Arrepintiéndome de ser tuya.

♡U N O

[Tiempo atrás...]

Desperté incluso antes de que la alarma sonara, era un día muy especial, agendamos una cita con una ginecóloga obstetra que se caracterizaba por ser muy buena atendiendo embarazos e indicando los procedimientos necesarios para embarazarse, la mayoría de los ginecólogos anteriores a los que asistimos, nos la recomendaron como última opción, teníamos fe y optimismo, esperábamos que la nueva ginecóloga pudiera ayudarnos a obtener lo que tanto anhelábamos.

Zarandeé con delicadeza a mi novio para despertarlo y al ver que mis acciones no tuvieron el resultado que esperaba, me levanté para saltar en la cama como si fuese una niña pequeña despertando a sus padres.

Solté risitas, me emocionaba mucho lo que haríamos hoy, me encantaba amanecer todos los días a su lado y ser un poquito odiosa para que mi osito dormilón se despertara, siempre tuvo el sueño muy pesado y hasta cierto punto era bueno que descansara, porque una vez que tuviésemos a nuestro bebito o bebita, las horas eternas de sueño extinguirían, conociéndolo tan bien era probable que no se despertara ante los llantos nocturnos de nuestro bebé, pero estaba segurísima de que no se dormiría hasta asegurarse de que tanto nuestro pequeño como yo, estuviésemos bien, el único detalle era que aún no había bebé, pero lo habría, me esforzaría demasiado para que ambos pudiésemos cumplir nuestro sueño de ser padres.

Continué saltando con más fuerza de un lado a otro de su inerte cuerpo semidesnudo, amaba todo de él tanto interna, como externamente, no podía dejar de admirar su cuerpo tan fornido a causa de sus frecuentes visitas al gimnasio y a sus múltiples entrenamientos de diferentes deportes, nunca entendería de dónde sacaba tanta motivación para ejercitarse, era una perezosa, pero de vez en cuando me gustaba ir a entrenar tenis con Kaylene, aunque desde que tuvo a mi sobrinita Aimee rara vez íbamos, entendía que su vida no podía ser completamente igual a como era antes de la llegada de la pequeña que llegó a cambiar e iluminar la vida de todos.

—¿Daphie? —bostezó con amplitud —¿qué pasa?

—¡Es hoy, osito! —alargué la “o” en ambas palabras —¡levántate! —seguí molestándolo haciendo que el colchón subiera y bajara ante mi poco peso.

—¿Qué pasa hoy? —se rio abriendo más sus ojos y observando las tonterías y media que hacía para que se levantara.

—Es nuestra cita con Alaia —dejé de brincotear y me acosté a su lado para acariciarlo con el mismo amor y cariño de a diario.

—¿Alaia? —frunció el ceño y se acercó a mí para dejar un beso casto en mis labios.

—La nueva ginecóloga, osito —besé la punta de su nariz burlándome por lo descolocado que se encontraba al recién despertar.

—¡Cierto! —sus ojos se iluminaron —esta es una de las cosas que más amo de ti, mielecita —suspiró enamorado.

—¿A qué te refieres? —sonreí, no podía hacer otra cosa ante el precioso hombre que tenía a mi lado «literal y metafóricamente» —¿a mis lagañas, a mi cabello despeinado o a mi aliento mañanero de dragoncito? —negó sonriendo.

—Todo me encanta de ti, pero me refiero a la manera tan alegre en la que despiertas, me contagias por completo y te amo por eso y múltiples cosas más, mielecita —pellizcó mi mejilla —lo sabes, ¿verdad? —asentí.

—Vives para demostrármelo —lo abracé con fuerza, la temperatura en el exterior era alta, pero gracias al aire acondicionado podíamos abrazarnos sin quedarnos pegados a causa de nuestro sudor, lo que nos sucedía muy seguido en el departamento anterior en el que vivíamos, ahora teníamos un poquitito de más estabilidad económica y lograrlo no fue nada fácil, pero trabajando en equipo podíamos lograr todo lo que nos propusiéramos.

En nuestro departamento anterior el aire acondicionado se descomponía muy seguido, era muy pequeño, no podíamos invitar a nadie para que nos visitara, por lo estrecho que era y por lo limitado que era el espacio y ni qué decir de lo imposible que sería ser padres en aquel departamento, por eso tomamos la decisión de buscar un hogar que fuera mejor que el anterior, pero antes de eso, optamos por hacer un viaje al extranjero.

Dejamos nuestros empleos, nuestro departamento y nuestra vida entera en San Diego, con nuestros ahorros pudimos recorrer parte de África y fue jodidamente magnífico, a Jake y a mí siempre nos llamó mucho la atención ese continente y al tener la oportunidad de hacerlo al ser jóvenes, tener ahorros y poder encontrar otro empleo al regresar, decidimos emprender nuestro viaje para despejarnos un poco del estrés de no poder ser padres, disfrutamos algunas semanas fuera de nuestro país, pero regresamos de inmediato al enterarnos que nuestra sobrinita había nacido.

Ver la felicidad de mi hermana y de Alexey al poder ver, besar, cargar, acariciar, olfatear y abrazar al producto de su amor provocó que mis ganas de ser madre se multiplicaran sin éxito alguno y deseaba de todo corazón que nuestra visita con la nueva ginecóloga por fin diera los frutos y resultados que tanto anhelábamos.

🍼🍼🍼

Luego de juguetear un ratito en la cama, de desayunar y de asearnos, llegamos con anticipación al consultorio de Alaia.

Quedé impresionada con la cantidad de personas a las que atendía; desde mujeres embarazadas hasta chicas que parecían ir en busca de métodos anticonceptivos o simples «pero importantes y necesarios» chequeos.




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