Arcanum: Otro Infinito

Capítulo 4

Eifion junto sus manos delante, sonriendo a la pregunta que habia hecho.

—He visto que tienes muy buena puntería con los cuchillos, pero no te he visto en combate cuerpo a cuerpo, ¿así que te parece que comencemos con eso, Fierita?

Nunca he sido buena en los combates cuerpo a cuerpo, siempre terminaba en el suelo con mi nariz sangrando, con muchos hematomas o con alguna extremidad lesionada. Por eso siempre preferí los cuchillos, eran letales si le apuntabas al lugar exacto.

—Tengo que admitir que soy muy mala en los combates cuerpo a cuerpo, así que ten un poco de paciencia por favor —Respondí

—No te preocupes, piensa que soy algún fae malo que te quiere matar y no tienes ninguno de esos cuchillos que utilizas.

Asentí ante aquella imaginación que me estaba proyectando, me despojé de la capa que me cubría para tener más libertad de moverme en los alrededores. Me puse en defensa y apreté mi puño con fuerza.

Eifion sonrió ante mi acción y comenzó a correr hacia mí. No me iba a quedar atrás, si acabase llena de hematomas, tenía que valer la pena y haberle golpeado más de alguna vez. Corrí de igual manera hacia él y antes de impactarnos uno contra otro, me deslice por el suelo y pase por el lado de su cuerpo mientras que éste daba su primer golpe en el aire, me levante rápidamente antes de que él reaccionara más rápido que yo, y le di una fuerte patada en la espalda, retrocedí unos pasos y me puse nuevamente en defensa.

Eifion se giró hacia mí y asintió varias veces mientras pasaba su mano por su nuca.

—Vaya, eso sí que me sorprendió, ¿No habías dicho que eras mala en esto?

Le di una fuerte patada en su entrepierna, haciendo que éste se cubriera sus partes y cayera al piso gimiendo de dolor

—Menos charla y más acción—sonreí con seguridad

Pero aquella seguridad se esfumo en un santiamén, Eifion se levantó y me dio un fuerte golpe poco natural en el pectoral. Caí lejos de donde realmente nos encontrábamos, chocando con una de las rocas que hacían el circulo. Aquel fae tenía más fuerza de lo que yo pensaba.

Solté una leve carcajada, no debí haberlo subestimado tanto, ahora tendría un gran dolor de espalda. Me levanté como pude de ahí, mi cuerpo me dolía a montones, como si me hubieran dado miles de golpes, sabía que no tenía ninguna oportunidad con los de su raza, tenían una fuerza increíblemente subnormal.

Inhale y exhale antes de dar mi primer paso hacia él, no me iba a rendir tan fácilmente, pero Eifion fue mucho más rápido que yo, se acercó a mí con un paso rápido y me tomó directamente del cuello, me levantó varios centímetros antes de colocarme contra la misma roca.

—¿Qué harás ahora Amira? —me apretó aún más fuerte el cuello

No podía respirar, sentía como toda la sangre se venía a mi cabeza y comencé a golpear desesperadamente su brazo, pero nada le hacía daño.

—¡Tienes que hacer algo, Amira! ¡Piensa bien en mis puntos débiles y actúa!

Ni siquiera podía pensar en los puntos débiles, el aire se me estaba acabando y mi cuerpo comenzó a contraerse. Justo en ese momento, Eifion me soltó y yo caí al suelo como una muñeca de trapo que trataba de tomar aire y devolverme un poco la vida que tenía.

Él se arrodillo en frente de mí, me tomó por la cintura para poder ayudar a levantarme, pero yo no podía, no tenía fuerzas, era una maldita débil. Le negué varias veces con la cabeza para que entendiera que no quería y simplemente él se quedó sentado a mi lado hasta que recuperé totalmente el aliento.

—Te dije… que era muy mala en esto—Le dije con mi voz ronca

—Fierita, mírame…— Le hice caso y giré mi rostro para poder mirarlo a los ojos— Ya no eres una humana, debes aceptarlo. Ahora eres una fae, tienes fuerza en tus venas y debes aprender a manejarla, ¿Entiendes?

Comenzó a acariciarme con pequeños círculos en la espalda para que me tranquilizara y me sintiera más relajada. Asentí varias veces a su comentario y tenía mucha razón, ya no era humana, ahora soy una fae y muy dentro de mi debo tener fuerza, pero también mi mente es humana y los humanos somos inteligentes.

—Por lo menos te di dos golpes— Me reí ante el recuerdo de haberle golpeado sus partes privadas

—Algo es algo, comenzaste bien y me esquivaste muy rápido, eres ágil

Asentí varias veces mientras pasaba un mechón de mi cabello por detrás de mi oreja, suspiré con cansancio antes de levantarme del suelo ya mejor de lo que estaba hace algunos minutos atrás.

Tenía que practicar más y el día aun no terminaba del todo, Eifion se levantó también del suelo y se alejó algunos pasos de mi para comenzar de nuevo con la práctica. Estuvimos las últimas horas antes del anochecer practicando varias técnicas que él me estaba enseñando para esquivar y noquear a mis atacantes, después de eso nos fuimos juntos hacia su pequeña casa.

En el camino había varias antorchas encendidas a lo largo de la calle de piedra, pero nada opacaba la luz de la… ¿luna? No estaba segura si era una luna, pero estaba demasiado cerca y, además, detrás de ella se veía otro cuerpo redondo, ¿serán planetas?

Llegamos a su hogar sanos y salvos, caminé hacia la pieza en donde había despertado aquella mañana sin decirle ninguna palabra a Eifion y me acosté sobre ella sin energía alguna, realmente estaba muy cansada después de todo el entrenamiento que pasamos, no sé si Eifion estará igual que yo, pero al menos mi cuerpo necesitaba descansar.




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