Ariel

El comienzo de una nueva vida

Lamentablemente todo tenía que acabar en algún momento. Por eso, la mañana de un día jueves, a las 5:00 am, el chico del cabello desordenado, al que le había costado mucho levantarse, estaba ahí, en el espejo, a punto de arreglarse, cosa que nunca hacía, excepto en ocaciones especiales, como lo era esta. 

No sabía que haría primero, ya que nadie le enseño a vestirse bien, ni arreglarse, por eso usaba un viejo y desgastado saco azul, con una capucha y bolsillos a los lados. Un pantalón Jean un poco descolorido, unas zapatillas azules, que había comprado hace poco gracias a su sueldo de ñiño enviado por el gobierno de Héroes, el que era aplicado solo a ñiños huérfanos como el, y aunque sus padre no habían muerto, si lo habían abandonado. Dejandolo a una corta edad en un centro de acogida, de ahí, solo su vida empeoró, empezando por el bullying que sufrió por ser huérfano en su escuela, y por tener un color de piel diferente. Siempre se acercaba a un latino, con un color de piel entre oscuro y claro, o mas bien una mezcla de los dos, dejando una especie de tono como una leche chocolatada, o un poco trigueña.

Aunque la discriminación nunca se detuvo en la escuela, lo unico que logró bueno en ese lugar infernal fué conseguir un amigo, amigo que ya lo esperaba en la puerta para salir del departamento, que sufrió lo mismo que el en la escuela, y por eso logró entablar una gran amistad, e incluso hermandad. Para Ariel. Sergio, como se llamaba el chico, era su hermano, junto con el que logró superar todo eso, y ahora junto a el, lograría entrar a ser un recluta. Nadie pensaría que ñiños como ellos, solo con 11 años, lograrían ser reclutas, pero denhibia, la ciudad donde vivían, era una ciudad donde a los héroes los entrenaban como ñiños, por eso terminaron sus estudios a los 10 años. Y ahora estaba listos, esperando a partir hacia la innauguración, donde muchos ñiños heroes empezarían como reclutas.

La espera estaba matando a Sergio, que empezaba a aburrirse, hasta el grado de empezar a jugar con su cabello. De ahí unos 10 o mas minutos pasaron hasta que Ariel porfin logró estar arreglado-mierda, solo quedaste igual que siempre-. Exclamó con un tono furioso, aunque no era momento de discutir, ya que podían estar llegando tarde. Por eso es que se apuraron en salir y empezar a espera el autobus. 

La ciudad estaba lista para el festival en honor a los nuevos reclutas. Los periodicos marcaban esta fecha como un evento importante. Las personas estaban atentas a sus celulares, para estar informados sobre todo lo que pasaría en la plaza central. E incluso la publicidad no paraba de aparecer en todo momento. Desde el autobus en donde tuvieron que estar parados gracias a la gente que iba, que no era poca, ya que lograron salir a su parada a tiempo.

Mientras acudían a la plaza central, observavan como los ñiños iban con sus padres, y en un instante, Ariel se imaginó entrar con sus padres. Cosa que desapareció en un instante, y gracias a un poste que lo devolvió a la realidad, y le dejó un golpe.

La gente empezaba a circular, Ariel y Sergio tenía que entrar por la entrada del sur, por donde estaba una guardia que controlaba la entrada de los reclutas, y a la vez los hacía pasar hacia la casa central donde esperarían junto a sus padres a que inicie la ceremonia. 

Justo cuando iban a pasar, el guardia encargado los detuvo

–sin padres o personas responsables no pueden pasar por aqui-. Exclamó el guardia, pero antes de que Ariel pudiera decir una palabra, el guardia soltó lo que llevaba dentro

-si es cierto, ustedes no tienen padres-. Ariel y Sergio se enojaron mucho, pero como no querían arruinar este día excelente, intentaron ignorar al guardia y pasar.
Pero este no los dejó, los agarró de los brazos y los trató de echar. Ariel y Sergio se resistían mucho, pero su fuerza no igualaba a la del guardia, que los hubiera echado, y burlado de ellos, si no fuera por la voz que los salvó

-basta Oliver, dejalos en paz-. Gritó una persona. Que rapidamente se acercó a ellos para ayudarlos. Soltandolos de las manos del guardia. La persona les dijo que entren a la casa central junto a el, así se evitarían de tipos idiotas como el, pero antes de irse, el guardia gritó-vete co ellos Drake, encajas junto a ellos, huérfano-.

La persona los acompañó hasta la casa central. Donde les invitó a una soda y se púso a charlar con ellos

-me llamo Drake, es un milagro que estuve ahí para salvarlos-. Dijo, mostrando una sonrisa

–somos Ariel y Sergio– exclamaron los dos. La cara del señor se quedó un poco sorprendido

–así que ustedes son mis alumnos–dijo en un tono amable

Al principio no entendían de lo que hablaba, pero después se acordaron sobre el maestro-tu eres el que nos va a guiar hasta ser heroes-. Dijo Sergio. A lo que el acintió con la cabeza. Mientras hablaban sobre la ceremonia, el estomago de Ariel empezó a sonar, ya que no habían comido desde las 5:00 am.-quieren comer-. Repitió el señor.-estas muy pequeño, necesitas crecer-. Sergio empezó a reir. Ariel se enojó, pero después sonrió, no por lo que había dicho el señor, o Drake, como desde ese día lo iba llamar, sino porque se acordó de lo que hizo Drake, y se preguntó. Así sería tener un padre?
 

 



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En el texto hay: poderes, cienciaficion, mistad

Editado: 04.04.2021

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