RICINUS COMMUNIS

Las semillas de ricino son las semillas de la planta de ricino, Ricinus communis. Son una fuente de aceite de ricino, que se utiliza en una variedad de productos, como lubricantes, pinturas y cosméticos.

Sin embargo, las semillas de ricino también son venenosas. Contienen una toxina llamada ricina, que es una de las toxinas más potentes conocidas.

La ricina es un inhibidor de la síntesis de proteínas. Esto significa que impide que las células produzcan las proteínas que necesitan para funcionar. La exposición a la ricina puede provocar una variedad de síntomas, y en casos graves, la exposición a la ricina puede provocar la muerte.

La cantidad de ricina que se necesita para causar la muerte varía según el individuo. Las semillas de ricino se pueden consumir, inhalar o inyectar. La ingestión es la forma más común de exposición a la ricina. No existe un antídoto específico para la ricina.

Cuando Bastián se despierta, en la habitación del hotel no está ella. Él sonríe al recordar esa noche, al recordar su cuerpo desnudo cuando se despojó de aquel vestido y al rememorar aquella noche de lujuria y pasión. Volverá a llamarla, en realidad ha quedado cautivado por su fuerza, su ternura y su personalidad enigmática. Si, lo hará, necesita verla de nuevo.

Abandona el hotel, y se dirige a su apartamento, donde se viste con su traje de ejecutivo, satisfecho, triunfador. Debe contar a sus amigos su encuentro con aquella mujer misteriosa a la que asaltó en la coctelería.

Horas después, en su trabajo, Bastián empieza a encontrarse mal. Se dirige al baño, tiene ganas de vomitar. Sobre el inodoro vomita sangre. Está alarmado, no puede sostenerse, se apoya en las paredes para mantenerse en pie, mientras sus fluidos sanguinolentos empapan sus pantalones. y tras ello se desploma sobre el lujoso suelo de las oficinas donde trabaja. Cuando descubren su cuerpo, después de forzar la entrada del aseo, sus compañeros no dan crédito a la escena que tienen frente a ellos. Alguno tiene que correr atropelladamente al lavabo a vomitar.

 Bastián tarda pocas horas en abandonar el mundo de los vivos. Ha esperado demasiado sin acudir a pedir ayuda, aunque lógicamente ese era su cometido, tal y como pone en la nota escrita a modo de despedida y firmada por él encontrada en su traje de Armani. Aquella noche del encuentro en el hotel Bastián y Zoe celebraron una fiesta, con una pequeña diferencia. Bastián bebió champán, Zoe Genesis XO.

La copa de coñac que está tomando Zoe es una copa de balón de cristal transparente. La copa tiene una base ancha y una apertura estrecha, lo que la hace ideal para apreciar los aromas del coñac. El tallo de la copa es corto y delgado, lo que permite sostenerla cómodamente. La copa está hecha de cristal de Baccarat, una marca francesa de cristalería de lujo.

 Zoe, sabiendo que le está engatusado, desnuda y con sus guantes blancos de satén, se acerca a él, haciendo arrumacos y le pide:

—Bastian, s'il te plaît... Mon amour, écris ceci pour moi… (Bastian, por favor.... Mi amor, escribe esto para mí.)

Bastián está emocionado, no puede creer que esa mujer tan impresionante esté junto a él pidiéndole que escriba una frase de amor para ella.  Y él lo hace, coge el papel y la pluma que ella le ofrece y, con decisión, estampa en él su sentencia de muerte.

. "Pour toi, je veux quitter ce monde et me perdre dans ton lit toute ma vie” (“Por tí quiero abandonar este mundo y perderme en tu lecho toda mi vida”)

Zoe ha descansado perfectamente. Cuelga su vestido de touloulou en el vestidor. Lleva un traje de falda y chaqueta perfectamente enfundado y camina hacia su galería. Sus tacones resuenan en el suelo empedrado. Se acuerda de Bastián, fue una noche memorable y él estuvo a la altura. Siente no poder volver a verlo, pero él fue el elegido precisamente porque le gustaba y, por ser el elegido, ya no podrá volver a verlo. Fue una mezcla de deseo de venganza y atracción. “Qué lástima” –piensa Zoe.

Entra en un café típicamente parisino. El aroma a café la recibe y la música que suena la transporta. Edith Piaf canta «Non, je ne regrette rien» y Zoe sonríe pensando en la ironía de la canción y en la extraña casualidad de que suene precisamente en ese momento. No, en realidad no se arrepiente de haber conocido a Bastián.

Días después Zoe cuelga un nuevo cuadro en su galería. En él vuelve a aparecer la imagen de la touloulou. El centro lo ocupa un arbusto. Y en el extremo del lienzo hay una figura humana envuelta en un amasijo de vísceras y sangre. Parece un dibujo infantil, un poco siniestro pero sencillo, simple. Y en la base del lienzo hay un pequeño dibujo, parece un tatoo. El cuadro de Zoe es una obra inquietante y evocadora. Es un cuadro que nos hace pensar en la naturaleza de la belleza, la violencia y el mal. El nuevo cuadro de Zoe es un enigma. La touloulou vuelve a aparecer, pero esta vez en un contexto muy diferente. El arbusto en el centro del cuadro sugiere un lugar natural, quizás un bosque o un jardín. La figura humana es una imagen de violencia y muerte. El dibujo infantil del cuadro, con sus colores vivos y su simplicidad, contrasta con la violencia de la escena.

 El cuerpo de Bastián descansa sobre una camilla en la morgue, envuelto en una sábana blanca. La camilla está ubicada en una sala fría y silenciosa, iluminada por una luz tenue. La cara de Bastián está en paz. Los ojos están cerrados, y la boca está ligeramente sonriente. Parece como si estuviera durmiendo.

Pero Bastián no está durmiendo. Está muerto. Los médicos forenses han realizado una autopsia y han encontrado en su estómago restos de ricina y champán. Y también han encontrado la nota en el bolsillo de su chaqueta Armani. Parece, sin lugar a duda, un acto suicida con el resultado esperado.

La policía francesa llega a la oficina de Bastián en París. Los investigadores hablan con sus compañeros de trabajo, quienes les dicen que Bastián era un hombre amable y sociable. Nadie sospechaba que pudiera quitarse la vida.