CAPÍTULO 4
24 de agosto de 2022
Terminé mi libro en la plataforma, pero lo estaba traspasando a Word para subir el formato a Amazon.
Me encontraba tan centrada que me sobresalté cuando mi móvil sonó con el aviso de un mensaje de WhatsApp.
Cecilio Leone
Qué bella estás en la foto de perfil, Nora
😍😍😍
Me sacó una sonrisa tonta.
YO
Te gusta? Muchas gracias, cielo☺️
Qué tal por Cataluña?
Un italiano que estuvo viviendo en Galicia desde la infancia, pero se trasladó a Cataluña por motivos de trabajo.
Admiraba su valentía, dejó Galicia y puso rumbo a Cataluña, en una ciudad donde no conocía a nadie. Tener que adaptarse a un nuevo ambiente era de admirar.
Cecilio y yo nos conocíamos desde hacía casi diez años aproximadamente… Nos conocimos a través de ask.fm y desde entonces una conexión, amistad y atracción existía entre nosotros, pero las relaciones a distancia no me convencía por mi experiencia con Germán hacía mucho tiempo.
Recibí su contestación:
Cecilio Leone
Me encanta, Nora, estás guapísima.
Muy bien, aunque no he parado de trabajar y me encuentro muy agotado :(((
«Me sonroja, siempre lo hace ...»
YO
Jo, me vas a ruborizar ☺️
A mí se me da muy bien los masajes, si quieres te doy uno ;)
Mientras esperaba su respuesta, entré a ver los estados de WhatsApp y vi que subió algo; subió un vídeo de él vestido con un traje negro, corbata a juego y camisa rosa. Estaba guapísimo, eso debía reconocerlo. Un hombre de cabello castaño oscuro, barba perfilada y muy alto, al menos por lo que se podía apreciar.
Cecilio Leone
Sí, de hecho, creo que deberías acercarte a darme alguno ;)
Me llegó una notificación de Instagram, pero estaba centrada en mi conversación con el italiano.
YO
Sabes que te los daría encantada de la vida, cielo.
«Escribiendo...» Leí.
Cecilio Leone
Una lástima que vivamos lejos :(
«Una verdadera lástima ...»
Decidí ser sincera y decirle lo guapo que se veía con ese traje.
YO
Lo sé, la vida es injusta:(
Por cierto, me encanta la historia que has subido, te queda increíblemente bien el traje🤤
Vi las dos palomitas, lo había leído.
Me volvió a salir “escribiendo …”
Cecilio Leone
Gracias, guapísima de mi corazón. Qué linda eres conmigo 😭😭
Sonreí.
YO
Hahaha, porque sabes el gran cariño que te tengo, me encanta hablar contigo x)
Me reaccionó con un corazón.
Mis amigas de Latinoamérica y Briana, me dieron un consejo por mi propio bien, que olvidara a Roque e intentara conocer a otros hombres. Había sufrido mucho y merecía ser feliz de una vez por todas. Mi enamoramiento por Roque no sería correspondido dado su cariño hacia mí como mejor amiga.
No tenía suerte en el amor, eso era más que obvio.
Date una oportunidad, amiga.
Mi amiga colombiana, Daniela, me había dado ese consejo y sabía que tenía toda la razón del mundo.
Quizá era lo que debía hacer, buscar otras oportunidades para poder ser feliz.
Finalmente di por finalizada aquella conversación con el guapo y apuesto italiano.
***
Estaba sentada en la terraza de un bar que se encontraba en lo alto de un centro cívico, muchas veces me dirigía allí para escribir en mi portátil. Esa vez me encontraba de nuevo corrigiendo y dando los últimos detalles para subir mi libro a Amazon.
Alcé la vista y fruncí el ceño, vi que un hombre subía por las escaleras y su mirada azul se encontró con la mía.
«Helio…»
Mi presencia allí hizo que se sintiera incómodo, eso me lo trasmitió. Me asombró el pase de los años, lo que una persona podía cambiar física y sicológicamente. Ese Helio al que yo conocía jamás se hubiera puesto nervioso y mucho menos lo demostraría. Pero ya no tenía diecisiete años, tenía treinta.
Se acercó a una de las mesas donde sus amigos se encontraban, unos amigos que no conocía ni eran de Ceturum. Sabía que Helio no tenía ningún trato con el grupo del local, desde hacía muchos años no les veía juntos.
Seguí escribiendo e intentando ignorar que Helio se encontraba allí, aunque sentía una mirada clavada en mi persona. Noté unos pasos y volví alzar la vista, Helio caminó hacia mí.
—Puedo… ¿Puedo sentarme?—
Asentí.
—Sí, claro.
Se sentó en la silla.
—¿Qué tal estás?— Preguntó.
Suspiré.
—Muy bien, ¿y tú?—
—Muy bien… Estoy currando en una residencia.
—Qué bien, me alegro mucho que te vaya genial en el trabajo.
De pronto nos quedamos en silencio, un silencio incómodo.
Me quedé mirándole; sus ojos seguían con ese azul destacable, pero la barba le había crecido mucho al rededor de la barbilla.
Obviamente estaba más maduro, aunque seguía teniendo buena presencia.
Se pasó una mano por su cabello corto y habló:
—¿Tú en qué curras?—
—Ahora mismo estoy con los últimos detalles de mi libro para subirlo a Amazon.
Alzó ambas cejas.
—¿Escribiste un libro?—
Sonreí un poco nerviosa.
—Sí…
—¿De qué va exactamente?—
No estaba preparada para decirle, así que solo me limité a contarle por encima.
—De adolescentes...