Arzhvael (libro 10. Criaturas Mágicas)

Cap. 56 Irritante

 

Mientras tenía lugar el pleito entre Izek y Gemdariel, Iván percibió lo que Gema no por estar concentrada en lo que Izek decía, es decir, que la energía de Iker comenzaba a abandonar su materia.

  • ¡Iker!

Gema rompió el contacto con Izek y este cayó de forma estrepitosa, aunque se levantó enseguida, mientras que los otros corrían hacia la cama.

  • ¿Papá? – dijo Nat en tono desesperado
  • Que alguien vaya por el Uzky – dijo Gemdariel
  • Gema no…
  • ¡Háganlo! – lo interrumpió y Nat salió disparado
  • Linda no podemos obligarlo, porque…
  • Podemos y lo haremos, porque lo que no voy a hacer es permitir que muera – dijo ella
  • Quizá ya es tarde – dijo Izek y a Zoran que era uno de los individuos más pacíficos del mundo, le provocó asestarle
  • ¿Por qué? – preguntó Iván
  • Ya casi no le queda sangre propia, y la que le queda está coagulándose, algo que puedes ver tú mismo

Iván se sentía impotente, frustrado y furioso, algo que Gema percibió sin ningún problema.

  • Tranquilo abuelo, va a lograrlo
  • No si no te alejas de él – dijo Izek y ella se giró con la peor de las intenciones – Y si vuelves a atacarme morirá más pronto – le advirtió

Ante la emergencia y siendo que Izek ya le había dicho a Gemdariel lo que él había evitado decirle, Iván decidió apoyarlo.

  • Linda, él tiene razón
  • ¿Qué?
  • Acabas de hacer una bonita exhibición que solo aceleró el proceso – dijo Izek antes de que Iván lograse explicar nada
  • Gema, no significa que seas dañina para él como dijo Vadik – se apresuró a aclarar Iván mirando muy mal a Izek – pero la idea general tiene sustento. Iker está muy débil, y aunque no nos guste, con su transformación su energía ya no es lo que era, de manera que la sobre exposición a la energía positiva justo en este momento es… poco recomendable – concluyó de la forma más delicada posible

La llegada de Nat con el Uzky le evitó tener que continuar hablando, pero pensó que ahora tendría que enfrentarse a la terquedad de Iker.

  • ¿Hay alguna manera de hacerlo beber sin su concurso? – preguntó Gema con una calma sorprendente
  • La hay – dijo Izek avanzando hacia ellos

Acto seguido sujetó al Uzky y con escasa delicadeza clavó sus incisivos en el cuello, acercándolo luego a la boca de Iker. Zoran estaba poco menos que horrorizado al ver la maniobra y seguidamente el chorro de sangre que estaba cayendo en la boca de Iker.

  • ¿No va a ahogarse? – preguntó, aunque nadie le respondió

Mientras todo esto ocurría, Iker había perdido el sentido y su consciencia se desconectó de su materia, lo que lo hizo pensar que finalmente todo había concluido. Sintió pena por los que dejaba atrás, pero era algo muy leve y como una especie de recuerdo que alguna vez dolió, pero que ya no hacía daño. Mientras se alejaba, escuchaba cada vez con menos claridad a los que discutían y sus voces se fueron desvaneciendo hasta perderse por completo.

  • ¿Y ahora qué? – se preguntó al verse en aquella inmensa nada
  • Depende de ti – escuchó a su espalda y se giró con poca sorpresa al identificar la voz de Iván
  • ¿De mí?
  • Así es. Puedes escoger, siempre se puede
  • Seguro – dijo en tono irónico, pero como Iván no le dijo nada, agregó – Por alguna razón esperaba que el dichoso Niflheim fuera algo más… oscuro
  • Lo es, pero no estás en él
  • ¿Y dónde estoy entonces?
  • En ninguna parte y en todas
  • A ver…
  • Aun no has decidido – lo interrumpió y el chico juntó las cejas – Te dije que dependía de ti. Puedes volver o continuar, pero aún no terminas con tus compromisos, lo que te obligará a volver.

Por algún motivo Iker se sintió furioso y quiso golpear a Iván, pero este sentimiento en sí mismo fue lo que lo detuvo. Iker no solo había sido un aventajado estudiante, sino que poseía los conocimientos ancestrales que había ido acumulando a lo largo de sus muchas existencias, de manera que su memoria se activaba cada vez que leía un nuevo libro o escuchaba la explicación de algún maestro. Por todo lo anterior y entre las muchas cosas que sabía, estaba el hecho de que cuando la energía se desprendía de la materia, dejaba atrás los sentimientos de la forma que eran conocidos en su dimensión, de modo que era imposible que estuviese tan furioso a menos que…

  • No estoy muerto
  • No – le contestó su acompañante, aunque no había sido una pregunta
  • Pero quiero…
  • ¿Estás seguro? – lo interrumpió él




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