Brendan aún estaba estupefacto, pero obedeciendo a la seña que le estaban haciendo, se sentó. Una mezcla de emociones contradictorias, libraban una lucha interna. Por un lado, el alivio y la alegría, y por el otro, el miedo y la vergüenza. Unas gruesas lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas y no se molestó en limpiárselas, ya nada tenía sentido, sería juzgado y condenado.
Como Brendan sabía bastante acerca de ambas historias, porque Iván se había encargado de ello, no interrumpió y siguió escuchando.
Se miraron por unos momentos y Brendan, a través del velo de las lágrimas, intentaba descifrar si le estaban dando otra oportunidad.
Aunque quedaban restos de lágrimas en los ojos de Brendan, una gran sonrisa se dibujó en sus labios cuando vio a su padre caminar hacia la puerta. Sin embargo, ciertamente no estaba preparado para aquello y su joven corazón estuvo a punto de colapsar, porque la mujer que estaba viendo y si bien era su madre, no era la que esperaba ver, y fue en ese momento que cayó en cuenta que quienes estaban allí eran Eve y Vlad, sus verdaderos padres.
La gran variedad de emociones que estaba sintiendo se reflejaron en los cambios que sufrían sus ojos, algo que hasta la fecha solo le sucedía a Elijah y a los gemelos Douglas, pero al menos él no fue consciente que los suyos se habían estacionado en el verde jade de los de su madre mientras las lágrimas caían a raudales de los mismos.
Ambos le sonrieron y Brendan no sabía si reír, gritar o simplemente seguir llorando como lo estaba haciendo, pero de lo que sí estaba seguro, era que el universo lo estaba haciendo merecedor de una gracia que no habría esperado jamás. Los miró por un tiempo que podía haber sido un segundo o toda una vida, pero temía parpadear y comprobar que en realidad no estaban allí, y que su mente le estaba jugando una cruel broma, así que con paso vacilante se acercó a las figuras y extendió una mano con la que acarició con veneración el rostro de su madre, y un mundo de emociones lo sacudieron, pero al segundo siguiente estaba en brazos de aquellos que le dieron la vida y lloraba en forma convulsiva. A pesar de que él amaba a Giulian y a Samantha y nada cambiaría eso, en aquellos brazos y en aquel momento, se sentía más seguro de lo que se había sentido nunca en su vida. Después de un momento los miró con más atención y pensó que a pesar de haber visto fotografías de ambos, en verdad no había diferencia alguna entre Giulian y Vlad, salvo quizá la serenidad en la mirada de este último. Y en el caso de su madre, concluyó que todos estaban acertados y Gaellig Eveska era el vivo retrato de Eve.
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Editado: 28.11.2023