Arcania: La Flor Marchita Y El Protector

CAPITULO 54: Despedida

Capítulo 54: despedida

Cuando Fred me hizo la señal no quiera hacerlo, pero su mirada me decía que era ahora o nunca, aun con dolor realice lo que me pidió y mire como callo junto con Dean al mar, parecía satisfecho, feliz de poder protegernos y derrotar a Dean. Yo no podía dejar de lamentarme y pedir que estuviera a salvo, aunque eso era imposible. Aideen, valentina y Alek sollozaban de manera hiriente.

- Hana… - detrás de mi Tsubasa se acercó, sostenía sus heridas con ambas manos y casi cae de no haberle sostenido-

- No te muevas mucho, te curare enseguida – mi lágrimas apenas me dejaban verlo y mis ojos ardían.  Sostuvo mi mano con la suya y con la otra me acaricio la mejilla limpiando mis lágrimas.

- No Hana, se ha aplazado demasiado. Ya no hay esperanzas para mí.

- ¿de que estas hablando? Puedo curarte, mejoraras – mientras seguía sosteniendo su mejilla levanto la mirada, detrás de mi estaba Itziyana

- Hana, no podrás curarlo aun que quieras, desde el primer momento en que Dean lo apuñalo el debió haber muerto, la dama oscura le entrego un poco de tiempo, pero ya no le queda mucho más…

- ¿tiempo? ¿De qué hablas? –

- Esperanza vital, memorias, tiempo, es lo que la diosa oscura puede controlar. Longevidad, curación, protección. es lo que tú puedes ofrecer como rencarnación de la diosa luminosa.

- Hana, puedes ayudarme a llegar al borde quiero ver la puesta de sol contigo…- solo asentí y le ayude a moverse, estando ahí deje que se recostara en mis piernas y miramos el sol ocultándose lentamente.

- Esto es muy injusto – mis lágrimas no dejaron de caer.

- No lo creo así, me permitieron conocerte y pasar tiempo con ustedes, fue muy divertido… Hana sonríe- pero no podía hacerlo – sabes, siempre me ha gustado mucho el color de tu cabello.

- ¿No sería mejor que Iztiyana estuviera que en vez de mí?, sé que sientes algo por ella –

- Para nada, le tengo un gran respeto a la diosa y quizá la razón por la que la veo es porque se parce mucho a ti, tal vez tu no lo recuerdes pero solía verte cuando venias al castillo a dejar retratos junto a tu padre – mis lágrimas brotaron más y él sonrió.

- Entonces ¿yo te gusto? –

- ¿No estaba claro? No te protegía por que fuera mi deber, lo hacía porque quería, me gustas mucho, me gustan tus ojos cambiantes, tu largo cabello dorado que brilla con el sol, tu fragancia, el color de tu piel y labios. Cuando te mire en la entrada de la academia, no podía creer que ocultaras toda esa belleza con tu cabello, por eso te compre ese broche. Hana eres la única chica para mí… ¿puedes cantarme un poco? – mire a itziyana de reojo y ella solo asintió.

Comencé a cantar y el viento soplo, a nuestro alrededor flores comenzaron a crecer y cuando pare mire a Tsubasa, no respiraba más, pero tenía una sonrisa en su rostro. En mi rabia tome una de las espadas y la alce frente a mí.

- ¡Hana espera! – gritaron todos. Pero ya era muy tarde.

El viento se llevó algunos mechones pero el resto de mi cabello lo coloque en las manos de Tsubasa, mi último regalo, la última muestra de mi amor.



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En el texto hay: diosas, habilidades especiales, aventura y amor

Editado: 06.12.2020

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