Arte Marginal: retrato de una asesina

LOS PADRES DE ZOE

Zoe nació hace 35 años en el seno de una familia acomodada. Cuando ella tenía 10 años su padre fue nombrado embajador de Francia en la Polinesia Francesa. Ella era hija única, y su madre, una pintora. Desde niña Zoe se acostumbró a ver a su madre frente a un lienzo, entre pinceles y acuarelas y ella se empapó de esa pasión. 

Cuando su padre anunció que tenían que trasladarse a Tahití por su reciente nombramiento, Zoe pensó en unas vacaciones en un paraíso tropical y es que Tahití, la isla más grande de la Polinesia Francesa, es un paraíso cautivador enclavado en las azules aguas del Pacífico Sur. Famosa por sus playas idílicas, sus frondosos bosques tropicales y su cautivadora cultura.

La costa de la isla está adornada con una cadena de playas prístinas, cada una con su propio encanto único. Desde las suaves arenas blancas de Puna Pau hasta las costas volcánicas negras de Taharuu, las playas de Tahití son un refugio. Y, adentrándonos en el interior, Tahití desvela sus frondosos bosques tropicales, rebosantes de flora y fauna exóticas, que son el hogar de cascadas en cascada, que añaden un dramatismo a la belleza del paisaje.

La vida de Zoe da un giro inesperado al trasladarse a Tahití, a este paraíso del Pacífico. A la temprana edad de diez años, Zoe, junto con sus padres, se embarca en un viaje que marcará profundamente su visión del mundo y su arte.

La capital de Tahití, Papeete, se convierte en su nuevo hogar. Aquí, en contraste con el bullicio y la arquitectura clásica de París, la familia de Zoe se instala en una casa típica de Tahití. La casa de Zoe es  un espacio exótico y encantador, es una mezcla perfecta de la arquitectura tradicional tahitiana.

Ubicada en las afueras de Papeete, la capital de Tahití, la casa está rodeada de un jardín exuberante, donde florecen hibiscus, gardenias y orquídeas, perfumando el aire con su dulce fragancia. Palmas y frondosos árboles de mango proporcionaban sombra y frescura, creando un ambiente naturalmente tranquilo y sereno.

El diseño de la casa se inspira en los fare, las viviendas tradicionales taitianas. Construida principalmente de madera local y techos de paja que se integran armoniosamente con el entorno natural. El techo alto y abierto permite una ventilación excelente, manteniendo el interior fresco incluso en los días más cálidos. Amplias ventanas y puertas corredizas de cristal se abren hacia amplias terrazas, borrando los límites entre el interior y el exterior, y ofreciendo vistas impresionantes del océano y las montañas circundantes.

El interior de la casa refleja una elegante simplicidad. Los suelos de madera pulida contrastan con las alfombras tejidas localmente y los tapices que adornan  las paredes. La decoración incluye tanto muebles modernos como piezas artesanales haitianas, como tallados en madera y objetos de arte hechos con conchas y corales. Cada habitación esta adornada con toques de color y texturas naturales.

La madre de Zoe, una pintora apasionada, encuentra en Tahití un manantial de inspiración inagotable. Fascinada por el trabajo de Paul Gauguin, quien también encontró refugio en estas islas, se sumerge en la creación de obras que reflejan la belleza, la cultura y los colores vibrantes de su nuevo entorno. A través de los ojos de su madre, Zoe comienza a ver el arte no solo como una forma de expresión, sino como un puente entre culturas y tiempos.

En la casa, su estudio está lleno de pinturas en proceso, pinceles y paletas de colores. Zoe pasa horas observando a su madre pintar aprendiendo sobre mezclas de colores, sombras y perspectivas mientras suena música en un tocadiscos día y noche. Su madre, Claire, deambula en la estancia como si fuera un ser de otro mundo, con sus ropas blancas de batista, como si de un ángel llegado a la tierra se tratase. Esta exposición temprana al arte y al proceso creativo jugará un papel importante en el desarrollo de su amor por el arte.

Durante su estancia en Tahití, Zoe descubre un mundo completamente nuevo. Se siente cautivada por la cultura y las tradiciones de la isla, especialmente por el arte taitiano de los tatuajes. Estas marcas no son simplemente adornos corporales; son narrativas de vida, símbolos de rango, honor y experiencias personales. Zoe pasa horas observando a los maestros tatuadores, aprendiendo sobre los significados detrás de cada diseño, cada línea y forma.

Esta experiencia en Tahití se convierte en un punto de inflexión en la vida de Zoe. La riqueza cultural de la isla, la conexión profunda de sus habitantes con la naturaleza y el arte, y la simbología intrínseca de los tatuajes tahitianos, todo esto se infiltra en su ser y despierta en ella una pasión por el arte en sus formas más puras y expresivas.

Su padre es un hombre carismático. Con una carrera diplomática impresionante, tiene  un profundo conocimiento de la política y las relaciones internacionales. Como embajador, su papel no solo consiste en mantener y fortalecer las relaciones entre Francia y Tahití, sino también en representar y promover los intereses franceses en la región. A pesar de su agenda ocupada y las responsabilidades oficiales, se esfuerza por estar presente en la vida de Zoe, inculcando valores como el respeto por diferentes culturas, la importancia de la diplomacia y el entendimiento internacional.

Los padres de Zoe, con sus respectivas pasiones y profesiones, crean un ambiente enriquecedor que fomenta la curiosidad, el aprendizaje y la apreciación de la belleza en sus diversas formas. Mientras su padre le enseña sobre el mundo de la diplomacia y la importancia de las relaciones interculturales, su madre le transmite el amor por el arte y la expresión creativa. Juntos, proporcionan  a Zoe una educación única y multifacética, cimentando las bases de su futura carrera como galerista y su profundo entendimiento del arte en todas sus expresiones.

El interés de Zoe en los tatuajes de los pueblos aborígenes de las islas del Pacífico, especialmente en Tahití, la lleva a descubrir un mundo fascinante de historia, simbolismo y rituales. Los tatuajes en estas culturas no son solo adornos corporales; son una parte integral de su identidad, historia y espiritualidad, de origen ancestral, sus diseños reflejan la historia personal del individuo, su linaje, estatus social, habilidades, y logros pero también protegen el espíritu. Se realizan en un contexto ritual y ceremonial y los realiza un  "tufuga ta tatau” . Los tatuajes están profundamente arraigados en las creencias espirituales y sociales. Se cree  que proporcionan protección espiritual y están estrechamente vinculados a la naturaleza y los dioses.



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En el texto hay: asesinatos, paris, tatuajes

Editado: 05.03.2024

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