Arol&fénix - Mundo Interior

Capítulo 4-Cromatiz

— ¿Quién eres? —pronuncia Alex con voz firme y autoritaria.

El tipo se da la vuelta. Pero aun así, Alex no logra ver su rostro. La capucha que llevaba lo ocultaba totalmente. El tipo levanta sus manos y la retira de su cabeza.  

—Tú. —le responde una vez que ha dejado su rostro al descubierto.

El tamaño de la mandíbula de Alex no era suficiente para hacer frente a lo que estaba viendo. Pasaba lo mismo con sus ojos; sus párpados no se abrían lo necesario para representar el impacto que esa escena estaba teniendo sobre él. La situación en la que se encontraba Alex en estos momentos era difícil de explicar. Se sentía desconcertado. Sorprendido. Enojado.

El tipo tenía diversos tatuajes en su cuello y varias cadenas de un color plata colgaban de este. Había piercings en sus orejas, boca, nariz y ceja izquierda. Mostraba los labios y el contorno de sus ojos pintados de un negro profundo. Su expresión era desagradable. No hace falta recalcar que la impresión de los miembros que observaban la escena desde la zona de control era igual o peor a la de Alex. Max no podía creer lo que sus ojos veían.  

—Esto no puede ser —escupe cada palabra  

—Ya no debería sorprenderte nada Alex. Has creado a todo un ejército dentro de todo tu cuerpo con tu misma apariencia. ¿Qué más da uno más? —alza sus hombros un poco. —Llámame…Cromatiz —le sonríe de forma altanera

—Yo jamás crearía a un ser tan vil y repugnante como tú —había furia en toda palabra que Alex expresaba  

—Aguarda Alex. —le dice con voz tranquila. —Aún no me conoces y ya me estás juzgando. Eso no es algo que tú suelas hacer ¿o sí?

—Ya he averiguado lo suficiente de ti. Sé que has bloqueado mis recuerdos como Arol y Fénix. Además, los expulsaste de su zona principal. No necesito averiguar más para saber qué clase de ser eres

—Veo que comienzas a recordar. —medio sonríe. —Me imagino que ya debes recordar también que fuiste tú quien los puso ahí

—Mis recuerdos están volviendo —le responde Alex con furia en la mirada

—Veo que así es. —gesticula muecas. —Expulsar a esos dos de sus zonas era la única forma de conseguir que vinieras hasta mí. Creí que recibirías con los brazos abiertos a una más de tus creaciones

—Ya te lo dije. Jamás, escúchalo bien, —lo señala con el dedo—jamás daría vida a un ser como tú. Y además, esa no es mi voz  

—En referente a lo de la voz es cierto. Esta no es tu voz. Esta, —se toca su garganta—es la voz de un hombre. —eso causa que los niveles de furia en Alex aumenten. —Pero realmente has sido tú quien me ha traído a la vida. —Alex no podía creer lo que estaba escuchando. Él no podía haber dado vida a ese ser, simplemente no podía. —No lo has hecho de forma directa claro. —continúa el tipo caminando de un lado a otro. —Verás, —no lo mira directamente ahora—todo comenzó hace un par de meses. Cuando dividiste el mar de los recuerdos. —lo mira y sonríe. Alex se toma un segundo para pensar. —Reuniste todo el poder negativo en un solo lugar. —expone con orgullo. — ¿Qué acaso no tuviste suficiente con la Carabela portuguesa? —enarca sus cejas. —Veo que no. —responde él mismo a la pregunta. —Pero, —vuelve a caminar—te preguntarás ¿de qué está conformada toda esa energía negativa? —se detiene y enfoca su mirada de nuevo en él. —Bueno pues son críticas; palabras hirientes que las personas a tu alrededor te han dicho durante toda tu vida. Críticas de tu propia familia, mismas críticas que ¡TÚ! —grita la última palabra y lo señala—dejaste entrar. Dejaste que te afectara y eso me ha estado alimentando durante todos estos años. Era como un ser que crecía desde distintas vertientes; direcciones que tú me hiciste el favor de unir. —sonríe con altivez. Malévolo. —El rechazo de tu familia al saber que te gustaban los hombres y que tenías una relación con uno me fortaleció aún más. Por años has intentado responderles como se merecen, pero nunca has podido. Eres débil. —le dice con voz repugnante. —

—Calla. —le ordena Alex, apretando los puños.

—Así que creo que necesitas que alguien más tome el control. —prosigue este. Ignorando la petición de Alex. —Alguien que haga lo que tú no eres capaz de hacer. Desde hace mucho tiempo he tratado de enfrentarte y derrocarte, pero yo no tenía el poder necesario para hacerlo, eras demasiado poderoso. Así que preferí permanecer quieto hasta ser lo suficientemente fuerte para hacerlo. Y hoy es ese día. Me atrevería a decir que mi poder ahora supera al tuyo. Ahora dime Alex ¿qué se siente enterarte de que el responsable de que aún no hayas conseguido desarrollarte profesionalmente y de aún no haber alcanzado tus sueños, eres tú mismo? —.

La furia total se apodera de todo el cuerpo de Alex y comienza a correr hasta a él. Corre a toda velocidad y mientras lo hace va cerrando sus puños. Lo golpearía hasta más no poder en cuanto lo tuviera a su alcance. Cromatiz por su parte, se mantenía quieto. No movía ni un musculo.

Alex estaba a tan solo unos pasos de él cuando de repente este levanto sus brazos y Alex salió disparado a metros de distancia. Era como si hubiera formado un puño enorme en el aire y mismo puño haya golpeado su cuerpo con todas sus fuerzas. Alex cayó fuertemente al piso. Su nariz comenzó a sangrar manchando sus prendas blancas y todo su cuerpo daba la impresión de haber quedado inmovilizado.

La tensión que en ese momento se vivía en la zona de control era terrible. Uno de los monitores comenzó a emitir un sonido muy raro y ensordecedor.




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