Artemisa

TREINTAYUNO

— ¿y como le llamaras?—preguntó Dove a Ava.

— no lo sé, desde que llego siempre me quita parte de mi comida, creo que le llamare Goloso.

—buen nombre—Dove acarició al conejo.

Mire por encima de mi revista y Leo aún estaba al lado de la niña.

La niña bostezo.

— ¿te llevo a la cama?—preguntó Leo y ella asintió extendiéndole los brazos. 

Ellos se fueron dejándome solo con Dove.

— ¿no te parece extraño?—preguntó ella y asentí.

— en este lugar nada parece normal, ya estoy acostumbrada—ella sonrió y me vio.

— Leo esta siendo de ayuda para la vampira y la niña.

—Leo es un chico de buen corazón.

— lo es.

Por la puerta entro Cibran y Leah, ella estaba cansada y Cibran la ayudaba a caminar.

—por dios Leah—Dove corrío a ella y la ayudo a subir, mi hermano se dejo caer en el sillón a mi lado.

—no seas duro en su entrenamiento—regañe.

— ella lo pidio, en verdad esta decidida a ser de ayuda para esta manada. 

— me alegra la dedicación que le pone.

Miró hacia las escaleras.

— por el contrario yo quiero entrenar con la rubia.

—¿Dove?

— si, ella se levanta todas las mañanas y entrena en el jardín, e visto la agilidad y rapidez que tiene.

—creo que el no tener a su loba la hace querer esforzarse más.

—también es buena con los cuchillos, da siempre en el blanco, demonios la chica es asombrosa.

— pensé que solo yo y mamá éramos asombrosas.—si, esos eran celos de hermana, él río y me miro.

— bueno ahora hay más—se levantó con una sonrisa y subió las escaleras.

Mire el reloj en la pared, saldríamos al anochecer y estaba preparada, Jasper decidió acompañarme a la manada del sur, me negué de mil maneras pero es tan terco que tendré que llevarlo.

Mire a Tamara bajar.

— recuerda que estás siendo vigilada—le dije a Tamara.

— y tu recuerda que no intentaría nada estúpido con mi hija en las manos del cazador —tenía un buen punto.

 Me levante del sillón y salí a la manada, pronto cumpliría el mes de estar aquí, y al cumplir el mes tomaría la decisión de irme o quedarme, estaba claro que quería permanecer aqui.

—buenos días Luna.

—buenos días—salude a una mujer pasando a su lado.

Pero no quería dejarle una gran responsabilidad a Cibran, para mí él aún era niño, me detuve, ya estaba atardeciendo y llegar en donde empieza el bosque siempre me hace sentir de una manera extraña, como si alguien me vigilada.

Algo se movió entre los arbustos, me puse de manera defensiva lista para atacar, cuando estaba por moverme Jackson salió del arbusto.

— demonios—susurre viéndolo.

— Ariana ¿qué haces aquí?

—¿tú que haces ahí escondido?—pregunte molesta.

— Jasper se enojo conmigo.

— ¿que hiciste?

— se tomo muy enserio cuando le dije que prefieres a los pelirrojos que a los de cabello negro—rodé los ojos.

— sabes que no es cierto.

—lo sé pero Jasper no toma enserio las brom-

—¡te encontre!—Jasper lo tomó de la camisa, en su rostro lucía una gran sonrisa.

—¡te e dicho que jugaba!—grito Jackson.

— claro amigo, yo igual—Jasper lo soltó dejándolo caer— Artemisa—se giro a mi e hizo una reverencia.

— alfa—hice lo mismo.

—¿lista para partir?—tomo mi mano atrayéndola a él.

— claro pero no hay que llevar a Jackson, es molesto—mentí.

— sé que en el fondo me aman— dijo Jackson alejando a Jasper de mí. 

—oye —me queje, Jackson abrazo a Jasper por los hombros y empezaron a caminar conmigo detrás de ellos.

—no puedo creer que una amargada mandona como Ariana haya tenido que ser mate, era mejor alguien dulce como Dove—amplíe los ojos, me lance a la espalda de Jackson y jale su cabello por detrás.

— ¡repite eso!—grite, él se quejo.

— ¡dije que eres asombrosa!—sonreí con satisfacción. Jasper me tomo de la cintura y me aparto de él.

—solo bromea—dijo mientras Jackson acomodaba su cabello.

—y yo solo jugaba, no lo ataque enserio.

— Chicos—cuanto llegamos a la manada el antiguo alfa estaba ahí.

— papá ¿pasa algo?—preguntó Jasper.

— los acompañare a la manda del sur—Jale por última vez el cabello de Jackson y mire al alfa.

— maldición—se quejo Jackson.

—¿pasa algo para que haya tomado esa decisión?—pregunte.

— nada Ariana—miró a su hijo— sé que quedamos en que yo te reemplazaría estos días pero creo que será mejor que te quedes.

— no puedo dejar sola a Ariana—dijo Jasper molesto.

—no estará sola, yo y Leo la acompañaremos.

— iré con usted-

— dije que no—hablo el alfa Evan molesto.

Jasper entró a la casa enojado.

— ¿por qué?—volví a preguntar.

— Ariana... tengo enemigos en la manada del sur y llevar a mi hijo sería un peligro, el hecho de llevarte es un peligro.

— entiendo.

— él no.

—lo haré entender entonces.—sonreí apresurandome a subir a nuestra habitación, al entrar vi las almohadas en el suelo con todo el relleno afuera.

—eres un dramático—dije al entrar.

— yo no hice eso—se excuso.

—iré con tu padre, es incluso más seguro. 

—¿estas diciendo que yo no te puedo proteger?

— no dije eso.

—eso entendi yo.

—entendiste mal.

— si tu lo dices—se encogió de hombros.

— tu deber como alfa es permanecer aquí y proteger a tu manada, obedece a tu padre y en tres días nos veremos de nuevo.

— tu deber como luna es estar a mi lado— negué.

— podre ser tu luna pero también soy artemisa, soy la líder de mi manada— hable intentando calmar mi enojo, no soy un adorno bonito, era más que eso y no me quedaría a su lado sin hacer nada. 

— es mucho tiempo...—suspire para luego sonreír y acercarme a él.

—  tres días, recuerda que es para el bien de la manada y los cazadores—deje un pequeño beso en sus labios tome la mochila que había dejado preparada.



#1790 en Otros
#96 en Aventura
#1131 en Fantasía

En el texto hay: cazadores, hombres lobos, romance

Editado: 20.06.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.