo, vi como el sujeto apareció finalmente frente a mí. Era gigante, vestía una extraña túnica amarilla y tenía barba y cabello alargado. Cuando hablaba lo hacía con una voz grave, como si se tratase de un ser superior.

–¿Cómo pudiste entrar a mi santuario? – Preguntó el sujeto mientras me apuntaba con el báculo.

–¿Tu santuario? ¿Con qué tú eres…? – Pregunté, dándome cuenta de la identidad de esa persona.

–De los pasillos, apareció Leandro. Confundido, gritando su nombre.

–¡Louis! – Gritó Leandro, al observarme en el suelo.

–Confundido de ver a Leandro en el lugar, Louis se quitó encima de mí apartando su báculo de mi cara.

–¿Leo? ¡Regresaste tan pronto! – Preguntó Louis. Contento de ver a su compañero – Me interrumpiste. Estaba a punto de castigar a este Ladrón – Agregó, mientras me miraba.

–Tranquilo, hoy no. El viene conmigo – Dijo Leandro.

–¿Enserio? – Preguntó Louis.

–Me encontraba confundido a partir de ese entonces, pues la voz agresiva y grave con la que hablaba Louis cambió a un tono de voz amable y gentil, hasta podría decirse educada luego de haberme golpeado. Sintiendo sus más sinceras disculpas, Louis hacia desaparecer los lazos dorados que me habían sujetado y además me dio la mano para levantarme.

–Discúlpame. Me deje llevar por las apariencias. Ya sabes, andabas con esos harapos y pensé que eras otro carroñero del desierto – Dijo Louis mientras me sacudía el polvo de mi ropa.

–No… te preocupes… – Dije mientras notaba la amabilidad de Louis.

–No te disculpes, Louis. Zemus tiende a  poner sus manos donde no debe – Dijo Leo, de brazos cruzados.

–Sin embargo. Ya te dije Leo, no me gustan tener las visitas en mi templo– Dijo Louis, mientras colocaba el Libro

–Tranquilo. Esta vez es algo muy importante – Dijo Leo.

–¿Muy importante? – Preguntó Louis. Mirando a Leandro de reojo mientras acomodaba los estantes.

–Estando en la sala. Los tres nos paramos frente al sillón en el que había dejado el cuerpo de la chica envuelto en la sabana. Curiosamente, Leandro intentó quitarle las sabanas de encima pero al parecer se encontraban pegadas, aunque ejerciera mucha fuerza, aunque intentara romperlo simplemente no podía liberar a la chica ahí dentro de ella. Fue entonces cuando Louis quiso opinar al respecto después de observar los numerosos intentos fallidos de Leandro.

–¡Es un manto arcano! – Dijo Louis.

–Ya veo que no es una sábana común y ordinaria… – Comentó Leandro, exhausto.

–Nop. Los mantos arcanos son utilizados para sellar objetos de preciado valor, resisten altas y bajas temperaturas manteniendo su contenido a temperatura ambiente. Sin embargo, esta es la primera vez que veo que lo utilizan en los mismos Arcanos pues el tamaño no se ajusta a sus cuerpos – Dijo Louis, mientras miraba el manto.

–Eso explica porque sus piernas sobresalen… – Comenté.

–¿Qué hacemos entonces? – Preguntó Leo.

–Permíteme – Dijo Louis, acercándose al manto mientras apartaba a Leandro.

–Al acercarse, Louis estira su mano hacia el manto mientras comentaba algunas palabras.

–El sello del manto arcano solo puede ser roto por un poder arcano… – Dijo Louis mientras estiraba su mano.

–Al susurrar estas palabras, los mismos lazos brillantes dorados quienes me sujetaban aparecieron de la manga Louis acercándose al manto cual serpientes. Al liberar el sello que sujetaba ambas extremidades de las sabanas, como un cierre mágico invisible. Los tres pudimos apreciar el cuerpo de la chica, sorpresivamente estaba desnudo en ese momento de tal manera que nos sentimos incomodos pero para Louis era algo esperado, ya que esta era la única manera de trasladar el cuerpo.




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