Arzhvael (libro 10. Criaturas Mágicas)

Cap. 32 No tan fácil

 

Aquel había sido sin duda uno de los días más largos y agotadores en las vidas de los miembros de la última generación, de manera que sus cuerpos, aunque jóvenes y llenos de vitalidad, reclamaban descanso. No hubo casi ningún problema con la mayoría de ellos, los problemas se presentaron con Gema y el primer perdedor fue Giulian.

  • Princesita, has tenido un día muy agitado y…
  • Sí papi, estoy cansada, pero no me voy a ir de aquí hasta saber qué va a suceder con los chicos
  • Nada va a sucederles, mi amor – le aseguró él
  • Eso no lo sabré hasta hablar con el abuelo

Giulian maldijo para sus adentros, pero se olvidó muy inconvenientemente quién lo estaba escuchando.

  • ¡Papá! – exclamó Gema – Esas no son formas de expresarte delante de tu hija
  • Perdona hija, pero es que…

No obstante, no sabiendo qué más agregar salió corriendo a buscar a su mujer. El siguiente en fracasar estrepitosamente fue Garlan.

  • Veamos cosita – dijo intentando apartarla del grupo
  • Te escucho perfectamente aquí, padrino
  • De acuerdo – dijo él que había desarrollado mejor su instinto con relación a Gema que el padre de la criatura y solía sujetar sus pensamientos en presencia de ella – ¿Confías en mí?
  • Claro
  • Entonces deja que yo me encargue del… de tu primo – dijo intentando ignorar la mirada burlona del primo – y te aseguro que no tendrás nada de qué preocuparte

Los que escuchaban casi estuvieron seguros que Garlan lo había logrado, porque Gema, y aunque no podía ver, parecía estar mirando sus ojos y considerando lo que le había dicho, y aunque así era, al menos esto último, no en el sentido que esperaban.

  • Yo sé que tú no harías nada que me hiciese enojar padrino, pero sucede que llevo ocho años extrañándolos, ocho años llorando por ellos, ocho años sin saber si volverían algún día, así que no creo que precisamente tú no entiendas que no quiero, no puedo y no voy a separarme de ellos hasta no estar plenamente segura que no estoy soñando

Todos los que conocían a Garlan McEwan tenían claro que era un sujeto práctico, directo, incapaz de ninguna clase de sutileza y sobre todo sumamente terco, antipático e inmanejable, pero también sabían que, por algún extraño motivo, Gemdariel parecía ser su talón de Aquiles, porque con ella el pragmatismo, la rudeza y hasta la antipatía se iban a paseo y la señorita Cornwall había hecho con él lo que se le antojaba incluso dese antes de aprender a hablar. Por todo lo anterior y mientras la escuchaba, Garlan experimentó un variado abanico de sentimientos que no formaban parte de su cotidianidad, de entre los que destacaba un dolor lacerante al escucharla hablar de un sufrimiento del que él había sido testigo y por el que no se había dado descanso desde la desaparición de los chicos. De manera que claudicaría de forma más deshonrosa que Giulian.

  • De acuerdo, cosita, dime qué quieres hacer y está hecho – le dijo

Gema lo obsequió con una deslumbrante sonrisa y después de hacer su petición, el arzhaelí se fue derecho a buscar a Samantha y a Giulian.

  • Eso es manipulación, Gema – le dijo Nathaniel
  • Eso es inteligencia y sobre todo honestidad, Nat, porque no dije nada que no fuera cierto – dijo estirando una mano que fue sujetada por Iker que era el que estaba más cerca – No pienso separarme de ustedes ni un minuto, porque si ustedes no me extrañaron, les aseguro que yo estaba muriendo con su ausencia.

Garlan había entrado cual vendaval en la sala donde estaban reunidos los arzhaelíes discutiendo las acciones inmediatas y tendientes a la protección tanto de los chicos como de los lugares más vulnerables a una posible ofensiva de Ioan y los suyos.

  • ¡Niña! – exclamó haciendo que Eowaz se interrumpiese
  • McEwan, estamos trabajando y por cierto tú deberías… – estaba diciendo Armel, pero fue como hablarle a la pared
  • Hazme el favor de llevar a todos tus pequeños demonios a casa y eso incluye a Nathaniel y a Iker
  • Garlan – intervino Kenny – Iker es mi hijo y…
  • Puede ser el emperador del universo, McKenzie, pero Gema lo quiere a su lado y no hay nada más qué discutir – lo interrumpió y luego volvió a mirar a Samantha – Andando Niña, Gema necesita descansar y no lo hará si ellos no van con ella, pero suponiendo que pienses que el muchachito ese es un peligro en cualquier sentido, y en mi opinión lo es en varios, yo mismo me haré cargo de vigilarlo

Samantha no sabía si reír o si acomodarle un porrazo a aquel individuo, pero no tuvo ocasión para hacer nada.

  • Garlan tiene razón – dijo Eowaz – los jóvenes necesitan descansar y lo que falte por discutir creo que podemos hacerlo más tarde ¿no te parece Iván?
  • Sí señor – dijo él, aunque la última cosa en la que él personalmente podría pensar era en descanso – pero aun no sé qué hacer con Vadik y ni siquiera sé cómo pudo entrar aquí siendo lo que es
  • Eso aplicaría también a Iker ¿no? – preguntó Kenny
  • En realidad, sí – reconoció él
  • Eso es algo que no vamos a resolver de manera inmediata, pero si pudieron acceder a Asgard como narró Elijah, entonces no es tan extraño que hayan podido entrar aquí sin sufrir ningún daño – dijo Eowaz
  • Pero no podemos llevar a ese individuo a Averdeen – dijo Danny
  • ¿Por qué no? – preguntó Gail – Me encantaría ver como arde en llamas el muy bastardo
  • ¡Gail! – exclamó Aderyn
  • ¿Qué? Difícilmente puedas acusarme de insensible con relación a ese desgraciado – dijo del peor humor y Kenny abrió mucho los ojos
  • ¿Esa es la protección que tiene Averdeen en contra de los vampiros? – preguntó pensando en su hijo
  • No es que eso vaya a matarlos, pero nos daría ocasión de prepararnos en caso de que pudiesen atravesar las otras – dijo Iván
  • Asumo que en Averdeen deben tener una bonita celda donde encerrarlo ¿no? – dijo Dorila ganándose una mirada hostil de Elar
  • Ni hablar – dijo Garlan – Gema lo notará y…
  • Vamos Garlan – lo interrumpió ella – no podemos ir por ahí cumpliéndole los caprichos a una niña malc…




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