Arzhvael (libro 10. Criaturas Mágicas)

Cap. 54 Zidan

 

Thorlak había sido uno de los últimos berserker en sucumbir a los lazos del amor, pues se había mantenido alejado de las féminas después de la desastrosa experiencia en la que habían muerto sus compañeros. Aunque ellos no habían muerto a causa del amor precisamente, igual Thorlak pensaba que las mujeres eran criaturas peligrosas especialmente para ellos, pues había visto a sus congéneres perder la razón por ellas ya que ninguna se mostraba muy inclinada a corresponderles. No obstante, le llegó el turno y no precisamente de la mano de una mortal o de una criatura mágica que habitase en el plano terrenal ni en el intermedio, sino de Eyra, la Ásynja de la salud.

Inicialmente y como sucede casi siempre, Thorlak no tenía idea de quién era ella y en lo que a él respectaba, solo se trataba de la hermosa doncella a la que había entregado su corazón. Durante el tiempo que duró su relación, él casi se apartó por completo de sus compañeros y vivía con su mujer en una cabaña en medio del bosque. Un par de años más tarde o quizá más, era algo que Thorheld no recordaba bien, porque el tiempo para ellos era poco importante, Thorlak les había dado aviso que esperaban a su primer hijo. Aquella noticia los alegró a todos, pues la llegada de un nuevo berserker siempre era motivo de mucha alegría, pero ésta le duró más bien poco a Thorlak, porque unos días después de las celebraciones por el nacimiento de Zidan, quien por cierto fuese ofrecido a los Dioses de la luz, ya que en opinión de Tholak el niño había nacido en medio de un destello luminoso, Eyra mostró su verdadera identidad y seguidamente hizo su despedida.

De más está decir que Thorlak casi enloqueció; Thorheld y los demás tuvieron que esconder al pequeño Zidan, pues lo usual y ya lo habían vivido, era que cuando un berserker enloquecía por causa de una mujer, intentase no solo quitarle y quitarse la vida, sino acabar con la de su descendencia también, de manera que mientras unos se ocupaban de mantener con vida a Thorlak, otros se encargaban del recién nacido. Aquella lucha le llevó a Thorlak alrededor de diez años, y finalizó un día cualquiera en el que, sentado a la orilla de un lago, apareció ante él la responsable de su desgracia.

  • Thorlak – dijo Eyra

Él se puso de pie con rapidez, pero antes de que pudiese emitir un grito con su nombre, ella lo interrumpió.

  • No, no soy ella. Esa mujer a la que amaste desapareció. Solo he venido a decirte que es tiempo de que abandones la conmiseración por ti mismo y te ocupes de mi hijo.
  • ¿Qué?
  • Yo te escogí a ti como padre de mi descendencia, yo he hecho lo que me corresponde, pero es tiempo de que tú hagas lo que te corresponde a ti. Eres su padre y nadie más podrá darle lo que puedes y debes darle tú.

Un berserker enamorado era asunto serio, pues no veía nada más allá de este hecho y su vida casi se reducía a ello, de manera que era muy improbable que Thorlak estuviese prestando la debida atención a lo que Eyra le decía con relación a su hijo.

  • ¿Es que acaso tu amor fue una mentira?
  • No, pero la mujer que te amó ha desaparecido – repitió

Una ira ciega comenzó a formarse en el pecho de Thorlak, pero estaba muy lejos de poder hacer nada al respecto, pues ante sus ojos se operó la transformación que había tenido lugar diez años atrás y a la que él no había prestado atención estando como estaba inmerso en su dolor. Cuando estaba a punto de saltar sobre ella, la dulce criatura a la que había amado desapareció para darle paso de nuevo a una de mayor tamaño y que, aunque seguía siendo hermosa, era una belleza sobrenatural y rodeada de un halo de luz brillante que a pesar de su intensidad no hería sus enrojecidos ojos, y fue cuando Thorlak comprendió a cabalidad que estaba en presencia de una Ásynja y casi sin participación de su consciencia dobló una rodilla e inclinó la cabeza.

  • Mi señora

Eyra colocó una mano a pocos centímetros de su cabeza y una corriente de energía comenzó a transferirse a Thorlak.

  • Llegó el momento de olvidar y comenzar de nuevo. Has de él lo que te corresponde. Lara ha sido una madre amorosa y todos tus hermanos le han dado el amor de unos padres, pero necesita al suyo. Por sus venas corre la sangre de Thor que es la tuya, de manera que será un guerrero excepcional como todo berserker, pero Zidan también es mi hijo, de modo que es un ser de luz con la misión y el poder de sanar a todo aquel que toque, pero las dos sangres que corren por sus venas vivirán en conflicto, porque son por defecto antagónicas.
  • ¿Por qué yo, mi señora? ¿Por qué un berserker si es como dices?
  • ¿Y tú me lo preguntas? ¿Tú que ya sufriste los efectos de la maldición de Loki? De entre todas las criaturas de este universo, son los berserker los que más lo necesitan, porque Zidan no solo será capaz de sanar las heridas físicas, sino las emocionales, pero jamás podrá sanarse a sí mismo

En este punto, y aunque hasta ese momento Thorlak no se había preocupado en lo más mínimo por su hijo y ni siquiera podía decirse que lo conociese, sintió una enorme preocupación.

  • ¿Tiene que sufrir? Tú tienes el poder de liberarlo de eso.
  • No, no lo tengo. Ni siquiera Odín puede deshacer la maldición de otro Dios, de manera que te necesita. Cuídalo Thorlak, es tu responsabilidad ahora. No podrás evitar lo inevitable, pero debes estar allí para apoyarlo
  • Al menos… al menos suprime el dolor
  • Solo aquel que conoce el dolor, podrá apreciar y valorar en su justa medida la felicidad. Es duro, pero inevitable. Parece injusto, pero es necesario. Ahora ve y conviértelo en el hombre que vino a ser, dale lo que en justicia merece y lo que su sangre reclama, pero jamás intentes reprimirlo, porque esa misma sangre lo impulsará a hacer pedazos a quien lo intente.




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