Ares, mundo salvaje

CAPITULO DOS, CONSECUENCIAS

9

Kirón entró en la oficina del coronel Emirp con aire serio, su tamaño era excepcional dentro de los de su raza. Así debía ser, de hecho, si tu jinete jefe era un licántropo como Uxmael. No cualquier centauro era capaz de llevar a un lobizón trasformado sobre su lomo sin perder la curvatura natural de su columna en el intento.

Kirón era un centauro alfa. Dominante, grande y con una fortaleza excepcional. Su cabeza ancha y cuadrada poseía rasgos humanoides pero con una barbilla más alargada y de pómulos anchos. Llevaba un casco metálico que además de la cabeza le cubría otras zonas vulnerables como la nuca, la nariz. Unas aletas sobresalían hacia adelante y le cubrían el cuello también, justo por encima de las arterias principales. Su tronco humanoide era de pectorales anchos y de brazos fuertes. Su lomo era grueso y compacto, de un color pardo oscuro con denso pelaje corto. En sus cuatro patas llevaba cobertores metálicos, unas perneras de hierro forjado con pinchos de bases gruesas y puntas largas y aguzadas. Completando la armadura siempre llevaba un arma de largo alcance. La más utilizada por los centauros en general era el arco compuesto, aunque algunos usaban lanzas también, la lucha a distancia era su fuerte.

Los centauros llevaban a sus jinetes jefes, los soldados licántropos, y eran parte integral de las patrullas militares de búsqueda y caza de perros solitarios. Estos enormes lobos, irracionales al punto de alimentarse de otros licántropos si tenían la oportunidad, solían ser un serio problema para su pueblo. Sobre todo cuando se acercaban a aldeas o villas pobladas. La armadura de los centauros era principalmente para protegerse cuando eran atacados por los mismos a los que daban caza, ya que un centauro en la lucha cuerpo a cuerpo, al contrario que los lobos, era más bien lento, torpe. Sus cuatro patas, si bien les daban potencia y velocidad extrema en la carrera, les impedían ser ágiles y efectivos en la lucha corta.

—¡Mande, coronel! —dijo Kirón con sequedad pero con respeto.

Optimus le hizo la venia al centauro y luego se dirigió a uno de los marginales. Al afortunado mensajero.

—Ahora, como verás, engendro de la oscuridad… —dijo el coronel, acercándose al vampiro.

El marginal se encogió de hombros y entrecerró los ojos esperando una nueva serie de golpes en su sien, sin embargo, esta vez Optimus no lo tocó. Y luego de otro tenso silencio, continuo su parlamento.

—Kirón será tu compañero de ruta hasta que tú entregues la epístola a Lilith. Puedes estar contento, debes ser el primer vampiro que viajará por las peligrosas tierras de Aftokratoria con una custodia personal. Tu amigo, en cambio —dijo esto mirando de costado al otro marginal—, no tendrá esa suerte, él irá directo a nuestros cómodos y húmedos calabozos. Al menos hasta que tu reina conteste la misiva. Dicho esto, estimado Kirón, dejo en tus manos a este… mensajero.

Kirón se acercó al vampiro y lo miró desde lo alto, le llevaba al menos un metro de altura y otro de ancho. El marginal lo miró con ojos grandes como platos, el rojo furioso había desaparecido y ahora solo había un brillo profundo que podía asemejarse más a un sentimiento de miedo que de furia.

—¡Sí, señor! —afirmó Kirón, tomó del brazo a su nuevo compañero de viaje y casi que lo arrastró hacia la salida.

Kirón y el marginal abandonaron las instalaciones militares de Lycanthrópolis ni bien asomó la noche sobre el cielo rojizo de Ares. La noche sería su vía de viaje en adelante. El centauro tendría que descansar de día para evitar que su rehén fuera calcinado por la luz solar antes de llegar a la reina Lilith. Para su desgracia, además de acompañarlo debía protegerlo. No le simpatizaba en nada la idea, pero era su deber y las órdenes estaban para ser cumplidas. Punto.

 El segundo vampiro capturado fue llevado y encerrado en los calabozos interiores de las mazmorras del fuerte licántropo.

Una vez se quedaron solos en la oficina del coronel, Optimus manifestó a Ptolomeo y a su hermano que por ahora todo lo que se podía hacer estaba hecho. A pesar de la negativa de Uxmael, el prisionero que quedaba detenido iba a ser encerrado hasta obtener la respuesta de la reina. Él no estaba de acuerdo, era del pensamiento de que había que matarlo, tal y como ellos habían hecho con su padre y con la aldea entera. Ptolomeo debió de intervenir posando una mano firme, fuerte y dura, en el hombro de su hermano. Uxmael, que respetaba mucho a su hermano mayor, entendió la indirecta enseguida. Cesó en su reclamo y así se evitó también una confrontación con el coronel que, por otro lado, solo seguía órdenes del rey Níctimo. Eso quedaba claro.

Allí, en el fuerte de los licántropos, se unificaban los diferentes grupos de patrullas militares: las de perros solitarios, las de frontera, las de custodia real, y la división de infantería que nucleaba a varias áreas de defensa y seguridad. También contaba con la división de centauros de combate, que formaban parte de la asistencia principal en terreno firme, ya sea como apoyo en batallas, tanto como para traslado y movilización de tropas.

Los hermanos se retiraron de la oficina del coronel y fueron directo a hablar con la división de infantería ligera. Iban a necesitar ayuda en la aldea que acababa de ser masacrada, que a pesar de lo que hicieran, se convertiría en un pueblo fantasma.

Ptolomeo se encargó de formar un grupo de diez licántropos y doce centauros para viajar hasta Dunkll esa misma noche y comenzar con la tarea de inhumación de cuerpos y de reconstrucción de la aldea. Uxmael le había dicho que tenía que encargarse de algo antes de volver a partir y que para cuando estuviera todo listo, él volvería. Ptolomeo no intentó disuadir a su hermano, supuso que la muerte de su padre estaba afectándolo y quizás quería pasar un tiempo solo. Si él no fuera el hermano mayor y quien siempre se encargaba y se hacía responsable de todo, habría tomado su propio tiempo a solas con mucho gusto. Su impasible carácter habitual era en ese momento una máscara. Por dentro aún lloraba la pérdida de su padre.



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En el texto hay: brujas, vampiro vs hombrelobo, batallas epicas divinidades

Editado: 31.01.2023

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