Farijh.
–¿Y? ¿Qué es lo que opinas? –escuché preguntar a Lena a través de la llamada telefónica que estábamos llevando a cabo desde hace unos cinco minutos.
–Que esa persona que te ha escrito es muy dulce –respondo, aun viendo las capturas de pantalla que me envió y veo a través de mi laptop, la cual traje a la universidad, debido al inicio de mi tesis con Elise –. Hablar de esa manera de algo tan importante para ti es algo dulce, se nota su admiración por ti.
–Creí que había interpretado mal las palabras la primera vez que lo leí, pero ya veo que no fue así –murmura en medio de una risa que sé identificar como nerviosa.
–¿Por qué no podría ser posible que alguien te llegué a admirar de ese modo? Eres increíblemente talentosa, no he sido la única que te lo ha dicho.
–Soy consciente de eso, sólo es el shock que aun siento por esas palabras. Físicamente es difícil ocasionar ciertas emociones, sentimientos y pensamientos en otra persona con acciones y palabras habladas, pero cuando decides hacerlo a través de personajes ficticios, un mundo que no existe más que en tu imaginación y palabras escritas, es mucho más complicado –suspira.
»No puedo explicar detalladamente lo satisfecha que me siento cuando logró ese objetivo en las demás personas que me leen, es una emoción que me gusta experimentar una y otra vez, que me motiva a continuar cuando no tengo las ganas suficientes o mi inspiración está bloqueada, es por ello que aun no me rindo.
–Entiendo lo que quieres decir –sonrió levemente, sosteniendo de mejor manera el celular en mi oreja –, es bonito cuando la gente reconoce y aplaude tu esfuerzo, te hace sentir que todo ha valido la pena.
–Exactamente.
–¿Y no has intercambiado mensajes con ese fan?
–No tanto como quisiera. Tuve que enfocarme en un trabajo en equipo que casi me hace querer ahorcar a uno de los integrantes, sin embargo, logré resolverlo sin el uso de violencia. Planeo seguir con el contacto, porque confieso que estoy curiosa, algo en sus palabras me llama la atención.
–Sería una buena idea, sólo asegúrate de que no sea un acosador o alguien con malas intenciones.
–No te preocupes, tendré cuidado –asegura –. ¿Y a ti que tal te va con tus presentaciones? ¿Jimin se ha logrado acoplar a tu sutil modo de practicar?
–No soy sutil al momento de practicar –murmuró confundida de su palabra.
–Lo sé, nena, nunca eres sutil en ello –se ríe.
–Oye, eso no es gracioso.
–Lo es, pero no has contestado mi pregunta.
–No sabría decirte, no ha existido ninguna queja de su parte, parece que trabajamos bien juntos.
–¡Uff! Debí imaginar que sería igual de perfeccionista y obsesivo que tú, sin duda son el uno para el otro.
–No lo somos, al menos no lo soy yo… –susurró en voz baja.
–¿Ah? ¿Cómo qué no?
–Él jamás se fijaría en mi de ese modo, pero tal vez si en Elena…
–Nena, ¿qué sucede? ¿Por qué de pronto hablas así? –pregunta con voz suave y calmada.
–Porque lo he notado –suspiro de manera pesada –. Jimin me observa de manera diferente cuando llevo esa mascara, porque también he notado sus miradas cuando no la tengo. Admira a Elena muchísimo, la manera en la que habla de ella es impresionante, y lo confieso, siento celos y envidia de eso.
»No puedo evitar sentirme dividida entre dos personas diferentes, porque en donde Elena triunfa, Farijh pierde, no soy nada comparada con ella, ni siquiera una mísera sombra –terminó de hablar, esperando unos segundos antes de que Lena hablé.
–Nena, en primer lugar, la única razón por la que Jimin o alguien más te puede llegar a ver de maneras diferentes, es porque te empeñas en separar algo que es una sola cosa, una sola persona. Te empeñas tanto en separar ambas partes de ti, en diferenciarlas en cada oportunidad, que casi has roto cualquier punto que podría unirlos en un futuro.
»En segundo lugar, sigo sin entender porque ocultas tu rostro al bailar. ¿Cuál es tu miedo? ¿Qué descubran de quien eres hija? ¿Qué gracias a la fama de tus padres has llegado lejos? Porque ambas sabemos que no es así, tu talento habla por sí solo, sosteniéndote tan fuerte, que has creado una gran reputación que muy pocos se atreverían a destrozarla, así que, ¿cuál es la razón?
–Ya ni siquiera lo sé –confieso, confundida de todo –. Al principio fue porque quería forjar mi propio camino, se sentía como lo idóneo, pero ha pasado tanto tiempo y tantas cosas, que ya no lo sé –murmuró, sintiendo un ligero nudo en mi garganta.
»No puedo negar que a veces, me imagino lo que sería de mi vida si dejara de usar esa mascara, de que todos vean quien soy y lo que he logrado, pero, ¿y si todo sale mal? ¿Si los decepciono?
–No puedes complacer a todo el mundo, nena. Debes meditar en esos pensamientos y dudas, porque te aseguro que no existe una “Farijh” o “Elena” en ti, ambas eres tú, no por nada eres Farijh Elena Spencer Miller, y cuando te des cuenta de eso, todo se sentirá mejor.