Artemisa

TREINTAYSEIS

Dove

Mire a la vampira jugar con su hija, era asombroso como la unión madre e hija era tan fuerte.

— ¡Mamá detente!— dijo Ava  riendo.

— no hasta que digas que soy tu preferida.

Reí ocultando mi sonrisa, Ava a dicho que Leo es mejor que ella, los celos de madre son los únicos que no son dañinos.

Me levante del suelo limpiando cualquier rastro de tierra de mi falda ¿desde  cuando soy así?

— ¡CORRE!— empecé a correr por el bosque rogándole a la diosa luna otra oportunidad.

Estaba cansada de correr de huir y buscarlo, cuando acabaría con mi sufrimiento.

Me escondí en una cueva, me oculte lo más que pude esperando que no me escuchara.

— ¡sal de ahí ahora! ¡si no sales lo asesinare!

No le creía, él no podía...

— ¿Dove?— levante la mirada observando a la pequeña.

— Ava— mire hacia los lados buscando a su madre.— ¿y Tamara?

— tenia hambre— rodé los ojos, cosa normal de un vampiro— ¿puedes peinarme?

Sonreí mientras la tomaba de la mano y caminaba con ella, mientras caminamos vimos a Ariana entrenar en el cuarto de entrenamiento del alfa, ella golpeaba el saco con solo una mano.

La observe, su fuerza y determinación me recuerdan a ella...

— ¿Dove?.

— sigamos— le dije a la pequeña, entramos a mi habitación y ella se sentó en la mesa de mi tocador, tome el cepillo y empece a desenredar su cabello. 

 Al desenredar su cabello empece a trenzarlo.

— ¿donde aprendiste a trenzar?— preguntó.

— Me parece sorprendente que quieras ser más femenina— dijo ella riendo.

— Tal vez así no me pasara lo que le paso a ella— dije intentando sonreír pero falle.

— deja de hablar así de ella cuando no esta muerta.

Me puse las zapatillas.

— para mí lo esta, ella murió... 

— una amiga mía me enseño— respondí poniendo unos broches para el cabello con forma de mariposa.

— están bonitas— dijo moviendo las trenzas.

— la portadora hace que se vean bonitas— sonreí, ella se bajo de la silla y salio de mi habitación.

Salí de mi habitación cerrando la puerta y empece a caminar al jardín, me gustaba ver a Leah y Cibran entrenar.

— Dove— me detuve a mitad del pasillo.

— alfa— dije.

— vamos no me llames así.

— dime que pasa Jas— dije sonriendo.

— ¿Como va todo con la vampira?— yo era la encargada de vigilarles.

—  todo bien, para Tamara sera imposible salir de aquí con su hija, Ava ama a cada persona de este lugar y no se apartaria.

—  ¿crees que Leo sea su alma gemela?— empezamos a caminar en dirección al jardín.

— es muy obvio— asegure.

— eso creí— mire a Cibran golpear a Leah.—pobre chica.

— no la subestimes— respondí al mismo tiempo que miraba a Leah detener el puño de Cibran—Jackson debería hacer la unión pronto, eso le seria de ayuda.

Jasper rió.

— ella quería ser transformada— amplié los ojos.

— ella no sabe que pasa al hacerlo ¿verdad?— pregunte y él asintió.

— deberían decirle antes de que siga ilusionándose. 

— okey, eso me tocaba decírselo a mí pero— toco mi hombro— suerte.

— ¿pero que?— Jasper se apresuro a salir.

Demonios, era igual que su padre.

— Leah— la llame.

— ¿que pasa Dove?— preguntó.

— Sabes, la unión con Jackson te ayudaría— dije.

— pero yo no quiero hacer la unión, quiero ser transformada— Cibran empezó a reír.

— la transformación no es como los libros— puse mi mano en su hombro— el solo intento de transformación es tu muerte, ningún humano aguanta la transformación, la mordida de un alfa es demasiado dolorosa— ella amplio los ojos.

— okey suena más interesante la unión. ¿pero en que consiste?

— Como sabrás los lobos tienen una vida más larga, además de eso son más fuerte, es por eso que al hacer la unión Jackson clavara sus colmillos en tu cuello— señale el lugar, en sus ojos apareció el miedo—  y al hacerlo tu vida sera igual de larga que la de Jackson, tu fuerza y resistencia mejoraran de igual forma.

— ¿dolerá?

— demasiado

— entiendo...— dijo caminando a la mansión con la mirada baja.

— fuiste demasiado ruda con ella— mire a Cibran.

Su rostro... aparte la mirada, él no.

— ¿pasa algo?— preguntó acercándose a mí.

Me aparte de inmediato.

— nada— respondí.

Una sonrisa apareció en su rostro, era idéntico.

— Vamos Dove, en el tiempo que llevo aquí tu y yo no hemos podido combatir ¿te parece si entrenamos?— se puso en defensa.

Lo mire de arriba abajo y sonreír.

Levante mi puño pero él lo detuvo, su puño intento golpearme pero me agache y golpee su estomago haciéndolo retroceder.

— vaya...— dijo lanzándose a mí, tome su brazo antes de que me golpeara y lo gire para luego empujarlo con mi pierna.

Cibran cayo al suelo, lo mire triunfantemente hasta que jalo mi pie haciéndome caer, levante mi cabeza sintiendo un gran dolor.

— ¡perdón!— se disculpo acercándose a mí, mis piernas también dolía, entrenar con vestido no era lo adecuado, cerré los ojos sintiendo como el dolor disminuida.

— no te preocupes— dije levantándome, abrí los ojos observando los suyos, demasiado cerca para su propio bien.

— ¿Que...— intenta alejarlo pero me tomo de la mano ayudándome a levantar.

— pateas fuerte y te confías demasiado— dijo en mi oído— eres fuerte Dove.

— ¿pasa algo?— me aleje al escuchar a Eluney.

— nada, Cibran me comentaba mis errores— dije sonriendo.

— exacto— Cibran me miro— espero poder continuar con la batalla.

No respondí y me apresure a entrar a la mansión, al entrar choque con alguien.

— ¿pasa algo?— me preguntó Ariana analizándome.



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En el texto hay: cazadores, hombres lobos, romance

Editado: 20.06.2021

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