Archivo 103 [#1 Saga Archivos Criminales]

E P I L O G O

E P I L O G O

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La noche anterior

Central de Policia de Egon - 8:50 p.m.

Michelle Dixon 

—Te lo dije, necesito que me des el expediente de Brooks —insisto una ultima vez al idiota que tengo en frente. 

—Y yo te dije que no, Michelle —pronuncia Larry sabiendo perfectamente lo que hare. 

—No seas terco Thomas. 

—Te he dicho que no me llames asi. 

Cierro mi boca esperando que se de por vencido algo que logro con todo el exito del mundo. Suspira derrotado, me entrega la carpeta donde se encuentra la supuesta razón por la cual Melissa murió. Sonrio satisfecha, el solo reniega con la cabeza. 

Me levanto de la silla, para dirigirme hacia la puerta. Al salir me encuentro con Heather quien finge estar hablando conmigo de algo mas que no sea de aquello que planeamos desde hace años. 

—¿Ya los conseguistes? 

—Si, ¿Ya las convenciste? 

—Desde luego. 

—Perfecto. 

Nos separamos yendonos por caminos diferentes como siempre hemos hecho. Bajo hacia el estacionamiento, busco mi auto, entro en este y acelero para llegar antes de que cierren la central de Carolina. Cuando llego, todo se encuentra con luces tenues y hay una sola luz que esta encedida. Mcoy sigue en su oficina. 

Entro sigilosamente hacia la oficina, para entregarle los papeles, su humor esta de los mil demonios, pero eso me importa un carajo ya que le dejo la carpeta en su oficina e intento salir, pero este me detiene. 

—¿Que es eso? 

—El expediente de Melissa Brooks. 

—¿C-Como lo conseguiste? —tartamudea e inspecciona la carpeta. 

—Tengo contactos, pero lo importante es que ya lo tienes, ahora a trabajar. 

Me voy sin dar explicacion alguna y me dirijo a mi despacho donde me encuentro con mi paciente fiel a quien tengo con una soga atada en las manos y pies, y una cinta adhesiva en su boca. 

—¿Y? ¿Ahora quieres hablar? —le quito la cinta de la boca.

—Pudrete, bruja. 

—¿Donde habré escuchado eso antes? —me hago la pensativa —. Ah si, cuando intentaste matarme, hijo de puta. 

—Y no dudaría en volver a hacerlo —me dice con desprecio. 

—Ese no es mi problema, doctor —le digo con diplomacia —. Ahora, ¿Acepta mi trato o no? 

El doctor lo analiza con cierta duda, hasta que cede y asiente lentamente. Este toma mi mano y las estrechamos, yo sonrío con malicia como lo aprendí de mi familia desde muy pequeña algo que lo hace palidecer del miedo. 

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25 de Abril de 2020 

Hospital Psiquiatrico de Egon - 8:30 a.m. 

Narrador Omnisciente 

—Bienvenido a su nuevo hogar, Sr. Spencer —una de las enfermeras le da la bienvenida. 

Lo guían hacia los pasillos del psiquiátrico cargando con él unas cadenas que son demasiado incómodas, pero así se les trata a los asesinos. 

Suben al sector 3 que es uno de los niveles donde mantienen a la mayoría de pacientes en aislamiento por la gravedad de sus enfermedades y patologías. Llegan a una puerta blanca, la enfermera abre la puerta y le da paso a los guardias para que, prácticamente, arrastren a Ryan hacia la habitación. 

La presencia de Price es lo que le causa un ataque de náuseas, su sola presencia provoca asco. Lo mira con desprecio, mientras que el doctor observa a su querido paciente como otro más del montón. 

—Bienvenido a tu nuevo hogar Ryan —Spencer tensa la mandíbula al mismo tiempo que Price se ríe y cierra la puerta de la habitación para evitar ser escuchados —. Te explicaré cómo va a funcionar esto: estarás aquí por un año, así que te recomiendo no causarme problemas. 

Los dos guardias que custodiaban a Spencer colocan sus cadenas en un gancho de hierro lo que hace que tenga que estirarse y suelte leves quejidos por el dolor que siente en el cuerpo. 

—Asesino de mierda.

¡Muérete!

¡DEBES PAGAR POR ESAS CHICAS!

Los recuerdos de anoche en la cárcel fueron los primeros que aparecieron en la mente de aquel ex detective. 

—Ahora, tu dosis del día —Spencer espabila en ese momento, empieza a alterarse algo que los guardias notan al instante y lo sujetan con fuerza dejando su cuello a merced del vampiro Price. 

Nótese el sarcasmo. 

Price, sonriente deja la jeringa llena de alucinógenos en su bolsillo y se va con la cabeza en alto. 

Al llegar a su oficina, se encuentra con la morena de ojos verdes que tanto desea a pesar de tener dueño, pero que eso le vale tres hectáreas de mierda sabiendo que ese dueño no aparecerá por aquí un tiempo. 




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