C A P I T U L O 4
"Verdades"
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30 de Octubre de 2021 - 4:00 p.m.
Rio Misisipi - USA
Michelle Dixon
El viento en mi rostro me provoca calma y serenidad. Hacia mucho tiempo que no volvia a aqui, desde que era solo una niña...
Le doy una calada a mi cigarrillo mientras aprecio con la mirada el gran rio de Misisipi. Hace frio, por lo tanto me acomodo el abrigo lo suficiente para que me caliente y no me termine congelando. Boto el cigarrillo en el agua, algunos diran que es dañar al medio ambiente, pero sinceramente, me importa muy poco el medio ambiente.
Sigo mi camino saliendo del puente para dirigirme a la ciudad de Misisipi manteniendo un bajo perfil ante todos. Llego a un restaurante donde me gusta comer a veces, entro en busca de una mesa vacia, me llevan a la mesa y ahi esta ella.
—Hola —saludo.
—¿Dra. Dixon? —se levanta y me extiende la mano, correspondo el saludo sin mostrar alguna sonrisa —. Es un placer para mi conocerla.
Su saludo es firme, transmite seguridad a simple vista. Su cabello es castaño y brillante, su sonrisa es... falsa.
Solo busca informacion y chismes.
—Espero que no me haga perder mi tiempo con esto —soy directa —, le recuerdo que tengo pacientes que atender en unos minutos.
—Descuide, sera rapido —su sonrisa desaparece drastica por mi comportamiento —. Sientese, por favor.
Puedo ver como sus manos empezaron a temblar, sus uñas estan pintadas de un color rojo vino, empieza a tamborilearlas en la mesa mientras revisa sus papeles para empezar con esta entrevista que me parece una perdida de tiempo. No dejo de pensar como pude haber aceptado y luego recuerdo que la persona que acepto esto por mi fue mi jefe del psiquiatrico de Misisipi.
Bastardo.
—Bien, empecemos —coloca su grabadora sobre la mesa —. Bienvenida, señorita Dixon, mi nombre es Carol Shawn, reportera de The New York Times. Quisiera hacer unas preguntas, si no le molesta.
—Si estoy aqui es porque acepte su peticion ayer y no para escucharla fingir como hace su trabajo —ataco con logica ante su pregunta tan absurda, algo que la hace suspirar con fuerza.
—Primera pregunta —lee la pregunta —. Su libro, Trece mentes maravillosas, habla sobre trece personas que nacieron un trece de Marzo de 1970 y en la actualidad estan en rehabilitacion por problemas mentales que usted misma trato. ¿Porque eligio trece?
—Es mi numero de la suerte —fui directa.
—Se cree que el numero trece es el numero de la mala suerte, segun los supersticiosos...
—¿Y usted cree en supersticiones? —pregunto, me inclino hacia adelante mientras la analizo muy detenidamente.
—Creo mas en los hechos —responde.
—Entonces si alguien le muestra pruebas de que esas supersticiones son reales, ¿le creeria? —ataco con otra pregunta.
Esto es mas divertido de lo que pense.
—No la culparia, yo tambien lo haria, pero yo si me ocuparia en verificar datos concretos —la dejo en paz por un momento para seguir con esto —. Y no, no creo en supersticiones.
Respira y vuelve a leer su hoja con las preguntas.
—Entonces, cuentenos, ¿En quienes se inspiro para crear a esos trece personajes? —proceso su pregunta con cuidado.
¿En quienes me inspire?...
Miro hacia la ventana para aclarar las ideas que empiezan a rondar por mi cabeza. No puedo ser impulsiva, no ahora. Los recuerdos de mi pasado me abruman, siempre lo han hecho, pero he sabido ocultarlo y mas si era con la ayuda de ellas...
Mi padre y yo sufrimos demasiado juntos y ahora esta alla solo...
Mi familia se vino abajo, pero con el tiempo te acostumbras a cualquier cosa que suceda en esta familia, solo es cuestion de adaptarte a ellos y saber cuando abrir la boca o cuando ser util.
—En nadie —respondo con firmeza —, no hay un trasfondo emotivo si es lo que quiere que le diga.
—Pues, en la historia de cada uno de los personajes pareciera ser todo lo contrario —me contradice y se lo que hace.
Sonrio con sarcasmo, me voy a divertir con esto.
—Ustedes los reporteros me dan risa —su rostro lleno de confusion es todo un poema para mis ojos —. Creen que solo porque le hagan preguntas a los demas que tengan que ver con sus sentimientos y mostrando interes en sus vidas privadas van a conseguir algo, pero la realidad es... Que solo buscan alguna especie de secreto que se le escape a cualquier persona para luego difundirla y luego hacerse los inocentes que no matan ni a una mosca.
Ella palidece por la manera en que le estoy hablando erizandole los vellos de su piel.
—Pero creo que tu olvidaste que soy una psicologa profesional y que se notar cuando alguien espera que yo diga algun secreto de mi parte, asi que lo siento mucho, señorita Shawn, pero usted no va a lograr sacarme nada de informacion para hundirme —me levanto de la mesa y me coloco a su lado para susurrarle al oido —. Parecere toda una chiquilla por fuera, pero no sabe con quien se mete, asi que le recomiendo que se abstenga de decir cosas que no son.