Jimin.
Hoy es el día de la primera presentación del evento al que la señorita Kang me ha invitado, uno en el que confieso, estoy nervioso. He sentido estos nervios cuando estoy a punto de salir en un concierto o entrevista, cuando salgo acompañado por los chicos o es alguna clase de solo.
No me sentía tan nervioso, porque sabía que los chicos estaban ahí, detrás de mí para apoyarme, pero aquí es diferente. Los únicos que me acompañaron fueron mi equipo de seguridad y Anya, porque logré convencerla de que me acompañara, a pesar de que ella dice odiar esta en las multitudes.
–¿Por qué estás tan nervioso? –preguntó curiosa, luego de bostezar un poco.
–Es que es mi primer trabajo solo, no quiero echarlo a perder.
–Dudo que lo hagas, eres demasiado perfeccionista para eso –me consoló, mirándome a través del espejo frente a mí –. ¿Tu compañera aun no llega?
–Ella se está arreglando en la otra habitación, de hecho, la que llegó tarde fuiste tú –la acusé, a lo que sonrió apenada.
–Me disculpo, me quedé un poco dormida y me vine corriendo, por así decirlo. De todos modos, no tienes nada de qué preocuparte, lo harás excelente.
–Muchas gracias por venir, lo aprecio mucho –le sonreí, al mismo tiempo que tomaba su mano.
–No hay nada que agradecer, Mochi, lo hago con mucho gusto. Ahora, ¿quieres ayuda para ponerte el antifaz?
–Por favor –asentí, al mismo tiempo, que escuchaba unos leves toques en la puerta.
Di la orden de que pasaran, viendo entrar a la señorita Kang junto a Elena, quien ya tenía su vestuario y su antifaz. Anya ignoró su presencia de modo experto, mientras seguía ajustándome el antifaz, mientras les sonreía a las recién llegadas.
–Buenos días, Jimin. Veo que ya te encuentras listo –sonrió la señorita Kang.
–Así es, aunque estoy un poco nervioso –confesé, mirando a Elena.
–No te preocupes, confió en que lo haremos muy bien –me confortó, mientras sonreía un poco.
–Muchas gracias –asentí, señalando a Anya –. Por cierto, traje a mi amiga Anya para que me acompañara, espero no les moleste.
–Ningún problema. Soy Kang Mi So, antigua mentora de Jimin y actual mentora de Elena –se presentó, estrechando la mano con Anya.
–El placer es mío. Anya Marquez es mi nombre –asintió, dirigiendo su mirada hacia Elena, quien estiro su mano hacia ella.
–Elena Miller, un placer.
–Lo mismo digo, Elena –sonrió, ladeando la cabeza mientras soltaba su mano –. Debo decir, que fui un poco chismosa y busqué videos sobre ti en internet. Bailas increíbles, eres una diosa en ello.
–Muchas gracias, Anya –asintió, haciendo sonreír mas a Anya.
–De nada, un placer halagarte –le guiñó un ojo –. Ahora los dejó, iré a colocarme en un lugar lo suficientemente cerca para grabarlos, así que nos vemos luego y éxito con su presentación –se despidió, saliendo de la habitación.
–Bueno, yo sólo quería tenerlos reunidos para desearles mucho éxito en esta primera presentación, sé que dejaran en alto el nombre de la academia y el baile en general –dijo la señorita Kang con una sonrisa.
–Muchas gracias por sus buenos deseos, daremos lo mejor de nosotros –dijo Elena con una media sonrisa.
–Yo sé que si, confió mucho en ustedes –sonrió la señorita Kang.
Una chica se asomó a la habitación, avisando que el evento ya iba a comenzar. Me puse de pie y salí con ellas, para caminar hacia la parte trasera del escenario, justo en las bambalinas, mientras que el que parecía ser el Director de la Universidad daba unas palabras, antes de invitar a la señorita Kang al escenario, para dar un breve discurso.
Sacudí un poco mis manos, tratando de alejar la pesadez en ellos debido a la ansiedad que comenzaba a sentir, cuando me fijé en Elena. Tenía los ojos cerrados mientras murmuraba un par de palabras en voz tan baja, que no lograba escucharla. Me quedé mirándola, notando que por ver primera tenía el cabello suelto.
Estaba arreglado en suaves y abundantes ondas que llegaban un poco debajo de su pecho, sus ojos iban muy maquillados y sus labios tenían un tenue color rosa. Su vestimenta era un pantalón ajustado de cuero, botines y una blusa que dejaba su vientre al descubierto, todo por completo en color negro.
Ahora se veía ruda, elegante, era difícil de ignorar. Mi vestimenta también era de color negro, pero me gustaba más enfocarme en ella. Lentamente abrió los ojos, pero no parecía sorprendida de mi mirada, al contrario, sólo me dio una pequeña sonrisa, ladeando un poco su rostro.
–¿Te encuentras listo, Jimin? –preguntó con voz suave.
–Por supuesto, Elena.
Ella asintió, justo en el momento en que nos dieron la orden de ir al escenario. Caminamos hacia allá, observando rápidamente la cantidad de gente que había. Era bastante, no tanta como para intimidarme, pero tampoco para no pasarla por alto. Como ya lo habíamos ensayado, me quedé cerca de una esquina, fingiendo hablar por teléfono, mientras Elena pasaba al frente mío sin darme una mirada.