Arreglos Del Pasado (maldades y bondad #2)

Reencuentro

 

 

                     CAPÍTULO 1 

 

7 de diciembre 2022 

Soy Nora Mellado y aquí estoy de nuevo, haciendo de mi vida un diario público y contándolo al mundo. Sé que muchas personas que me leyeron se preguntarán cómo surgió la idea de que decidiera publicar “Maldades y Bondad” y qué fue de mi vida a lo largo de los años… Primero, comenzaré contando lo que pasó hace cuatro meses:

19 de agosto 2022 

Me senté en el escritorio que tenía en mi habitación, me encontraba escribiendo un libro llamado “Maldades y Bondad” inspiración en mi pasado traumático, la experiencia del bullying, el acoso escolar, mis antiguas amistades y Helio. Sabía que tenía una historia que contar, el mundo necesitaba una historia donde no se justificara los actos de los personajes, que sintieran las emociones de una adolescente para poder ayudar a otras personas.

Llevaba meses publicando los capítulos por día en una plataforma llamada “Booknet” que descubrí gracias a un grupo de lectura en Facebook. Gracias a ese grupo de lectura había conocido a lectores y escritores de Latinoamérica que adoraba con el corazón. Solo me quedaba dos capítulos para terminar mi libro y me sentí completamente emocionada, la gente me apoyaba cuando escribía, dejaba sus comentarios y sus reacciones. Muchos lectores me decían que hasta se les había saltado unas cuantas lágrimas. 

Paré y cerré el portátil. «Necesito descansar un poco…» 

Eran las seis de la tarde y había quedado con mi ex psicóloga Emma gracias a Facebook. No la veía desde los dieciocho años y debo reconocer que me daba mucha nostalgia.

Me levanté,  agarré mi móvil y repasé la felicitación que le escribí a mi mejor amigo Roque por WhatsApp:

                                                                           YO 

¡Muchas felicidades, Roque! Pásalo muy bien en tu día y que cumplas muchísimos más al lado de las personas que te queremos❤️ Y bueno, aunque ya sabes lo que significas para mí y el lugar que ocupas en mi vida, quiero decirte una vez más que te valoro mucho, y que por eso te aprecio y te quiero de la forma en la que lo hago. Siempre estoy hablando de ti y nunca me canso de hacerlo. 

¡Felices 27 años, Roque! 

Suspiré, todavía no lo había visto. 

Bajé las escaleras y le comenté a mi madre que había quedado con Emma, mi ex psicóloga. 

—¡Qué bien!— 

—Sí, me da mucha nostalgia, hacía tiempo que no la veía. 

—¿Catorce años? 

—Casi. 

—Dios santo… como pasa el tiempo.

 —Ni que lo digas…

Asintió.

Después de la conversación con mi madre, atravesé la plazuela con jardines y una canasta en medio, cuando de pronto recibí un mensaje por WhatsApp: 

Roque Álvarez

Muchísimas gracias! Has sido la primera como no podía ser de otra forma. Que lo veamos muchos años los dos, y que podamos seguir brindando juntos. Lo sé que tengo una amiga para todo. Y sé que hablas muy bien de mí, eso es una amiga de verdad. A ver si te veo y me tiras de las orejas😘😘

«Eres una amiga de verdad… Sí, Nora, te ha enviado a lo friends.» Puse los ojos en blanco. 

Hacía casi cuatro años comencé a sentir cosas por mi mejor amigo Roque, pero él no sentía más allá de una bonita amistad. 

Llegué a mi destino, un hotel-bar que había en mi pueblo Ceturum. Se abrió las puertas corredizas y repasé las mesas para encontrar a Emma, estaba sentada en el fondo del bar leyendo el periódico. El camarero, de origen venezolano, me saludó desde la barra del bar de mármol y le respondí con un saludo y a la vez una sonrisa.

Cuando me acerqué a ella, alzó la vista y me vio, se quedó mirándome completamente asombrada.

 —¡Nora!— Se levantó para abrazarme. 

Una vez unidas en un abrazo, mi interior sintió tanta melancolía que no pude evitar que se me saltaran las lágrimas. Emma fue una de las personas que más me ayudó, gracias a ella aprendí a quererme a mí misma.

Nos apartamos y se quedó mirándome. 

—Hace tantísimos años que no nos veíamos...

Sonreí. 

—Sí, casi catorce años.

Abrió los ojos como platos.

—¿Catorce años?—

—Sí. 

—Madre mía...

Nos sentamos.

El camarero se acercó y nos preguntó lo que queríamos para beber. 

—Una coca cola.—Respondí. 

Miró a Emma. 

—Un zumo de piña. 

—A lo sano…—Dije con una sonrisa.

 —La coca cola tiene mucha cafeína. 

—Exacto, pero es como un vicio. 

Hizo una mueca 

—Cuéntame, ¿qué fue de ti durante todos estos años?—Preguntó.

Suspiré.

 —Bien, mi vida ahora es mucho más tranquila. 

El camarero se acercó con una bandeja y nos dejó lo que habíamos pedido. 

—Gracias.—Dijo Emma y el camarero asintió. 

Emma me miró. 

—Tuviste una etapa muy complicada, pero veo que lo has superado. Te veo muy bien. 

Sonreí.

 —Sí. Gracias a Dios superé esa fase de mi vida. Soy una persona completamente diferente, me quiero a mí misma.

 —Me alegro de oír eso, eres un referente para todas las personas que pasan por bullying día a día.

 Me pasé un mechón tras la oreja. 

—Tú me ayudaste mucho, Emma.

Se emocionó y me dio un apretón suave en la mano.

—Eras tan jovencita... 

—Sí, el tiempo pasa... Ahora tengo treinta, aunque me queda poco para hacer los treinta y uno. 

Se asombró. 

—¿Cuándo los haces?—

—El dos de noviembre.

—En tres meses...

Me reí. 

—Sí.. 

—Yo tenía treinta y tres por aquellos tiempos y ahora tengo cuarenta y siete años. 

Abrí más los ojos. 

—Increíble…

Carraspeó.

—¿Sabes algo de ese grupo con el que te relacionabas?—

Negué con la cabeza. 

—Cada uno eligió un camino diferente y vivió sus vidas por separado, aunque algunos se quedaron, pero pocos.




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