Arthur : Infiltrada en la historia

♛Séptimo Capítulo ♚

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Capítulo siete
 


 

Lo que él le arrebató

 

Era el momento donde quería reírme de mi misma, y la vida vez  degollar al roedor que se encontraba placenteramente comiendo las migajas que estaban al rededor de él. Sus ruidos al masticar y su mirar amenazante me indicaban que sus intención era que mi nana se despertará con lo insistente que él era al masticar. 
 


 

Hice un movimiento con mi cabeza en busca que se asustará, en cambió él  caminó dos pasos más adelantes dónde estaba con agilidad. Bufé molesta mientras fruncía mi cara, era capás de hablar e tener un acuerdo mutó con un ratón. 
 


 

Así que tal vez, él entienda que tenía que ir se. Antes que por agobiamento le arrojé cualquier cosa metálica de la cocina. Y justamente era lo que impedía que, hiciera cualquier tipo de ruido en la cocina. 
 


 

No iba a retroceder, cada escalón con agilidad y cada paso lento y tortuoso al caminar por los sonoros pasillos rojos, que hacían eco con cualquier cosa que tocará de golpe el suelo. Era una alerta mortal para los guardia . 
 


 

Y, él roedor era más astuto que cualquier guardia de categoría elite en está castillo. 
 


 

—No puedo creer que haya de hablar con un ratón blanco — rodeé los ojos. Sus bigotes se movían rápidamente mientras sus ojos me veían con atención —Veras, necesito que te vayas —coloqué mis brazos hacía  adelanté haciendo que mis manos se movieran en símbolo de espantar —. En tú idioma, es shu. ¿Entiendes? ¡Shu! 
 


 

Su ojos negros intensos, me indicaron que no. 
 


 

—Deja de mirarme así —coloqué mis manos en mis caderas —. Estoy haciendo amigable contigo, Anastasia Kenbell está teniendo misericordia ante alguien más bajó que yo —sus bigotes dejaron de moverse, antes de correr rapidamente debajo de la silla que sostenía mi cuerpo. 
 


 

Si, estaba encima de una silla. 
 


 

Él raton se sentó en sus patas traseras, quedando al frente de la silla roja bañada en oro. Y con sus ojos oscuros me miró fijamente. 
 


 

Traté de tranquilizar mi corazón, estaba estupefacta por la repentina cercanía del roedor hacía a mí. Coloqué mi mano en mi pecho.  Aunque era otra alma, otra persona totalmente diferente que no pertenecía al cuerpo de una niña. Hay construmbres y temores de ella que al parecer su cuerpo se acostumbró; como el miedo a los roedores, y especialmente a un ratón blanco astuto. 
 


 

—Roedor sinvergüenza, tienes que irte. Con tus narices metidas aquí —hice una pausa, continúe —. Quiero decir, con tus patas metidas en la cocina, harás que me atrece en mi búsqueda. Si eso ocurre, algo que no dudó. Me estresaré,  y tú no querrás  verme así querido amigo . 
 


 

Él por su parte movió sus bigotes en signo de aprobación. 
 


 

—Ahora, vete y vuelve cuando seas digno de mi hablá —dije con drama en mi voz. Era unas de mis más destacables manipulaciones. 
 


 

Bufe al ver que él ratón le valió tres tomates lo que le dije. Corrió hacía las migajas de queso que había dejado minutos atras. Con suavidad bajé del la silla temblorosa.
 


 

No vuelvo a tener compasión de él. 
 


 

Con sigilo agarré la pequeña nota arrugada de la mesa de madera que  había  dejado al llegar aquí. Por suerte, lo había hecho antes que las dos tontas  llegarán a interrumpir.  Era una pequeña lista de las cosas que tenía que buscar en la biblioteca. 
 


 

Él roedor levantó sus pequeñas orejas al escuchar un paso en la gran cocina. Con lentitud empecé a poner un pié en el suelo; lo menos que quería era que me descubríera. Pero, su astucia era más aguda que la de Nessa, él había colocado su oreja izquierda en el suelo frío. Y hallar lo que el roedor buscaba, rápidamente levantó su cuerpo y giró su rostro hacia mí. 
 


 

Sonreí a su dirección.Aunque casi estaba contra la pared, fue demasiado lento en su reacción y moviemiento. Ya estaba lista para abrir la puerta, para correr lejos del temor de mi cuerpo. 
 


 

Corrí por los pasillos alfombrados con velocidad. Sin mirar atrás, tenía que llegar a la biblioteca cuanto antes. Quería saber más del extraño libro. 
 


 

Pero de repente paré. No tenía caso corre por un ratón, menos si es lo suficiente astuto para correr detrás de mí. 
 


 

Giré sobre mis talones, esperándome encontrarlo ahí. 
 


 

Mi cara palideció con asombro, mi corazón se estrujó con intensidad mientras me repetía una u otras vez. Qué era una despistada a nivel inmemorable. 
 


 

Él ratón, sostenía el arrugado papel viejo que segundos antes sostenía mi mano, estaba ahora en su hocico. Apretándolo entre sus dientes, se paró en dos pastas mientas movía su cabeza de un lado a otro. Para continuación huir como un ruin ladrón por los largos pasillos del castillo. 
 


 

Apreté mis dientes. Había dejado caer el papel que conectaba mi plan. 
 


 

Por impulsó, mis píes lo empezaron a seguir de prisa. Mis piernas daban largas zancadas para regular mi ritmó lento, mientras que el roedor corría de un lado a otro en sus cuatro patas. 
 


 

Arrugue mi frente al ver como su redondo cuerpo se estiraba para  entrar por debajo de las grandes puertas blancas de la cocina.
 


 

Abrí las puertas lentamente tratando que ellas no rechinaran, por el pequeño espació que deje al abrirlas. 
Que suerte de tener  puertas a cada extremo de la cocina. 
 



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En el texto hay: reencarnación

Editado: 29.06.2020

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