Comenzó aquella noche, y pensar que me traería hasta aquí, todos mis esfuerzos frustrados con el deseo de verla, no supe que esa sería mi perdición, mi gran lamento, mi supremo arrepentimiento.
Luego de un largo día de trabajo y numerosas tazas de café encima, llegue a mi apartamento y fui a saludar a mi compañero de cuarto, al entrar a su cuarto pude ver el montón de cajas que llenaban su habitación, al tiempo me dijo:
- Camilo ¿qué tal tu día?-pregunto-
-excelente, lo mismo de siempre, la oficina con Carla de la mano haciéndome la vida imposible
-¿Carla nunca cambiará? Amigo, creo que necesitas conseguirme una cita con ella, para que se relaje
-No te conseguiré una cita con mi jefa, por cierto ¿a qué se debe este montón de cajas?
-amigo, al fin conseguí la beca para estudiar en España.-Me miró con una cara de vergüenza la cual reflejaba todo su agradecimiento-
Quedé sin palabras al instante.
-felicidades, me alegro mucho por ti.-Con nostalgia le respondi-
-hermano, sé cómo te sientes y créeme, hicimos un pacto, hermanos por siempre, en las buenas y en las malas
Se acercó a mí y me abrazó, pareció un hasta nunca, pero lo entiendo. Luego de un gran abrazo el cual sabía que necesitaba, me fui hacia mi habitación, a esperar que pase el tiempo y tener pensamientos locos. Se acercaba la hora de dormir cuando escucho el celular con un nuevo mensaje de mi antigua amiga de Chile, quería que nos volviéramos a ver, ya que estaba de paso en Colombia, no le preste mucha atención al mensaje y lo ignore. Finalmente el sueño me gano.