Arzhvael (libro 10. Criaturas Mágicas)

Cap. 35 Iker

 

Desde que Zoran se había reunido con su padre, y aunque pasaba mucho tiempo en Averdeen en la temporada de vacaciones, normalmente dormía en su casa, pero debido a los acontecimientos recientes, había decidido quedarse unos días en la casa de su madrina, de manera que después de la cena, había ido a su casa para hablar con su tía Adrik quien se mostró comprensiva y no puso objeciones. Por lo anterior, Zoran había sido el último en subir a su habitación debido a que había demorado en regresar.

  • Cuando te conocí te apellidabas Jovanôvic, pero veo que las cosas han cambiado, ZZ

Zoran escuchó la helada voz que identifico con rapidez y se giró para encontrarse con los ojos azul hielo de Iker quien se encontraba sentado en un sillón cercano a la chimenea.

  • ¡Iker! – exclamó
  • No es necesario que despiertes a todos, no voy a atacarte

Una fría sonrisa se dibujó en los labios de Iker mientras le decía eso, porque recordó el día que podía decirse había marcado el inicio de su amistad.

En algún momento y después de la desaparición de los chicos, muchos se habían preguntado cómo era que Gema aseguraba que Zoran había sido amigo de Iker, porque en opinión de todos, para hacer amigos, por lo menos había que ser capaz de hablar, y si bien Iker lo había hecho un poco más cuando había crecido algo, Zoran no les pareció, y aún seguía sin parecérselos, muy comunicativo. No obstante, lo que sus parientes no sabían, era que entre ellos sí hablaban, y que esa amistad había nacido a raíz de un encuentro fortuito.

Como ya se ha dicho, la personalidad de Iker no lo hacía propenso a relacionarse con casi nadie fuera del entorno familiar y eso con dificultad, y siendo que Zoran tampoco era especialmente comunicativo, las posibilidades de que aquellos dos seres entablasen una amistad eran prácticamente inexistentes, pero como decía Eowaz, todo en el universo está perfectamente planificado y tiene un fin específico.

En una ocasión en la que Iker daba uno de sus acostumbrados paseos en solitario, escuchó un gemido y sus sentidos entraron en alerta; extrajo su Athame con velocidad y comenzó a examinar el entorno. El bosque del lado Este no albergaba peligros y no les estaba prohibido a los alumnos pasearse por él, pero en opinión de Iker, el peligro podía encontrarse en cualquier lugar, así que avanzó con cautela hasta que vio una figura acurrucada contra un árbol. Al determinar que no se trataba de una amenaza, guardó su canalizador y se acercó más, pero se sorprendió al ver de quién se trataba y lo primero que pensó fue que el chico se había lastimado.

  • ¿Estás herido, Jovanôvic? – preguntó haciendo que el niño se sobresaltara y lo apuntase con su Gwialen
  • ¡McKenzie! – exclamó haciendo que Iker elevase una ceja
  • No es necesario que alteres a todas las criaturas del boque, no voy a atacarte
  • No espero que lo hagas, es solo que…
  • Te asusté – completó él en tono burlón

Lógicamente ellos se conocían porque iban al mismo año, pero aparte de la ancestral rencilla entre arzhvaels y nemhains que dificultaba mucho las relaciones entre ambos grupos, Iker solo hablaba con sus parientes y Zoran no lo hacía con nadie, de modo que el comentario de Iker no contribuyó en nada a mejorar la opinión que Zoran sustentaba de aquellas personas.

  • Déjame en paz, McKenzie
  • No te estoy haciendo nada, a menos que consideres mi presencia alguna clase de insulto, y si es así…
  • ¿Por qué me estás hablando? – lo interrumpió Zoran
  • Primero, porque se me da la gana, y segundo, porque pensé que necesitabas ayuda

Aquello sorprendió mucho a Zoran por todo lo antes expuesto, pero marcó el inicio de aquella extraña relación, porque ese día el pequeño Zoran estaba especialmente triste debido a que se cumplía otro año de la muerte de su madre, y aunque nunca supo por qué, terminó contándoselo a Iker. Así fue como Iker se enteró que Zoran se sentía culpable por aquella muerte, ya que, según él, su madre había muerto para protegerlo. También se enteró que su padre los había abandonado y también se culpaba por ello, de manera que a sus poco más de siete años, el pobre chico llevaba una carga muy pesada. Sorpresivamente Iker le diría a Zoran que estaban más o menos en las mismas condiciones, pues su madre había muerto cuando él estaba muy pequeño y apenas si la recordaba, pero por algún motivo desconocido, se adjudicaba esa culpa, así como la de que su padre no lo quisiese y para eso sí tenía un motivo, pues Aelig le había dicho que Kenneth no había querido tener más hijos después de Eurielle, y que era por su culpa que sus padres se habían separado.

A partir de ahí nació la relación entre ellos, aunque habría sido difícil para cualquiera calificarla de amistad, porque si bien de ahí en adelante los paseos de Iker ya no fueron en solitario, durante el resto del día no cruzaban nada más allá del saludo, de modo que la única que lo supo siempre fue Gema.

Iker fue sacado de sus pensamientos por la voz de Zoran y volvió al presente.

  • No seas necio hombre, no espero que me ataques y solo me sorprendiste
  • Me alegra saber que al menos alguien no espera eso de mí
  • Siempre fuiste bueno para endilgarte las más horrorosas culpas, así que imagino que tu nueva condición no habrá mejorado eso, pero dudo mucho que alguien en esta familia piense que vas a atacarlo




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