Arthur : Infiltrada en la historia

♛Tercer Capítulo♚

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Capitulos tres
 

 

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No me molestaba dar un abrazó, desde pequeña siempre abrazaba a todo cosa que tuviera calor, algo cálido que sostuviera mi cuerpo. Era simplemente acogedor y recuerdo, que a la última persona que abracé fue a él

Pero.. Mis pulmones necesitaban algo de el aire fresco urgente, sentía como mis órganos eran aplastados por una trituradora.

—Oye... —masculle con dificultad—Podrías... No sé ¿dejar que mis pulmones tengan algo de libertad?

Sentí como me pegó más a ella para después separarse bruscamente de mi con una pequeña sonrisa melancólica.

—Lo siento cariño —una pequeña lágrima se deslizo por su mejilla, sé la arrebato rápidamente —. Mami está muy sentimental en estos momentos.

Sonreí con algo de dificultad, las costillas me dolían por el apretón.

«Espera ¿Mami? »

—Señora, disculpe. Pero, creo que se confundieron de muerto. —traté de sonar realista, pero ella sólo me miró confundida y con una gran sonrisa en su rostro.

Esta mujer era perfecta.

—Anastasia, cariño. ¿De qué hablas? —su delicada acaricio con suavidad mi cabello .

—Hablo de que no debería estar aquí —agarré su mano alejándola lentamente de mi cabello, ella ladeó la cabeza —,me tengo que ir.

—¿A dónde? —miró a un lugar pensativa,para luego abrir los ojos de golpe.

—¡El duque George de Cambridge! —sonrió, miró a las sirvientas —. Nessa, llama inmediatamente a la casa Cambridge, comenta lo que acabas de ver.

Nessa rapidamente hizo una reverencia antes de salir de la gran habitación.

—Ahora señora —me toqué la cabeza, todo esto me estaba dando jaqueca.

—¿Señora? —frunció un poco el seño —, soy tú madre Anastasia, llámame como tal —suspire.

—Bueno, señora madre —me miró fijamente, dándome a entender que no estaba de acuerdo con el nombre dado. Sonreí dudosamente.

—¿Mami? —ella sonrió.

—Dime cariño —repentinamente toda su rígida mirada se esfumó.

Se sentía raro, era algo completamente fuera de lo habitual, solo decir una simple palabra. Ya tenías a tu madre a sus pies, mientras que la mía, ni quisiera me hablaba.

—Quisiera... —un sonido en seco se escuchó por toda la habitación, puse lo ojos en blanco. Un hombre castaño tratada de mantenerse de pié mientras cuya vestimenta era tan llamativa que me era graciosa. Tal vez, le haría competencia a las de los payasos de circo.

—Llegué —respiró con dificultad —, tarde pero llegué.

—Querido, no debías hacer tanto escándalo al llegar —colocó su mano en la cara en signo de vergüenza.

El hombre sonrió al mirarme, sus ojos brilladan de la emoción mientras se dirigía a mi dirección rapidamente.

Abrí la boca para decir que no me apretara tanto, pero su amplio y duró pecho me calló.

—Mi pequeña —empezó a repartir suaves y rápidos besos por toda mi cara —, mi caramelo, corazón de melón, flor de loto,mi princesa, díamante en bruto.

«¿Eso fue un halagó? »

—Ya, padre para —reí mientras sentía como su tan exagerados besos me hacían cosquillas.

Era ya más predecible quién era él, era mi padre.

—Felipe, deja tus tonterías para luego —dijo mientras reía al compás de mi risas.

—¿Cuales tonterías? —se detuvo mirándola, sonrió —¿No será que la condesa Kenbell está celosa de no sentir cosquillas? —preguntó divertido mientras se acercaba.

Ella se alejó mientras Felipe tratada de hacerle cosquillas. Miré la escena con anheló y en soñación, esa era justamente lo que siempre había soñado. Tener mi familia unida y reír como lo hacían ellos en esté instante.

—¡Ya Felipe! —se escabulló entre sus brazos, sé encamino hacía mi —Muestra hija necesita más atención.

—Lo sé, Melisa —sacó un collar de su bolsillo posterior, con pasos lentos se acercó a mi, colocó despacio el colgante en mis manos —Esto es para ti, pequeña mosca —reí por su comentario —. Y por ser capas de luchar contra tú muerte.

Miré sus ojos, un brillo destilaban de sus pupilas, añoranza y anheló fue lo que descubrí en el. Miré el colgante entre mis manos, sé lo estaban dando a la persona incorrecta; yo no era su hija. Ella probablemente estaba en el lugar que yo anhelaba.

—Bueno —miró a Melisa —, creo que sera mejor que mi pequeña duerma y descansé todo el día. Es lo que sé recomienda después de haber luchado contra la muerte —alzó su dedo en forma victoriosa.

—Si, si querido —Melisa depósito un suave beso en mi frente —. Que descanses cielo —se encamino a la puerta mientras esperaba que mi padre hiciera lo mismo que ella.

—Descansa princesa —depósito un suave beso en donde segundos atras la mujer lo hizo. Para luego caminar hacia la salida dónde Melisa lo mirada tiernamente, agarró su mano y con felicidad se despidió de mi con su mano en el aire. Los dos salieron mientras suspiraba con cansancio.

«¿Qué fue eso? »

—Señorita —miré con sorpresa a Allen.

—Ah, todavía estas aquí —susurré para mi misma mientras desplomaba todo mi cuerpo en la cama.

—Hoy es un día muy hermoso —caminó a paso apresurado hacia las grandes ventana con cortinas blancas. Giró hacia mi dirección sonriente —¿Qué tal si damos un pequeño paseo por los jardines, señorita?

La miré de reojo —¿Ahora que haré? 
 


 

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En el texto hay: reencarnación

Editado: 29.06.2020

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