Ares, mundo salvaje

CAPITULO UNO, PACTO DE LOS DIOSES

1

En la madrugada los marginales son mucho más rápidos y fuertes, y si están en grupo numeroso son mucho más eficientes también. Son como pirañas de río que atacan a una presa todas juntas, de golpe, dejando en segundos solo la carne y hueso de su víctima. En este caso, los marginales además dejan a sus víctimas vacías de contenido vital. Absorben hasta la última gota de su sangre. Eso los hace más fuertes, más poderosos, más sádicos.

Normalmente no tienen un líder, un cabecilla, sino que simplemente se juntan y atacan al azar. Ya sea por hambre, por placer, o por conquistar nuevos territorios. Los dos primeros impulsos los habían reunido esa noche. Pero además tuvieron la precaución de contratar un líder. Un upir de rango, que habitualmente solo participaría de este tipo de revueltas por dos motivos: dinero, o interés propio. Si bien los marginales le habían pagado en monedas de oro y plata, en este caso Branko Mutavilis, más conocido como Branko El Sanguinario, tenía un profundo interés personal. De hecho el pago lo tomó con un extra, un bono inesperado pero bien recibido. Aunque les dejó bien claro a sus contratantes que de proceder tal y como se había planteado estarían rompiendo el Pacto Milenario de los Dioses. Luego de algunas miradas huidizas entre los marginales, y de algunas protestas minoritarias, decidieron que igual lo harían. Tenían hambre, ya no les importaba ni una mierda las cuestiones políticas.

El Muro Este era el único punto de contacto, y límite físico a su vez, entre las tierras de Aftokratoria Vampir y Lykantrópolis. Cuentan antiguas leyendas que los muros Este y Oeste (que divide al otro lado Terra Homines de Lykanthrópolis), fueron creados por Zeus y su esposa Hera. Lo cual parece tener mucho sentido pensando que las razas de este mundo moran en constante disputa. Y además el planeta fue nombrado en honor al hijo de los Dioses creadores: Ares. Entonces, qué más podía esperarse de un mundo apadrinado por el Dios de la Guerra...

Branko había sido muy claro con los marginales. Solo dos de ellos acompañarían a Branko al encuentro con los soldados que custodiaban la entrada. Los otros veintisiete esperarían en el bosque a que él diera la señal. Branko sabía perfectamente que para dos fuertes soldados licántropos tres vampiros no implicarían una amenaza, aunque uno fuera un upir; por lo tanto confiaba en que tendría tiempo suficiente para entablar una conversación con ellos, y con la excusa venderles algo (en este caso una espada mandoble hecha a mano, y de una aleación tan fuerte como el titanio) podrían entonces atacarlos por sorpresa.

No era raro que cada tanto aparecieran vampiros muertos de hambre (por decirlo de una forma coloquial, ya que muertos están desde el mismo día en que fueron creados) en alguna de las puertas limítrofes entre tierras, para realizar este o algún otro tipo de comercio. En todos los territorios de Ares se sabe que los marginales "viven" en pésimas condiciones físicas y de alimentación. Su reina, Lilith, no los tiene en cuenta ni siquiera para donarles humanos viejos, de esos cuya sangre ya no vale ni un gramo de plata en el mercado negro.

Cuando los dos soldados que custodiaban la puerta sur del Muro Este divisaron al grupo de vampiros acercándose, se pusieron en alerta y se convirtieron rápidamente en exuberantes lobos de dos metros de altura, parados en sus musculosas patas traseras y alzando sus enormes lanzas:

—¡ALTO AHÍ! ¡¿Quién se atreve a acercarse a Lykantrópolis sin ser invitado?! —gritó con una voz grave y ronca. El soldado lobo ahora mostraba, tras su enorme lanza de punta de acero, una mancha de pelo gris en su pecho con forma de gota de agua, que resaltaba a la luz de la luna sobre el negro azabache del resto de su pelaje. Lucía como un diamante que acabara de aparecer en una mina de carbón.

—Tranquilo, señor mío, venimos en son de paz, solo queremos comerciar... —dijo Branko, intentando aparentar sumisión mientras levantaba las manos y mostraba sus frías y blancas palmas. Sus compañeros marginales copiaron el gesto y sumaron una ligera semiflexión de cabeza y tronco.

—¡Acérquense a la luz de las antorchas! Muestren que es lo traen, asquerosos marginales. —dijo el lobo de la mancha gris en el pecho, estirando aún más su lanza hacia los desconocidos.

—Claro, señor, si me lo permite sacaré de su funda este hermosos mandoble, una excelente arma para unas poderosas manos como las suyas, señor... —dijo Branko señalando su cinturón, donde enfundaba la enorme espada.

—Bien, pero deténganse allí. Los quiero a tiro de lanza todo el tiempo.

—Claro, señor, como usted diga. —Branko se detuvo a unos pasos de los lobos, y junto a él se detuvo el resto. Su intención era acercarse un poco más, pero se contuvo: ya pensaría en algo. Mientras, comenzó a mostrar y alabar su mercadería—. Mire esta hermosa empuñadura doble, esta perfecta hoja de acero impecable, ¿qué le parece? Apuesto a que podría pagar por este poderoso y hermoso mandoble unas... ¿tres monedas de oro? ¿Le parece justo, señor mío?

—¡Ja, ja, ja! ¡¿TRES monedas de oro?! Mira a estos marginales, Píleo —gritó con sorna el lobo de pecho gris mirando a su compañero, que también reía a carcajadas—. Óiganme bien ustedes, asquerosos marginales: ¿creen que pueden engañar a un soldado licántropo vendiéndole mercadería oxidada y probablemente robada por tres monedas de oro?

—O no, no, no señor, jamás intentaríamos algo así, si me permite acercarme puedo mostrarle que es de buen acero forjado en los altos hornos de Aftokratoría y que está en perfectas condiciones, señor mío...

—No, alto ahí, marginal, no me fio de tu gente, vamos a hacer una cosa, si tu arma es tal y como dices, acércate tu solo. Y si mi compañero y yo estamos de acuerdo, quizás te demos, con suerte, una moneda. ¿Qué te parece, eh?

—Pero claro, señor, una moneda estaría muy bien, usted sabe que tenemos mucho hambre, nuestra reina... Bueno, Lilith, ya sabe, no somos sus preferidos. Pero con una moneda podríamos conseguir una res entera para nosotros solos y así alimentarnos casi tres días. Sí, señor, me parece muy justo. Voy a acercarme, mis compañeros se quedarán atrás y verá que hermosa arma tenemos aquí...



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En el texto hay: brujas, vampiro vs hombrelobo, batallas epicas divinidades

Editado: 31.01.2023

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