Arcan y La llegada de los ángeles

Capitulo 10 : "Las sombras de los rascacielos arruinados"

Capítulo 10

"Las sombras de los rascacielos arruinados"

 

–Era difícil de creer que la persona más fuerte que haya conocido haya caído herida sobre mis brazos. Con su pecho ensangrentado gritaba palabras de auxilio a Louis y Leandro quienes se encontraban a mis espaldas, pero ellos estaban mucho más impresionados y asustados de lo que yo estaba.

–¡No se queden ahí parados! ¡Hagan algo! – Gritaba mientras los miraba con enojo – ¡Debemos detener el sangrado! – Grité una vez más.

–Louis veía como Ryry ya había votado mucha sangre. Él no tenía el poder para tapar la herida, tampoco tenían forma de cómo hacerlo.

–Zemus… – Susurraba Louis mientras se quedaba observando.

–¿Qué pasa? ¡Usa tu poder Louis! ¡Haz algo con esas sogas y tapa la herida! – Le gritaba a Louis.

–Yo no… yo no tengo ese poder – Dijo Louis mientras bajaba la mirada – No hay nada que pueda hacer – Agregó, luego de hacer una pausa en sus palabras.

–Chasqueando mis dientes, me deshice de uno de mis harapos que Leandro me había prestado y lo corté con mis dientes rompiendo un pedazo muy alargado.

–¡Oye! ¿Qué estás haciendo? – Preguntó mientras me veía romper la tela con la que me cubría el sol.

–¿Qué crees que hago? – Le pregunté, pronunciando palabras con un tono de voz grave – ¡Salvarle la vida! –  Dije con enojo.

–Mientras que yo vendaba la herida de Ryry con mi ropa. El superior de equipo siete estaba dispuesto a realizar otro disparo luego de ver que Ryry había interferido. Preparándose para jalar el gatillo, el superior apunta a mi cabeza mientras me observaba vendar a la chica y al apretarlo nota como su arma no había disparado. Sin haberse dado cuenta, las balas ya se habían agotado y con enojo pulsaba varias veces el gatillo mientras se preguntaba que había ocurrido con las balas.

–¡Oigan! ¿Qué está pasando? ¿Dónde están los demás cartuchos? – Se preguntó el superior mientras revisaba los alrededores.

–En ese momento, Oscar responde a sus dudas con mucha seriedad.

–Se agotaron todas nuestras reservas… – Contesta.

–Recogiendo el francotirador, el superior lo guarda sobre la motocicleta mientras que apresuraba a su equipo de manera enojada, regañando a todos los presentes debido al malgasto de municiones. Con prisa, le ordenaba al equipo subirse a las motocicletas para perseguirnos, aprovechando la oportunidad en que nos encontrábamos inmóviles. Ciertamente, así me sentía, no podía dejar a Ryry morir en un lugar así por lo que decidí cargar con ella luego de vendarla.

–¡Vamos! Aún tenemos que seguir adelante. – Dije mientras cargaba con Ryry sobre mi espalda – Debemos llegar lo antes posible a la madriguera – Agregué.

–Dudo mucho que resista, citadino. Debemos buscar un lugar donde descansar – Dijo Leandro

–Mientras corríamos con Ryry en mi espalda, Louis sintió que una patrulla motorizada de las águilas doradas se acercaban y con enojo, maldije mi suerte y la mala oportunidad que tuvimos luego de haber llegado tan lejos. Al apenas correr unos metros, vimos como la patrulla nos rodeó, conduciendo a nuestro alrededor mientras apuntaban sus armas contra nosotros. Con enojo, miraba a cada uno de ellos observando sus vestimentas oscuras y cascos que le cubrían sus rostros debido al vidrio ahumado que los protegían de los rayos de luz. A medida de que nos rodeaban, nos protegimos espalda con espalda mientras yo les gritaba agresivas frases.

–¿Qué esperan? ¡No les tengo miedo! ¡No regresare a Gon-bling! – Grité, mientras miraba a los soldados en sus motocicletas.

–Al oír mi voz, Oscar descubrió que se trataba de mí a pesar de tener un extraño sombrero de tela que llevaba sobre mi cabeza para cubrirme del sol, además de que estaba sin camisa debido a que la había estropeado para hacerle un vendaje a Ryry. Sin saber que Oscar se encontraba entre esas filas, se mantuvo pensativo con la mirada baja mientras veía a los demás motorizados rodearme, recordando algunas palabras que le dije en el pasado.

–“Nos vemos fuera de la muralla…” eran las palabras.

–En cuanto apenas les gritaba agresivas palabras a las águilas doradas, mostrándome hostil. El superior del equipo se detiene frente a mí bajando de su moto mientras se quitaba el casco de su cabeza, intentando hablar conmigo civilizadamente.

–Tranquilo, joven Byner. No estamos aquí para enviarte de regreso a la ciudad – Dijo el superior, mientras se quitaba su casco.

–¿Sabe quién soy? – Pregunté, impresionado.

–Claro. Déjame decirte que estoy muy impresionado de tu determinación, has hecho que las águilas doradas se concentren más en ti que en sus propias expediciones – Contestó – De todas las personas que pude imaginarme con razones de escapar de la ciudad, nunca pensé que fueras tú una de ellas – Agregó.

–Tengo mis propias razones… – Contesté.

–Al contestar mi pregunta, vi como el superior del equipo hecho su brazo a su espalda e inmediatamente saca un revolver que llevaba escondido debajo de su chaleco. Es curioso ver un arma tan antigua como esa actualmente, según el superior era su arma favorita por que podía destruir el blanco con un solo disparo y su peso era equilibrado como una espada, pesada al atacar. Colocando las balas sobre la cámara, la cierra luego de haberla recargado e inmediatamente apunta contra mí.




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