Arkanus

Capítulo 3: Días Posteriores

Los momentos, o como podríamos llamarlos, recuerdos, continuaban anclados en las pupilas y pensamientos de la gente. Cada instante del día se convertía en un tema de conversación que a menudo desembocaba en debates profundos. ¿Sería posible olvidar lo que habíamos presenciado y regresar a nuestras rutinas habituales? ¿Éramos seres insignificantes ante los dioses? ¿En cualquier momento podrían eliminarnos simplemente para su propio placer? Un sinfín de preguntas tejían una telaraña de secretos, afectando significativamente a los reinos. La producción había disminuido y, en muchas ocasiones, el miedo paralizaba a las personas, impidiéndoles siquiera salir de sus hogares. Aquellos que buscaban llamar la atención aprovechaban estos momentos de inseguridad para propagar aún más la incertidumbre entre la población. A medida que estos casos se agravaban, los reinos se vieron obligados a recurrir a medidas más extremas.

En este contexto, surgió la utilización de una planta conocida como "Mandrágora" en la población. Esta planta poseía una capacidad insólita: la de eliminar los recuerdos de manera temporal. Mediante una elaborada mezcla de ingredientes, se preparaba un brebaje que inducía una amnesia total en aquellos que lo consumían. Esta estrategia empezó a dar sus frutos a medida que las personas, poco a poco, comenzaban a dejar atrás los eventos perturbadores y las teorías conspirativas que habían permeado sus vidas como una sombra oscura. La amnesia provocada por la "Mandrágora" se convirtió en un recurso para aliviar momentáneamente el temor y la ansiedad que habían surgido en medio de estos acontecimientos sobrenaturales, ofreciendo un respiro temporal a una población agobiada por la incertidumbre.

Los monarcas de cada reino se prepararon para una reunión de emergencia, conscientes de la necesidad de abordar los temas que habían surgido en los días anteriores y de establecer un plan para determinar cómo deberían proceder en medio de la incertidumbre y los cambios en el continente. Aunque la situación podía sonar a una tregua momentánea, todos eran conscientes de que estos nuevos eventos traían consigo nuevos desafíos, reglas y oportunidades para obtener más poder en el continente. Reguluz, al igual que los demás monarcas, estaba plenamente consciente de esto y se encontraba tomando sus propias medidas para asegurar el bienestar de su reino.

La llegada del espía del reino de Kasvella trajo consigo un informe mixto de noticias desagradables y algunas potencialmente positivas. Durante la entrega del informe al rey, se destacó lo que ya se esperaba: las desapariciones y los asesinatos estaban vinculados a la corrupción en la realeza de Kasvella. El adoctrinamiento en la magia negra era un fenómeno común en ese reino, y las personas que habían sido asesinadas o desaparecidas parecían haber sido víctimas de sacrificios. Sin embargo, el propósito detrás de estos rituales seguía siendo un misterio, y las cantidades de sacrificios documentados en el informe eran sorprendentemente elevadas. A pesar de la magnitud de estos eventos, la economía y la sociedad de Kasvella parecían no haber sufrido un impacto significativo.

En el día en que Esidio realizó su bendición, en medio de la agitación y los tumultuosos eventos que sacudían la región, algo extraordinario ocurrió. El castillo de Kasvella quedó envuelto en una oscuridad intensa y ominosa, como si representara la misma esencia de la maldad condensándose en ese lugar. Sin embargo, esa oscuridad no perduró, sino que gradualmente se disipó, siendo reemplazada por un resplandor luminoso que emanaba del cielo sobre el castillo.

Después de este episodio misterioso, algo notable ocurrió: los asesinatos y las desapariciones que habían estado plagando a Kasvella cesaron de manera abrupta y desconcertante. Un silencio quebró la secuencia de violencia, generando un alivio en medio de la incertidumbre. A pesar de este cese en los eventos macabros, la seguridad militar continuó siendo una prioridad. En los días siguientes, las medidas de protección y patrullaje se incrementaron en el reino de Kasvella, lo que complicó la misión del espía que había sido enviado para recopilar información sobre la situación.

Preocupado por las intrigantes acciones de Kasvella, Reguluz optó por tomarse un descanso y visitar a su familia para despejar su mente. Esperaba que esta pausa le permitiera tomar decisiones más claras y efectivas.

Llegó el día de la esperada reunión, que se llevaría a cabo en un lugar neutral conocido como la "Cámara de los Susurros". Este lugar estaba ubicado en el "Bosque de las Tierras Centrales", en el corazón del continente. El nombre de este punto de encuentro hacía referencia a la creencia de que todas las energías del continente se entrelazaban en ese punto, dotándolo de vitalidad y vigor. En este lugar, las plantas crecían en tamaño y fuerza, y las criaturas que lo habitaban eran más robustas y poderosas que en otras partes del continente.

El sitio de reunión estaba protegido por poderosas runas defensivas y envuelto en una magia de camuflaje que lo mantenía oculto y seguro. Esto aseguraba que ni bestias ni aventureros no deseados pudieran acceder al lugar. Las expectativas eran altas mientras los monarcas de los diferentes reinos se dirigían a este punto crucial en busca de respuestas y soluciones para los misterios y desafíos que habían surgido en todo el continente.

En la "Cámara de los Susurros", se congregarían los máximos líderes de cada reino: los reyes, los grandes arbiters y los directores de defensa.

El "gran arbiter" ostentaba el papel de la autoridad suprema en cuestiones intelectuales y de sabiduría. Su posición estaba en el epicentro de todas las decisiones importantes, fungiendo como un árbitro en asuntos de relevancia. Su visión y conocimientos eran fundamentales para guiar las elecciones cruciales que afectaban a los reinos.




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