Ariel y Uriel - Almas hermanas

Capítulo 18- Las elementales

Querido lector. Este capítulo se relaciona con la bilogía <<MUNDO INTERIOR>>. Para entender de todo el contexto, yo recomendaría leer estos libros. 

Sin más por el momento me despido. Que tengas un buen día, y gracias por seguir aquí. 

CAPUCH

 

— ¿Tienes un campo de aterrizaje en medio de tu casa? —escupe mi hijo al descender del avión

—Se deben guardar las apariencias. —responde caminando al frente, mientras el sonido de los propulsores se decrece. —Por suerte el ascenso de la tecnología me permite sacrificar solo un cuadrante de mi mansión y no una larga pista de aterrizaje —añade, jovial.

— ¿Vas a decirnos qué hacemos aquí? —interroga mi mujer

—Todo a su tiempo mi señora. —gira su cabeza un segundo. Sigue caminando.

Habíamos abandonado el pasto y caminábamos por un largo pasillo de concreto perfectamente limpio de polvo y hojarasca.

—Creo que primeramente todos desean comer algo, tomar un baño y una siesta

—No tenemos tiempo ni cabeza para una siesta Alex —le tomo del hombro y le obligo a detenerse y mirarme

—Ni para eso ni para nada. —argumenta, mirándome fijamente. —Los niños necesitan descansar

—Estamos bien —interviene mi hijo enseguida

—No es cierto. —contradice este. —Siento los párpados de todos cerrarse y no tengo sus habilidades —declara, mirándolos a ellos y de regreso a mí

—Pero tienes otras. —dice Lucifer. —Que pudieran ayudarnos a darnos respuestas justo ahora

—No es muy cordial considerarlos habilidades. —le responde. —Mucho menos en una primera aparición, y mucho menos con uno que tiene la enorme cualidad de exaltarse con facilidad  

—Una disculpa. —añade este. —Me refería a sus y no a ellos —aclara  

—Tampoco poner sobre la mesa el que sé más que Lucifer es creíble y mucho menos alentador

— ¿Y has considerado que quizás es así? —sugiere este

—Acabo de enterarme que mi consejero personal y casi un compañero de toda la vida es un Chamán. —declara. —Las probabilidades de que tu argumento sea cierto se decrece de uno a cero por ciento. —se da la vuelta y da un paso. — ¡No estoy molesto! —exclama. Su avance se detiene a los dos pasos. Aprieta los dientes y cierra los puños con fuerza. —Solo trato de entender el por qué a estas alturas de mi vida sigues ocultándome cosas. —se queja, con él…supongo. —Sé que hace mucho dije que lo entendía. —añade y resopla. —Pero a veces ese argumento se sacude y volvemos a lo mismo. —no mira a nada en concreto, supongo que se concentra en lo que hay dentro. —No entiendo por qué me obligas a enterarme por terceras personas de asuntos de mi compañero de cuarto. —cierra los ojos y vuelve a resoplar. —Cada vez que esto pasa siento que no te conozco y eso me aterra. —enfatiza en cada palabra. —Porque el tener la certeza de que los conozco a ambos me da paz y felicidad. Sé que eres reservado, pero yo creía que habíamos vivido juntos lo suficiente para yo significar una excepción. —baja su voz y semblante. Se coloca las manos en la cintura y vuelve a resoplar. —Igual sabes que se me pasará en un rato. Solo necesito digerirlo. —vuelve a mirarnos en ese momento. —Escucha. —me dice. —Quizás tú no necesites un tiempo fuera, pero como verás, —ríe, irónico—yo sí. —declara. —Y dado que soy el único que sabe qué hacen aquí, tendrán que esperar a que tenga cabeza para decírselos

—Está bien —se adelanta Aitana a decir cuando estaba a punto de responder

—Creo que todos necesitamos un tiempo a solas. —añade Nerea. —Con nosotros y con nuestros hijos —coloca una mano en el hombro de Dylan y le sonríe con dulzura

—Creo que coincidimos en eso. —se les une Lucifer. —Debo hablar con mi hijo

—Descansar nos ayudará a pensar —me dice Ariel

—Creí que tú no necesitabas de descanso —resalto

—Tampoco tenía en mente que me estaría preparando para enfrentar a todo un ejército y mira, —extiende un momento los brazos—aquí estamos. Y decir que estoy cansada es poco

—Papá. —llega un adolescente de quince años. Cuerpo delgado y estatura baja. Piel morena clara y ojos verdes.  

—Scott. —lo llama su padre un tanto sorprendido de encontrarlo aquí. — ¿Por qué no vuelves adentro? —lo anima a regresar, pero él no deja de mirarnos

—Ellos son la familia desaparecida. —argumenta. Medio sonríe. Alegrado de vernos. —Y ha crecido por lo visto 

—Vuelve adentro Scott —ordena de nuevo. Sutil

—Lo interesante está aquí afuera ahora —alega  

—Es adorable —escupe Aitana

—No te convenzas de ello o recaerás a decirle sí en cada cosa que te pida —escupe con algo de humor

—El país los busca incansablemente. —añade. —Son el rostro principal de todas las televisoras hoy en día

—Acaparar la atención del mundo es lo que hemos tratado de evitar siempre —respondo

— ¿Y tú eres? —me pregunta, entusiasta




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