Claudia, chica de unos 23 años de edad; un hermano mayor que es adicto a las drogas; un abuelo que es esquizofrénico; su Madre, mujer de unos 30, de mediana estatura con ojos negros y cabello rizado.
A corta edad fue detectada en Ella la bipolaridad tras la pérdida de su Padre. Luego de un tiempo fue internada en un psiquiátrico para ser atendida. Pasado dos años fue dada de alta ya que había mejorado favorablemente.
—Vamos Claudia, se nos hace tarde— gritó su novia desde la puerta
—¡Ya voy!— salió de la casa
El trabajo ambas se encontraban atendiendo clientes. Trabajaban en un restaurante como camareras. Trabajo desde Las 7am hasta Las 9am. Llevando casi dos años de servicio social, Las chicas felices con su puesto agradecen El buen trabajo.
—¡Ah!— bufó la morena —estoy exhausta—
—Y que lo digas cariño—
Ambas caminando hacia casa con bolsas en Las manos y mochilas en la espalda.
—¿Como esta tu abuelo princesa?—
—Bien, lo estamos visitando Los fines de semana— sonrió —Ya quiero ir a ver el vestido— emocionada da un pequeño brinco
—Te va a encantar— cogió la mano de la chica y fueron juntas a casa
Al llegar a casa Claudia se dirige rápido al baño para tomar una buena ducha. Bajó a la cocina para ayudar a su Madre en la comida. Se podía notar en la Mirada de la chica, estaba triste, ojos llorosos conteniendo las lágrimas. Faltaba su hermano mayor, él, que siempre llega tarde, anda en las drogas junto con sus amigos.
Semanas después recibieron la noticia de que su abuelo había tenido convulsiones en el psiquiátrico y había muerto. Su Madre calló al suelo llorando; el hermano salió de la casa enojado. La Madre de Claudia se negaba a comer, llevaba tres dias sin provar ningun bocado. Claudia estaba deprimida, su madre apesar de no estar bien, trataba de ayudar a su hija pero esta no correspondía, abrazaba la almuhada con fuerzas y lloraba.
Varios días después, su madre comía, su hermano no llegaba a un mejoramiento. Seguía aún más involucrado en tales sustansias. Claudia no iba al trabajo, su novia Melissa se quedaba con ella todas las noches tratando de consolar a la chica.
Madre:
Hace días que mí hija no salía de su habitación, y eso me preocupaba. Melissa había tenido que ir al mercado para hacer unas compras. Asi que decidí ir a ver como estaba mi hija. Cuando llamé a su puerta no contestaba y unas corrientes de nervios invadieron mí cuerpo. Rápido abrí la puerta de la habitación y ahí la vi, tirada en el suelo, tenía el semblante pálido, no reaccionaba. Así que rápido cogí su teléfono y marqué al hospital. Llegando a este marqué mil veces a mi hijo pero, no respondía. Vi al doctor salir de la habitación y me acerque a el.
—¿Cómo está mi hija doctor?— hablé con la voz agitada
—Ahora está estable, tomó demasiadas pastillas, y creemos que fue en un intento de suicidio— contestó
¿Que? ¿Intento de suicido? ¡No puede ser!
—¿Pero va a estar bien doctor?—
—No se preocupe, esta en buen estado, en unos días le daremos de alta— sonrió y con un gesto en la mano se despidió
Horas antes: Claudia
Acostada en mi cama tratando de dormir, ví como las cortinas se movían y tenía frío. Así que me levanté y cerré las ventanas. No había entrada de aire por ningún lado, pero aún así seguían en movimiento. Sentí mí respiración agitarse y luego mis manos sudar. Sentía una vos qué me llamaba, miré hacía la puerta pero no ví a nadie.
Hola Claudia
—¿Quién Eres?— miré a mis lados
¿No me recuerdas?
—¡No, no se quién eres ni como me conoces!— pusé mis manos tapando mis oídos —¡Aléjate!
Luego de eso, ví como un frasco de medicamentos que eran de mi Madre para la presión se cae al suelo. Me levanté y los cogí para ponerlos En su lugar, pero luego sientí como mí cuerpo se movía solo, mis manos cogieron el frasco y lo abrieron para cojer las medicinas. Traté de evitar y no hacer tal acción pero no podía controlar mí propio cuerpo. Y luego de eso todo era borroso para mí.
Madre:
—Hija— fuí con Ella —Tranquila, aún estás débil—
—¿Qué pasó?—
—¿No recuerdas nada?— acaricié su cabello
—Perdón madre, no me podía controlar, fue confuso, no se porque hise eso— dijo llorando y agarrando la sabana
—No Te preocupe pequeña— la abraze —Todo estará bien—
Claudia:
Pasé un día en el hospital hasta que me recuperé. Dijeron que por lo que habia hecho tenia que atenderme con un psicólogo. Iba a terapias algunos días a la semana. Me encontraba en el restaurante sentada en una mesa libre, miré a mi chica y veo que tiene la Mirada pérdida.
—Cariño, ¿Estás bien?—
—¿Ah?— me Miro —Ah, si, estoy... Estoy bien— volvió la mirada a la mesa
Conozco muy bien a mi Melissa, y se que por algo está así de distrida. Si no quiere decirme que le pasa tendre que buscar por mí misma la respuesta...