Arreglos Del Pasado (maldades y bondad #2)

Conversación

              CAPÍTULO 3 

23 de agosto de 2022 

Iba caminando cuando de pronto vi que Lonut salía del portal de su piso, fruncí el ceño cuando vi que llevaba una maleta en la mano. 

«¿Se marcha?» 

Una mujer rubia de cabello rizado y largo, salió tras de él con más maletas. Suponía que era su actual pareja. A mi parecer rozaba unos veintinueve años. 

Lonut se volteó y se quedó mirándome. 

Era mi única oportunidad para hablar con él antes de que se marcharan. 

Volvió la vista al maletero de su coche mientras metía las maletas.

Me armé de valor. 

 —¿Lonut?— 

Alzó la mirada y después frunció el ceño.

—¿Podemos hablar?—Pregunté. 

—Sí, claro. 

Le indiqué con la mirada que nos sentáramos en un banco de madera que estaba situado allí.

Nos mantuvimos en silencio por unos segundos hasta que lo corté: 

—¿Te vas?—

Agachó la cabeza y volvió a mirar el paisaje que teníamos ante nuestros ojos, el puente romano de Ceturum que se veía desde lo alto. 

—Sí… Nos marchamos a Rumanía.

—¿Para siempre?— 

Se encogió de hombros. 

—No lo sabemos todavía. 

Asentí con la cabeza. 

—¿Qué quieres, Nora?—

 Suspiré. 

—Siento que tengo una conversación pendiente con algunas personas del pasado.

Se quedó pensativo.

 —Te apreciaba de verdad, Nora. Me dolió mucho cuando decidiste tomar la decisión de alejarte de mí.

Le miré. 

—Necesitaba sanar y curar mis heridas internas, Lonut. Pensé y sigo pensando que fue la mejor decisión que tomé… Eras mi amigo, pero también eras amigo de ellos. No quería saber nada que perteneciera a ese grupo. 

—Lo sé, Nora. También tenía que haberme puesto en tu lugar. 

Mi rostro se apenó.

—Siento si te dolió, Lonut. No era mi intención herirte. Sinceramente lo pasé mal. 

—Éramos un grupo demasiado tóxico y destructivo para el mundo. 

 Me reí. 

—Lo sé—recordé.—Al principio nada comenzó bien entre nosotros, pero después nos fuimos haciendo amigos. 

—Recuerdo que te comportabas como si fueras mi madre a pesar de tener la misma edad que yo.

Efectivamente me comporté así. 

—Y te regañaba y todo ... 

—Eras un coñazo de tía. 

Puse los ojos en blanco.

—Lonut… quiero contarte algo. 

—Dime … 

Me mordí el labio inferior.

—Siempre supe que me quería dedicar al mundo de las letras por mi obsesión con la lectura …—guardé unos segundos de silencio y comencé hablar.—Escribo en una plataforma de libros y pienso publicarlo en físico a través de Amazon.

 Se sorprendió.

—¡Eso es genial!— 

—Sí … 

—¿De qué trata el libro?— 

—Es una historia inspirada en mi pasado y en todo lo que me rodeaba—torcí el gesto.— Una novela adolescente. 

Frunció el ceño. 

—¿Es lo que estoy pensando?— 

—Sí, pero tranquilo. En el libro los nombres son ficticios y no revelo la identidad de nadie. 

—¿Cómo me llamo en tu libro?—Se lo dije y se quedó petrificado. 

—¿Te molesta?—

Negó con la cabeza. 

—No, para nada. Pero me ha tomado por sorpresa. 

—Te entiendo … 

Se pasó una mano por el mentón. 

—¿Cómo se llama el libro?— 

—Maldades y Bondad.

Se levantó del banco, pero yo seguí sentada. 

—Vaya … ¿Lo sabe alguien más del local?—

 —No, Lonut. No lo sabe nadie. 

—¿Cuentas tu enamoramiento por Helio?— 

Me pasé una mano por el cabello.

—Sí.

Alzó ambas cejas. 

—¿Helio lo sabe?—

 —No.

 —¿Se lo contarás?— 

—No lo sé, solo nos saludamos con un “Hola” y un poco más.

En esos momentos su novia lo llamó, hablaban en rumano, pero suponía que le estaría diciendo de marcharse.

 —Sé que había atracción entre vosotros dos, aunque en tu caso era más bien amor que atracción. Por eso te daba consejos para que te olvidaras de él, conocía a Helio y sabía como era. 

Asentí. 

—Lo sé.

 —Helio se portó mal contigo, pero no sé hasta qué punto de la situación, él la cagó, nunca me lo contaste.

 —Es una larga historia…

 —Como para hacer un libro… 

Sonreí. 

—Exactamente. 

—¿Sigues sintiendo por él?—

—No, Lonut, es agua pasada. 

Era totalmente cierto, ya no sentía nada por él. 

—Sí, los años pasan y todo cambia… 

Me levanté. 

—¿Sabes algo de Nika?— 

—Estuvimos dos años juntos cuando te alejaste, pero finalmente cortamos la relación y ella se fue a vivir a Teruel.

Sabía que estaba viviendo en otro lugar, pero no sabía que era en Teruel.

—No sabía que se había ido a Teruel.

Asintió.

—Creo que le va bien. 

—Me alegro por ella. 

Pensé que ya era hora de terminar la conversación.

—Gracias por prestarme unos minutos de tu tiempo.

 —De nada. 

Nos dimos un abrazo, un abrazo lleno de nostalgia y a la vez tristeza por aquella amistad que teníamos.

—Una pregunta, ¿qué opinan de mí la gente que te leen?— 

—Al principio caíste mal a casi todos mis lectores, pero después vieron que eras un adolescente loco de alma rota. 

 Sonrió. 

—Eso está bien. 

Lonut caminó hacia su coche, pero antes de eso le dije:

—Otra cosa más, Lonut. 

—¿Qué pasa?— 

—La gente que me han leído nos emparejan en el momento que comenzamos a llevarnos bien.

 Puso rostro de sorpresa. 

—Solo éramos amigos que se animaban en momentos jodidos. Además, te comportabas como mi madre o mi hermana. 

—Lo sé, pero ya sabes como es la gente.

Se río.

—La amistad entre un hombre y una mujer sí existe.

—Lo sé. 

Después de eso, me presentó a su pareja —Mihaela— y se subieron al coche. 
 

***

Seguí caminando y me encontré a mi sobrina Ainhoa con su grupo de amigas, ya era una adolescente de dieciséis años. 

—¡Hola, Nora!—Nos llevábamos tan bien que no me llamaba tía.




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