La primera semana de vacaciones había transcurrido sin muchos sobresaltos, y aunque Giulian echaba de menos despertar asfixiado por el peso de sus hijas sobre su humanidad, así como los nada delicados despertares a medianoche cuando sus hijos intentaban tirar la casa, finalmente había tenido que aceptar que los niños ya no lo eran.
En cuanto Derian dejó la escuela y sin terminar de llegar siquiera a la casa, había anunciado su compromiso con Eurielle, algo que no gustó de manera especial a su progenitor, porque, aunque a diferencia de Aelig, Eurielle se había ganado su afecto, seguía siendo hija de Kenneth McKenzie. Sin embargo, tuvo que amarrar su lengua y no solo eso, sino que casi bajo amenaza tendría que afrontar la terrible tarea de ir a hablar con el arzhaelí para ultimar los detalles de la ceremonia de compromiso.
La época en la que los padres de los chicos de la última generación se habían comprometido, había sido especialmente problemática razón por la cual se habían limitado a anunciar sus intenciones y seguidamente habían contraído matrimonio, de manera que Anne se había mostrado inflexible con respecto a esto diciendo que quería que su nieta tuviese una ceremonia de compromiso como correspondía. Con las cosas así y aunque Giulian intentó aducir que la presente tampoco era la mejor de las épocas, no le quedaría más alternativa que aceptar ir a hablar con Kenny y en esta ocasión quien lo obligaría a ello no sería Samantha, sino su propio hijo.
Si bien los chicos estaban acostumbrados a ello, porque se habían pasado más de diez años asistiendo a esos espectáculos y continuaron comiendo como si nada estuviese sucediendo y en su opinión así era, Giulian pensó del todo equivocadamente que tal vez no tendría que preocuparse mucho, porque aquellos dos parecían aún menos inclinados que él a continuar con aquel disparate, mientras que Aderyn y Samantha lo que pensaron fue que Giulian definitivamente vivía en otro planeta y parecía incapaz de notar lo obvio al menos con respecto a sus hijos. Todos los chicos que asistían a la comida y a la discusión, se giraron a mirar a la parejita cuando esta había hecho silencio y solo para verificar que la dulce Eurielle no hubiese agredido muy gravemente al gemelo, pero al comprobar que solo terminaban su discusión como les era habitual, los chicos continuaron comiendo mientras que los adultos elevaban las cejas al verlos fundidos en un escandaloso beso, aunque por supuesto Dan y Jonathan reían con descaro y lo único extraño era que Giulian no lo estuviese haciendo también.
La mitad de los presentes estaba riendo y la totalidad de los mismos pensaba que Darien se había apropiado de todos los genes diplomáticos al momento de la concepción dejando a su hermano sin ninguno, y en el caso de Samantha miraba a su marido con una sonrisa maligna en los labios.
Finalmente, Giulian no había tenido más alternativa y aquello había quedado resuelto.
Un poco más tarde aquella misma noche, Samantha hizo otro descubrimiento. Todos estaban al tanto de la relación que existía entre Darien y Atenea, y aunque en un principio la mayoría no había apostado mucho por ella, esta se había consolidado para asombro de algunos, aunque no así para Samantha, pero en un momento determinado vio entrar a la pareja y se quedó observándolos durante unos minutos al cabo de los cuales elevó las cejas y ahogó una exclamación. Aunque nadie estaba a su lado, tanto Iván como Darien lo notaron, pero mientras el primero la miró con atención y estaba a punto de preguntar qué le sucedía, se detuvo al captar las palabras que el gemelo estaba dirigiendo a Samantha.
Samantha se las arregló para sonreírle a su hijo y este le guiñó un ojo antes de volver a prestarle atención a Atenea, mientras que Iván se fue derecho a donde estaba Giulian y con escasa delicadeza lo apartó del grupo de chicos con los que estaba incordiando.
Los chicos rieron mientras que Iván había arrastrado a Giulian al jardín.
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Editado: 28.11.2023