Aunque los niños eran pequeños, sabían algo de geografía, por lo tanto sabían la diferencia entre un país y una ciudad, por eso cuando iban camino a la casa sintieron curiosidad.
Hasta donde habían podido observar, Kelten era una ciudad muy moderna que no se diferenciaba aparentemente en nada de cualquier otra ciudad. Había grandes edificios, centros comerciales, calles y avenidas muy concurridas. La única diferencia era que no había tráfico. Esto lo notó Danny, ya que su padre solía quejarse mucho de los embotellamientos y de los estúpidos a los que en su opinión no debían otorgarles permisos de conducir. Y la razón de que no hubiese tráfico, era la ausencia de vehículos. En lugar de ello, sobre las avenidas había un trazado de vías para la circulación de trenes.
Pero Samantha no tenía idea de qué hablaban, porque nunca había estado en Dublín, ella había crecido en la campiña de Escocia. Sin embargo, no hubo necesidad de explicaciones, porque enseguida escuchó un sonido y en cuanto se volvió, vio un modernísimo Expreso que se había detenido casi en el lugar donde ellos se encontraban y los Natchzhrer los guiaron hacia las puertas. No obstante, el asombro de los chicos fue enorme, Eve introdujo una especie de tarjeta de crédito en una ranura ubicada al lado de la puerta y esta se abrió, más al entrar, no se encontraron en el interior del vagón de un tren, sino que se encontraron en una pequeña y cómoda sala de estar. Los niños miraron asombrados a los mayores y estos les sonrieron.
Les indicaron que podían sentarse, pero los chicos estaban mirándolo todo y cuando por fin habían decidido sentarse, el vehículo se detuvo en lo que le pareció un tiempo asombrosamente corto. Al bajar se encontraron frente a unas verjas, tras las cuales y un poco retirada, se veía una casa con un pequeño pero cuidado jardín. Iván coloco una mano sobre las rejas y estas se abrieron.
Los niños miraron a su alrededor y a Samantha le entró curiosidad, porque parecía una zona rural, no se veían más casas o edificios.
Entraron y luego de mostrarles la casa en un rápido recorrido, los condujeron hasta las habitaciones que ocuparían. Luego de bañarse y cambiarse, bajaron para la cena, pero antes de pasar al comedor, Samantha no lo soportó más.
Samantha corrió y abrazó a Vlad muy aliviada de verlo en casa.
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Editado: 23.07.2022