Arol&fénix - Orígenes de la creación

Capítulo 7- El Mar de los Recuerdos

La ciudad madre aguardaba por la llegada de su amo, aunque Alex se considerara así mismo tan solo un peón, una simple ficha de ajedrez en este tablero tan complejo y en el que se identifica como una de las primeras fichas que han de avanzar al frente, y una de las primeras que han de ser sacrificadas a morir, cuando en realidad, él, como uno mismo, es la reina y el rey en este juego, y por lo tanto la misión primordial de todos los demás aquí, es protegerlo a toda costa, de lo que le rodea, e incluso de él mismo.

Alex debe darse cuenta de que la unión de dos piezas forman un completo todo, de que es más de lo que por años se ha negado a creer, de que actúa diferente, se muestra y se identifica diferente respecto al resto porque lo es, es diferente, porque nació diferente y así lo será hasta el final de su existencia. Porque la razón de su existencia va incluso más allá de lo que él podrá entender a ciencia cierta, porque los humanos creen que saben demasiado, cuando en realidad no saben nada, porque son un pedazo de nada, en un completo todo, y su persistente búsqueda por conquistarlo, adherirse y apoderarse de él está conllevando al único mundo capaz de albergar a una especie tan destructiva y letal como lo son los seres humanos a destruirse; sería inteligente de su parte el preguntarse, ¿qué es lo que harán ahora que su mundo agoniza?  

En la casa de los señores De la Torre una disputa incoherente se alzaba en el comedor a la hora del desayuno. Habían pasado varias horas desde el accidente. El sol ya alumbraba con fuerza el lugar.  

—Ya deja ese tema por la paz por favor Guillermo. —le reprime su madre mientras toma asiento. —Me duele la cabeza y lo último que quiero es hablar sobre ese asunto de nuevo  

—Ustedes no le prestan la atención que se merece. —responde el chico con sumo disgusto. — ¿Acaso no lo ven? —los mira a los tres. —Yo no me trago el cuento de que ese chico sea solo un amigo

—Y aquí vamos de nuevo. —escupe Josué con actitud aflojerada. —El mismo capítulo de la serie “Obsesión absurda” terminando exactamente en lo mismo —agrega en modo de anuncio

—Me sorprende tu enorme decadencia en sentido común —le responde Guillermo a los ojos, enojado  

—Ya basta Guillermo. —su padre marca el alto con voz firme. — ¿Es que acaso tu hermano no puede tener amigos sin que tú inmediatamente lo vincules con una relación marital? —le cuestiona con desagrado

—Lo mismo pregunto yo. —añade Josué. —Yo tengo amigos, tú tienes amigos, no entiendo por qué todo para con él lo miras dudoso y extraño

—Porque lo es. —responde con voz sólida. — ¿Acaso no vieron su cara? —vuelve a pasear su mirada. —Tenía semblante de funeral

—Señal de que debe apreciar mucho a tu hermano —le responde su señora madre

— ¡Ay por favor! —exclama el muchacho ya completamente disgustado. —Están viendo y no ven. Ese chico Max tiene una relación de noviazgo con Alex

— ¡Basta Guillermo! —la paciencia del señor De la Torre acababa de agotarse. — ¡Estoy cansado de que a diario este tema sea el plato fuerte en esta mesa! —le dice de frente. —Por una vez en tu vida cambia el menú por favor

—Tu necedad por sacar a flote el mismo, y el mismo tema nos tiene cansados Guillermo —le dice Josué

—Ustedes están completamente cegados, se niegan a aceptar la realidad. —escupe con furia en la mirada. —Mateo y Damián si me creerían

—Apenas son unos chavalos. —le responde Josué. —Ellos te creen todo lo que les dices. Lástima que en este momento se encuentren en un campamento y no puedan apoyarte en esta especulación tan absurda

—Cuando Alex llegue a esta casa tomado de la mano de ese tipo no vayan a decir que no se los advertí. —dice por último antes de ponerse de pie de golpe y retirarse del comedor.

—Ya saben cómo es. —les dice Josué a sus padres. —No le presten atención

—Tiene una enorme obsesión con ese tema —añade su padre

—Aunque para ser sincera en algunos puntos llega a transferirme su preocupación

—Por favor mujer —le dice el señor De la Torre—no te dejes envolver por su locura

—Créeme que yo no quisiera. —le contesta a los ojos. —De verdad que no lo quisiera. —.

 

En el tercer cuarto de un pasillo desolado, impregnado de incertidumbre, miedo y tristeza, descansaba el cuerpo de Alex, aparentemente apagado por fuera, pero sumamente vivo por dentro, arribando en las orillas de la ciudad madre, y siendo recibido por una oleada de quejidos y lamentos escandalosos.

— ¿Y ahora eso qué es? —pregunta Alex enseguida. Fénix lo había jalado de nuevo a la piedra negra a la orilla apenas se había puesto a la vista

— ¿Qué acaso no viste? —le responde Fénix con una pregunta mientras se asoma sutilmente

—Lo habría hecho de no haberme jalado a la milésima de segundo —le responde este mientras tuerce sus ojos

—Son Endiems. —le responde Arol mientras también se asoma sigilosamente. —Nunca habían estado tan inquietos. Deben detectar tu presencia —se gira a mirarlo

—Y tenemos otro problema. Genial —escupe Fénix sarcástico

—Y aquí es donde me explican lo que son esas cosas que ni siquiera me han permitido ver —les dice irónico, con una mueca feliz extremadamente forzada



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En el texto hay: personajes ficticios, aventura accion, fantasía drama

Editado: 18.04.2022

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