Arzhvael (libro 1. El Origen)

Cap. 40 Explicaciones

 

Al recibir la orden de Iván, Eve sujetó a Gail, Giulian a Sam, Vlad a Danny, Jonathan a Diandra, Peter a Aderyn e Iván a Mael, y acto seguido apuntaron a distintas partes del techo y las paredes.

  • ¡EGWYL!
  • ¡BREKEN!
  • ¡DESTRUCTUM!
  • ¡DINISTRO!
  • ¡DIRUPI!
  • ¡VERNIETIGEN!

Toda la estructura comenzó a desmoronarse al recibir los impactos mientras que los gemelos en cuanto se sintieron sujetados, cerraron los ojos con fuerza y se concentraron en salir de allí tal y como les había indicado Iván.

Cuando volvieron a sentir que el mundo se detenía, abrieron los ojos solo para sentirse arrastrados en el caso de los chicos, porque las chicas siguieron en brazos de quienes las tenían sujetas, mientras entraban a toda prisa en la Sede de los Arzhaelíes, para sorpresa de los gemelos que solo se habían concentrado en salir, pero sin pensar en un lugar específico, y naturalmente no sabían que una vez que Iván comprobó que habían salido, dirigió el traslado hasta donde se hallaban ahora.

No se detuvieron hasta llegar a la Sala del Consejo, y una vez dentro comprobaron que se encontraba vacía. Iván envió un mensaje a Eowaz mientras las niñas eran depositadas nuevamente en el piso.

Apenas Sam se sostuvo nuevamente sobre sus pies, corrió hacia Vlad  mientras Eve lo hacía hacia Giulian.

  • Tranquila, linda  --  le dijo Vlad a Sam 
  • Tuve tanto miedo de perderte  --  sollozó ella

Entre tanto Eve había abrazado a Giulian.

  • No lo puedo creer  --  estaba diciendo  --  después de tanto tiempo
  • Vamos Vampi  --  dijo él  -- solo fueron unas breves y agradables vacaciones
  • Tonto  --  le dijo entre lágrimas y sonrisas  --  Nadie me había llamado así en mucho tiempo.
  • Si alguien se hubiese atrevido, le habría cortado la lengua  --  contestó él

Una vez que las chicas se calmaron, Vlad se acercó a su hermano y pudo abrazarlo.

  • Eres el mayor de los desgraciados  --  le dijo
  • Yo sé que me extrañaste  --  dijo mirándolo  --  yo también te eché de menos ídem.

Después le llegó el turno a Iván.

  • Realmente no lo creí posible  --  dijo sonriéndole  --  no después de casi once años.
  • Pues fuiste muy iluso si creíste que te ibas a librar tan fácilmente de mí  --  y luego agregó, mirando hacia los lados  --  ¿Dónde…?  --  pero se interrumpió con una advertencia silenciosa de Iván
  • No preguntes nada ahora, luego te explicaremos cualquier cosa que debas saber

Delos se mantuvo apartado junto con los krigers, pero a diferencia de éstos que miraban con sincera admiración a Giulian, Delos lo hacía con antipatía manifiesta. Giulian se volvió hacia los niños y los miró con detenimiento.

  • ¿Gail?  --  preguntó mirando al rubio  --  No es posible que este sea mi pequeño…  --  se detuvo cuando la puerta de la Sala se abrió dando paso a Eowaz, Dorila y Leomer.
  • ¡Por los Tesoros del Gran Druida!  --  exclamó Leomer
  • No lo puedo creer  --  dijo Dorila
  • Bienvenido, Giulian  --  dijo Eowaz tan pausado como siempre
  • Señor  --  saludó Giulian con una inclinación de cabeza
  • ¿Estás en condiciones de hablar ahora?  --  le preguntó el hombre
  • Sí señor  --  le contestó él

Y aunque las niñas opinaban que aquel individuo necesitaba con urgencia un buen baño y un afeitado más urgente todavía, por no mencionar mucha comida, pues lucía una delgadez alarmante, él parecía no sustentar la misma opinión.

  • Bien, ocupen sus lugares  --  les dijo Eowaz señalando los asientos del círculo

Mientras los Arzhaelíes ocupaban sus lugares, los niños se habían apartado discretamente hacia donde estaban los krigers y se dispusieron a escuchar a Giulian. Mientras él hablaba, Danny se preguntó cómo había podido ser tan estúpido para confundirlo con Vlad. Cierto que eran gemelos y según recordaba de su incursión en el Rum Tid, eran idénticos, pero en este momento y después de más de diez años de encierro, Giulian se veía muy diferente a Vlad. Para empezar tenía el cabello muchísimo más largo y enmarañado, se veía más delgado, sus ropas estaban sucias y desgastadas y tenía la sombra de una barba.

  • Estaba oscuro, Danny, y buscábamos a Vlad.

Este pensamiento provino de Sam, por supuesto, él la miró, pero como de costumbre ella miraba hacia otro lado, así que prestó atención a lo que estaba diciendo Giulian.

  • Ese día logré escapar, pero después del dulce tratamiento no me encontraba en condiciones de ir muy lejos, de modo que…
  • Un momento  --  lo interrumpió Delos  --  ¿Estás diciendo que lograste salir de Heimalandinu por tus propios medios?
  • Y a menos que tengas problemas de audición,  no veo necesidad de repetirlo.




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