Ariel y Uriel - Almas hermanas

Capítulo 17- Desastre es la palabra

La fuerza que los sostenía los suelta de golpe, como un elevador que pierde el control y se viene abajo sin que haya fuerza mecánica que lo detenga.

Aitana y yo nos acercamos para brindarles auxilio.

— ¿Están bien? —les pregunto a ambos de inmediato

— ¿Lo estamos? —responde Uriel con desdén.

El sonido de sirenas se escucha a lo lejos de repente. Nuestras facciones muestran señalas de alerta enseguida.

— ¡La policía local! —escupe Aitana a la par

—Alguien debió dar parte del desorden —opina Lucifer

—Carajo. —escupe Dariel. —Y yo que me había esforzado por no tener antecedentes penales

— ¡Ay que salir de aquí de inmediato! —indica Adzoel

—Vayan ustedes. Yo debo quedarme con Charlotte hasta que se recupere un poco. —responde Zabdiel. —Estaremos bien. —enfatiza este. —Vayan

—El problema es que no tengo idea de a dónde ir exactamente —respondo preocupado en verdad

—Cualquier lugar es mejor que este ahora ¿no lo crees? —me contesta Lucifer, un tanto sarcástico

—Me temo que no importa el lugar al que vayamos. —opina el arcángel Ariel. —Mira a tu alrededor. —la lluvia seguía cayendo y mojándonos de manera descontrolada. Los truenos y relámpagos no cesaban, y ni hablar del fuerte viento. —No importa a qué lugar vayamos. Nos encontrarán. Es momento de hacerles frente Samuel

—Pero no tenemos idea de qué es lo que pasa. —alega mi mujer. —Y ya ni mencionar a los niños

—Concuerdo con eso. —opina Adzoel. —Pero Ariel tiene razón. —la mira de reojo. —Correr ya no es la mejor opción —añade y yo resoplo

—De acuerdo, pero creo que todos concordamos en que los humanos no son a quiénes debemos enfrentar. —digo para todos. —Así que al menos salgamos de aquí

—Justo es lo que he dicho desde un principio —espeta Lucifer

—Están a la vuelta ya. —anuncia Nerea. —Hay que irnos ahora —denota con voz firme

— ¿Y el destino? —cuestiona Aitana.

Hay un intercambio de miradas entre todos los presentes, cuando de la nada, en medio de tormenta y un viento enfurecido, escuchamos el chillido silbante, profundo y algo aturdidor de un ave. Inclinamos nuestra mirada, y vemos que de la nada se acerca un…

— ¿Fénix? —escupe Nerea con gran sorpresa

—Tiene que ser una broma. —añade Lucifer.

El ave vuela directo a nosotros, envuelta totalmente en un rojo intenso fuego. Mide alrededor de dos metros de altura.

Al estar a punto de llegar a nosotros, desciende y justo cuando parece estrellarse en el piso, se materializa en un cuerpo humano.  

— ¡¿Alex DT?! —escupen los niños al tiempo   

—Y me supongo que ustedes son ellos. —responde jovial. —Me encantaría la presentación, pero sin temor a equivocarme creo que todos deben salir de aquí. —añade ameno aún. —Así que andando. —emprende marcha hacia el frente. — ¡Rápido no se queden ahí! —nos grita.

Miro a Aitana y a los demás de reojo una vez antes de decidirnos a seguirlo a paso largo. Trato de mantener a los niños cerca de mí, me mataría volver a perderlos de vista.

— ¡Todo el exterior está lleno de drones! —anuncia girando su vista un segundo a nosotros. —De acuerdo alto aquí. —se detiene en la entrada. Se saca lo que parece ser una máscara de realidad virtual. —Dios voy a detestar ponerme esto —dice para sí mismo

— ¿Y eso para qué? —interrogo  

—Necesito ocultar mi identidad. —me responde de frente. —Debemos volver a México. A mi casa para ser exactos. —enfatiza paseando su vista por todos. —Y si me reconocen sabrán dónde buscar y es lo que menos necesitamos ahora

— ¿Por qué a tu casa? —inquiere Lucifer

— ¡Hola Lucifer! —lo saluda con gran emoción. —Fénix luego lo saludas. —se autocastiga a sí mismo y se coloca la máscara virtual. —Lo sabrán cuando lleguemos allá. —responde al fin. —Ahora vamos a salir y vamos a correr al ala norte. Ninguno se me separe y no utilicen sus poderes. —las sirenas prácticamente ya estaban afuera. —Intentemos no llamar más la atención

— ¿Cómo se supone que saldremos de aquí? —cuestiona Nerea  

—Tengo un plan. —responde con convicción y miramos que sonríe. —Solo síganme. —sale disparado del lugar.

Todos los demás nos volvemos a mirar. Después de una milésima de segundo, aterrizamos en el hecho de que no nos queda más que seguirlo.

Al salir nos encontramos con una docena de patrullas y el doble de policías a bordo de ellas. Usan las puertas de sus autos como escudos y nos apuntan con sus armas. Y si, el aire está repleto de Drones. <<Ser famoso no estaba en mis planes>>.

— ¡Hande hoch und langsam gehen! —escuchamos a voz fuerte.

El agua los tiene empapados y nosotros comenzamos a sentir la lluvia también.

—Dijiste que no usáramos nuestros poderes. —le dice Lucifer levantando sus manos lentamente. — ¿Tienes algo para esto?




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